Sabiduría de los límites /
Línea de flotación, Ariadna G. García.
Universidad de Alcalá de Henares. 2023
Mi nueva publicación no es la
feliz coincidencia en un solo volumen de dos poemarios, si no que puede
interpretarse como un único libro, dividido en dos partes. Esto se deba a que
la ordenación de las obras no sigue un orden cronológico, en cambio, responde
una estructura concreta: causas-efectos (problemas derivados)-solución. Antes
de analizar estor pormenores, vayamos con el primero de los títulos. Sabiduría
de los límites remite al mundo heleno.
Epicuro nos insta desde su Jardín a que impongamos coto a los deseos. Prima
la “reflexión prudente” sobre los caprichos del instinto. Nos exhorta a la
sensatez para evitar futuras pesadumbres y angustias derivadas de la
satisfacción de “placeres momentáneos”. Esto, que puede y debe tener una
lectura privada e individual, nos afecta como sociedad a nada que ampliemos el
campo de estudio. En los fragmentos que componen sus Sentencias
vaticanas, el filósofo griego nos aconseja:
“Ante cualquier deseo debemos formularnos la siguiente cuestión: ¿qué me
sucederá si se cumple el objeto de mi deseo, y qué si no se cumple?” Está claro
que nosotros no nos hemos parado a pensar en las consecuencias que, a medio y
largo plazo, nuestro voraz e insaciable deseo de posesión y disfrute de objetos
de consumo puede tener en el planeta Tierra. Epicuro que nos recuerda que
debemos llevar una simple que sacie nuestros deseos naturales necesarios, y que
nos deshagamos de los vanos, poniendo siempre en valor cualquier forma de vida.
Visto el ritmo con que destruimos ecosistemas y extinguimos especies animales y
vegetales, resulta evidente los humanos del siglo XXI hacemos oídos sordos al
manual ético de uno de los grandes pensadores de la Antigüedad.
Sabiduría de los límites lleva a la plaza pública, al ágora, el origen de las crisis que estamos padeciendo ya. ¿Y
dónde se localiza el foco? En la inversión de valores. Vivimos en un mundo al
revés. De ahí que en este primer poemario el sujeto que enuncia opte por el
discurso irónico y sarcástico. Los valores que defiende son falsos: la posesión, el dinero, el consumo, la velocidad, la
oferta. Aquí dialogo con los filósofos cínicos del periodo helenístico. Unos y otros criticamos las convenciones
sosiales sustentadas en los valores contraproducentes. Y a la vez, me esfuerzo en reivindicar los
contravalores que deberían guiar nuestra convivencia: el amor, el deseo
erótico, la amistad, la lectura, la familia, el café… Decía Epicuro en las Sentencias: “El gusto del cuerpo es este: no tener hambre, no
tener sed, no tener frío. Quien consiga esto competirá con Zeus en cuestión de
felicidad”.
Comprendido el origen de las
crisis (climáticas, energéticas, económicas…), nos fijamos en algunas de las
consecuencias que el desbordamiento de nuestros límites ha originado: paro,
exclusión social, destrucción de los servicios públios, extinción de moluscos
en Galicia, problemas sanitarios debido al consumo del aceite de palma, tala de
bosques y apertura de minas que provocan ecocidios…
La solución pasa por recuperar
los valores verdaderos. ¿Cuáles? El
amor, la mesura, la compasión, la generosidad y el áura mediocritas (el autodominio, el respeto por los límites que
acotan el campo de la vida feliz). De ahí la cita que abre el libro, extraída
de las Meditaciones del emperador
estoico Marco Aurelio: “Condúcete con amor”.
El segundo de los libros, Línea
de flotación, insiste en este punto. En el
amor. Pero entendido este en un sentido epicúreo. Esto es: en el amor a la vida. El filósofo del jardín
nos apremia en las Sentencias al
disfrute del instante, por modesto que sea; y sin más dilación: “Nacemos una
sola vez. Y tú, que no eres dueño del día de mañana, retrasas tu felicidad. Y
mientras tanto, la vida se va perdiendo lentamente”. Por ello, son varios los
poemas de la obra que apresan el momento y lo congelan, extrayendo de él el
tesoro una experiencia intensa. Cada segundo es único. Cada minuto tiene su
valor. Me refiero a los textos “La llave”, “Parque Loranca”, “Neonatos”; que a
su vez establecen un puente con poemas de Sabiduría de los límites: “Plenitud”, “Calabaza”…
Por otro lado, el libro retoma
valores estoicos cuando nos habla de la
necesidad de religarnos entre nosotros y de vincularnos con el mundo animal. La
palabra poética rompe los muros de los prejuicios en “Poesía”, une a lectores
de diferentes épocas en “Selva”, ofrece apoyo a quien lo necesite en “Olimpo”, muestra solidaridad con
escritoras pretéritas en “Juana Inés de la Cruz”, estimula a la autoconfianza
en “Barreras” u ofrece su consejo en “La Compañía”.
Sabiduría de los límites/Línea
de flotación al tiempo que dialogan con la
tradición filosófica helenística y la poesía grecolatina (de fondo suena el
catálogo de Marcial sobre la felicidad) hunden sus versos en nuestra realidad
socio-política. Y si es verdad que nos trae una pequeña maleta con soluciones a
las crisis que padecemos, lo cierto es que también nos lanza a bocajarro un
montón de preguntas sobre nosotros mismos y sobre el modo en que debemos afrontar
los cambios que se nos avecinan.