Apátrida

 
Sinopsis:

Apátrida, poemario ganador del VIII Premio de Poesía Arte Joven de la CAM, es heredero del diálogo y la poesía renacentistas y aborda, con un lenguaje moderno, cuestiones universales como son: la memoria, el paso del tiempo, el contraste entre la apariencia y la realidad, el amor, la muerte o la propia literatura.


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Reseñas:

Artes Hoy, a cargo de Ángel Luis Luján Atienza. 2005.

Nayagua. Número 3. 2005
  
                                             MÁS ALLÁ DE LA LUZ
                                               

La Dirección General de Juventud de la Consejería de Educación madrileña, lleva organizando desde hace siete años los  Premios ”Arte Joven” de la Comunidad de Madrid. Con rigor y  buen hacer, y apoyados en editoriales y jurados de indiscutible calidad, estos galardones se han convertido ya en referente esencial de las nuevas tendencias que vienen generándose dentro de la capital. En su última edición y en el apartado poético, el premio recayó en Apátrida, de Ariadna. G. García.

Es este el tercer poemario de la autora, (Madrid, 1977) -quien por su anterior libro, Napalm, obtuviera el “Hiperión” en 2001- y en él, se adivina una  voz más certera y madurada. Ajena, esta vez, a la simbología experimental, su decir llega remansado, directo, pleno de aciertos. Sobre la base de un lenguaje moderno y un son bien acompasado, la temática remite al ámbito lírico más universal: memoria, amor, muerte… Si bien las remembranzas de una compleja infancia sirven como inicio: “Hace bastante tiempo que me siguen/ las sombras alargadas de dos niños/ huyendo por la noche de su casa (…) Aquella última noche de diciembre/ los niños descubrieron que su mundo/ al mismo tiempo era y no existía/ más allá de la luz de la memoria./ Es por eso que hoy dudo que tengan/ un rango superior al espejismo/ las cosas/ que van siendo/ desde entonces”. El entorno de una realidad palpable, sustento de cuanto queda por hacer y por vivir, es la fe que ilumina al yo poético para alumbrar los distintos pedazos del futuro: “Sólo existo/ en la vida  de quienes/ me conocen a fondo, para el resto/ soy la impresión que olvida/ una fugaz mirada. Cuantos miles/ de millones de seres/ ignoran mi presencia/ a este lado del mundo”.

La ausencia amatoria se hace patente al par de los recuerdos más íntimos y es entonces cuando la palabra cobra todo su lírico vigor: “Con tu cuerpo desnudo/ cintura para arriba/ campanas a caballo/ desempolvan la red/ donde se tejen todos mis deseos/ y con su fiesta espantan/ los pájaros dormidos en mis venas”; consciente de que todo aquello que fue llama es ahora lejanía, cristal oscuro por donde se filtran las imágenes invertidas del tiempo: “Que no es fácil asumir que estés tan cerca/ y al tiempo tan distante,/ saber que otros te nombran y tú existes/ en una realidad que yo ni alcanzo”.

Dividido en cuatro cantos, los dos últimos continúan ahondando en los referentes ya expuestos, en ocasiones, con un halo mayor de esperanza y algunas dosis de ironía: “Para sobrevivir de una carrera/ de fondo a otra carrera/ por el tartán de cuatrocientos metros/ que constituye toda/ relación de pareja necesitas/ una lata isotónica”. El fluir del agua, la inmovilidad de la piedra, el fondo de los sueños…, no son sino metáforas de una existencia entregada al torrente de las deshoras y los desvelos por aprehender cuanto lo terrenal nos ofrece: luces y sombras de nuestra mortal condición: “…Yo no tengo/ quien venga a demostrarme/ que el mundo es”.

Libro, en suma, atractivo y sugeridor, que constata el crédito del galardón que lo envuelve.


Jorge de Arco


Matador. Diciembre de 2005

Tocada por la fuerza. La poesía tiene forma de mujer


ESCENA QUINTA. Final. “En el futuro/ tu voz se extenderá por aquel mismo/ espacio que una vez ya conquistaste”. Apátrida (VII Premio Arte Joven de la Comunidad de Madrid, 2005) resume y culmina la trayectoria de Ariadna, recopila virtudes, confirma la validez de su propuesta. Un poemario emocionante, para abordar como espejo, buscándote en cada página. Materia sensible aparte, una lección de coherencia: ensamblado con precisión, alta tecnología literaria, las autoridades –fragmentos literarios áureos, la Biblia, La Odisea, La Eneida- ejercen como pilar de un poemario épico, en el que Ariadna –no Ulises- conduce al lector por su propia historia. Redes fuera: voz principal. El todopoderoso endecasílabo barniza diferente.

Cada uno de los tres libros en los que se divide Apátrida –seis cantos, a su vez- señala un momento del pasado: infancia olvidada por las experiencias, amor y desamor –ocho años desde Construyéndome en ti- retos vitales con el tono y sin la opresión de Napalm, aciertos y errores, círculo cerrado que aborda vida y literatura, sin distinción. Ariadna obvia la pugna entre conocimiento y comunicación, y su poesía aspira a la indagación y la fotografía, introspectiva y carnal a la vez. Ni antepasados, ni modas. Favorito aconseja “que de los antiguos imitéis sus virtudes, y de los modernos sus palabras”. Equilibrio, decíamos. Armonía. Espadas que se chocan. Lo que tanteaba Construyéndome en ti, lo que rozaba Napalm, Apátrida lo alza y lo consigue.

Destruyen Alderaan, pero la lucha de Leia Organa no cesa. Para Ariadna, nada es barrera. Apátrida significa un punto y aparte en su trayectoria, una rampa de despegue hacia destinos más ambiciosos. Analizada la juventud, entrevista la madurez, cuanto queda por escribir suena a universo. ¿Promesa? Muy lejos: la de Ariadna G. García es, ya, una voz firme y tangible. Poemas como “Continuidad” revelan su condición de tocada por la fortuna. La fuerza le acompaña.

Elena Medel      


Les dejó también varios apuntes míos sobre el poemario. Pinchen aquí.
Y aquí podrán leer el poema abanderado del libro.