Las moras agraces, Carmen Jodra. “XIV Premio de Poesía Hiperión”.
Hiperión, Madrid, 80 pp. 1999.
Rincones sucios, Carmen Jodra. Accésit del “XIX Premio de Poesía
Joaquín Benito de Lucas”. Ayuntamiento de Talavera, Colección Melibea, Talavera
de la Reina, 69 pp. 2004.
Sé que la poesía, salvo excepciones,
no suele ser santo de devoción del que guste alardear (desplazada, sin duda,
por el mayor prestigio social que tienen otros géneros), sino que, por el
contrario, exige un culto privado (circunscrito a la esfera de lo doméstico)
que se venera en la intimidad de una habitación propia (caso distinto del de la
novela, que suele consumirse en espacios
públicos, como el metro). Siendo consciente de que la poesía gusta aunque sea
en secreto (no vayáis a pensar que somos unos cursis), me arriesgo a
recomendaros a la poeta Carmen Jodra. Pocos saben que la poesía es un género
incendiario y que el fuego purifica las almas. Con los buenos libros de poemas
desarrollamos la musculatura de la mente. Cada libro es un disco de cromo de un
kilo, ¿cuánto peso podéis levantar con las mancuernas de la lectura? Si queréis
saber el estado de vuestra fortaleza interior, enfrentaos a dos libros: Las
moras agraces y Rincones sucios. Y si ya consideráis que no pasáis por vuestro mejor
momento de forma psíquica, no dejéis de leer estas dos obras y de tonificar
vuestras mentes con un poco de ejercio diario.
En un encuentro
literario convocado por El Cultural entre
la novelista Carmen Martín Gaite y Carmen Jodra, explicaba esta última que
tendía “a la tristeza sin razón”, que la buscaba “donde sea, viendo cómo es la
vida”. Mucho deben al nihilismo y al existencialismo también sus textos.
Carmen, o su trasunto poético, anhela un equilibrio que armonice la polaridad
que enfrenta dialécticamente dos maneras de ser y de estar en el mundo. Sin
embargo, al igual que fray Luis, no encuentra esa paz y el sujeto lírico se ve
en un permanente fuego cruzado entre distintos pares de oposición:
virtud-perversidad, dicha-pena, ironía-desconsuelo, placer-dolor,
homosexualidad-heterosexualidad, aceptación-denuncia, vida-muerte… La búsqueda
de una identidad que vertebre un proyecto de vida, identidad amenazada por las
inseguridades que atraviesa todo ser humano desde su adolescencia, es el gran
tema tanto de Las moras agraces como
de Rincones sucios.
Si alguna de vosotras no
teme enfrentarse a esos espejos que ponen a una delante de sus propias dudas,
pase esta página encuéntrese a sí misma en los poemas de Carmen Jodra.
Esta reseña apareció publicada
en la antología Los Jueves Poéticos en La
casa del Libro, publicada por Hiperión en 2006, páginas 34-35.
Perfección y exactitud como define lo que es poesía y por donde se mueve.
ResponderEliminarUn acierto inequívoco al situar la novela en un entorno más privilegiado.
Yo me quedo en mi -domos- con esos retazos de sentimientos que agujerean e alma y taladradran el corazón. Y noto que sigo VIVO