viernes, 21 de diciembre de 2018

El bosque profundo

Breve reseña

 
El bosque profundo, Sofía Rhei. Badajoz, Aristas Martínez, 2018. Ilustraciones de Anna Ribot Urbita. 175 páginas.

Hay seres a medio camino entre los diferentes reinos de la naturaleza. A veces, la savia y la sangre confunden sus senderos y encontramos árboles recorridos por el líquido rojo, y humanos cuyos ríos internos son de un intenso color verde. Los reconocemos porque las flores de los primeros esconden una lágrima de carmesí profundo, como el ciruelo; o porque los ojos traslucen una gema cristalina, caso de la escritora Sofía Rhei. ¿Quieren más pruebas? Repasemos sus títulos: Flores de alcohol, Otra explicación para el temblor de las hojas, Flores de sombra, Savia negra, El bosque profundoHablo de entes híbridos, misteriosos, partícipes de dos mundos en los que encuentran difícil acomodo. De seres especiales. Como Sofía. Su último trabajo constituye una auténtica obra de artesanía. Aristas Martínez ha convertido en un relicario la colección de cuentos de su autora. Acompañados de bellas ilustraciones y escritos con tinta violeta (igual que el vino, que nace de la uva) y con letras de diferentes tamaños, los micro-relatos del libro nos evocan un lejano reino medieval, mágico y violento. Encontramos en sus páginas princesas, bordadoras, héroes, músicos, cocineras, diablos, elfos, reyes, cortesanos, poetas… que protagonizan historias tiernas o macabras.


Aquí les dejo una pequeña muestra:

La niña aseguraba que había atrapado una estrella, y se negó a separar las manos durante semanas. Apenas dormía, y cuando lo hacía le pedía a su hermana que le atara juntas las manos para mantener cerrada la caja que formaban. Cuando nadie la veía, lloraba de dolor a causa de las quemaduras. Pero se negaba a separar las manos.     



jueves, 20 de diciembre de 2018

Entrevista en El Cultural




Amigos, el pasado 12 de octubre El Cultural publicó una entrevista que su redactora jefe, Nuria Azancot, tuvo a bien realizarme por motivo del lanzamiento de mi nuevo libro de poemas: Ciudad sumergida (Hiperión, 2018). 

Aquí os dejo el enlace:

https://www.elcultural.com/revista/letras/Ariadna-G-Garcia-Mi-alma-es-renacentista-en-fondo-y-forma/41498

El libro ya está a la venta en La Casa del Libro, La Central, la Librería Alberti, Cervantes, San Andrés, Hiperión...





martes, 18 de diciembre de 2018

Ciudad sumergida, en la SER



Os dejo un enlace al programa Hoy por hoy, en su edición de Henares. El poeta y crítico Francisco José Martínez Morán realiza una breve reseña sonora de mi último libro de poemas, Ciudad sumergida (Hiperión, 2018), y comenta su presentación -en la que participó- en la librería La Sombra.

A partir del minuto 27:20

https://play.cadenaser.com/audio/1545050428_889262/?fbclid=IwAR3nHhWlPrQCwkRFGYe_zOWig3BOPqEDZjVqqYQ0D3q8dnzxp1ANjx73vC4


viernes, 14 de diciembre de 2018

Recuerdos de la presentación de Ciudad sumergida



Pues en una librería preciosa, y escoltada por dos presentadores a los que quiero y admiro (mi editor, Jesús Munárriz; y el poeta Francisco José Martínez Morán), dimos a conocer anoche mi nuevo poemario, Ciudad sumergida. Gracias por acompañarme y por seguir tejiendo conmigo una red de amistad a la que cada día voy sumando nuevas y resistentes cuerdas.







lunes, 10 de diciembre de 2018

En "Versos al paso"



El colectivo Boa Mistura ha seleccionado un verso de un poema mío, de La Guerra de Invierno (Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández, Hiperión, 2013), para su proyecto Versos al paso. El texto dice: "Disfruto el sueño que he tenido el valor de imaginar", y se encuentra en un paso de peatones del barrio de Aluche, muy próximo al IES Mariano José de Larra, donde impartí clases el curso 2015-2016. No se me ocurre un enclave mejor.

Os dejo por aquí su localización exacta en un mapa: 

https://versosalpaso.madrid.es/?post_type=versos_tipo&s=Ariadna+G.+Garc%C3%ADa

Se encuentra en la calle Duquesa de Parcent esquina con Cullera.



¡Nos leemos en las calles!


domingo, 9 de diciembre de 2018

Presentación de mi libro Ciudad sumergida




Amigos:

El próximo jueves 13 de diciembre, a las 19:30, presento en la librería La Sombra (calle San Pedro, 20. Atocha) mi nuevo poemario: Ciudad sumergida (Hiperión, 2018). Me acompañarán mi editor, Jesús Munárriz, y el poeta y crítico literario Francisco José Martínez Morán.

Os esperamos.

martes, 4 de diciembre de 2018

Lenguas de marabú. Poesía cubana del siglo XXI

Lenguas de marabú. Poesía cubana del siglo XXI. Edición de Verónica Aranda. Polibea. Madrid. 265 páginas. 2018. 10 euros.


La poesía cubana está de moda en nuestro país. Si en 2015 salía de la imprenta de Hypermedia Ediciones la antología The cuban team. Los once poetas cubanos, preparada por uno de ellos: Óscar Cruz; este año ha visto la luz en Madrid el libro Lenguas de marabú. Poesía cubana del siglo XXI, realizada por la poeta española Verónica Aranda, auténtico puente cultural entre ambas orillas del Atlántico. Ambas compilaciones se complementan. La primera recoge autores nacidos a partir de 1950, desde Soleida Ríos hasta Legna Rodríguez (que acaba de publicar en Alfaguara la novela Mi novia preferida fue un bulldog francés). En el prólogo, Cruz se refiere a su once titular como “una coalición contra la abulia y el gran aburrimiento, contra las formas precocidas de representación”. La segunda se centra en los autores más jóvenes, aquellos que comenzaron a publicar con el nuevo milenio. Coinciden, pues, tan sólo en dos poetas: Jamila Medina Ríos (quien ha publicado recientemente en la capital su poemario Anémona –Polibea, 2016–) y la ya mencionada Legna Rodríguez. Aranda, por su parte, nos describe a sus veinticuatro seleccionados como un grupo de “cierta dureza”, independiente y heterodoxo. Unos y otros se caracterizan por unos rasgos comunes: experimentación formal (gusto por la fragmentación, la prosa poética, el versículo, la acumulación neobarroca de imágenes) y apertura temática (erotismo, feminismo, metalenguaje, culturalismo). Lenguas de marabú traza “una pequeña cartografía que da cuenta de la amplitud y variedad de propuestas estéticas” vigentes tanto en la isla como en la diáspora. Sobresalen los versos de Luis Yuseff, en diálogo con la tradición poética de la vieja Europa (Celan, Hölderlin, Ovidio); la desazón de Leymen Pérez: “Cuba, soleada cáscara./ En una semilla rompiéndose/ por dentro, vivimos”, “Todos los silencios caben en una piedra”; la reflexión metaliteraria de Michel Trujillo: “La familiaridad está a dos pasos del olvido/ cuando cesa el lenguaje para tratar las cosas”; el recuerdo nostálgico de un emigrante, Yosie Crespo: “yo sólo he sido culpable de perderme en el tiempo/ cuando me adentro en tus calles que recorro/ desde la memoria/ para que así no desaparezcas”; la fuerza viva de un poeta tremendo, Idiel García: “tengo que ser más fuerte/ que los lejanos héroes griegos/ para no correr a la embajada […] porque más importante que la huida/ es encontrarnos las luces interiores/ para poder estar en paz con uno mismo” (todos sus poemas antologados son magníficos); el torrente imaginativo de una autora imprescindible: Jamila Medina; 
Jamila Medina
el costumbrismo crítico de Anisley Miraz: “Yo sólo he intentado con esfuerzo/ el acto de andar sobre las piedras,/ inventándome plazas sin inspectores ni tur-guías,/ ni forasteros buscando culos jóvenes y negros”, su reivindicación feminista en el espléndido Cuando me contemplo en los espejos…; el vitalismo de Margarita Blanco; la perfección técnica de Legna Rodríguez, de sonetos sarcásticos; o la elegía moral de Sergio García Zamora (reciente ganador del Premio Internacional Gabriel Celaya, con Diario del buen recluso). Todos ellos escriben una obra alejada del “rastro de jalea”, de los “cristales de azúcar”,  de las “cisternas llenas de jarabe” y de los “poemas empalagosos” que critica en la lírica última mundial el poeta rumano Matei Visniec (En la mesa con Marx, La Garúa, 2017). Este elenco de autores cubanos comparte el ideario de León Felipe, y como él bien podrían decir: “Yo no he venido aquí a hacer dormir a nadie”. En un contexto de cambio socio-político en la isla caribeña, y de reivindicaciones globales (visibilización LGTBI, empoderamiento de las mujeres…), estos jóvenes vates avivan la llamarada que el zamorano encendió en 1942 con Ganarás la luz: “La poesía de esta hora no ha de ser música, ni medida, sino fuego”. Así pues, que arda.   


Esta reseña ha sido publicada por la revista Oculta Lit.

 

sábado, 1 de diciembre de 2018

Poemas de Ciudad sumergida




 
                  I



Sois la vida que empieza, un mundo en expansión.
Acogéis en un cuerpo diminuto, creciente,
el amor desbordado de unas madres arqueras
que sueñan con vosotros donde quieran que estén:
bajo la pirotecnia de auroras boreales,
en la selva tomada por monos y mosquitos,
sobre guijarros negros de una playa remota,
entre puestos de frutas en medio de la calle.
Por eso es necesario que os agarréis al vientre
de esa madre que os canta cada día en la ducha.
Es su fuerte latido el que escucháis ahora
en la noche templada que os arropa y envuelve.
Escuchad ese arrullo de manantial caliente.
Os habla un corazón que no conoce el miedo,
que exilia a la pereza, que bombea bondad.
Yo os pienso a cada instante. Estáis conmigo, aquí.
Y de la misma forma, os acompaño siempre.
Lo sabréis con el tiempo. Cómo podré explicarlo:
cuando escuchéis un verso y sonriais a oscuras,
cuando os alumbre el pecho un diamante macizo.
Soy la imagen que un día veréis en un espejo.






               II




Ha llegado el otoño con su frío cambiante
y una alfombra de hojas despeina las aceras.
Caminamos del brazo por crujidos de ámbar
pero apenas miramos la desnudez del árbol,
las pulpas sobre el suelo o las pieles polares.
Nuestros ojos no enfocan la realidad del resto,
son arpones de luz que descienden al fondo
de las constelaciones para que no estéis solos,
para daros vigor en la vida que empieza.
Retumba en la galaxia donde flotáis dormidos
la canción muscular que os acuna en la noche.
Por su ritmo constante adquiriréis muy pronto
una nueva firmeza bajo el espacio líquido.
Nos alegra pensar que al fin habéis venido
al bosque de planetas que con pacientes dedos
colgamos en la cumbre de la ilusión más pura.
Abrid los ojos, ved: las vitrinas de estrellas
os alumbran el surco que conduce a nosotras.
Tras el último giro os aguardan dos madres
que no se cansan nunca de nombraros y hablaros;
que han encendido un fuego, con abundante leña,
que os mantenga calientes a este lado del mundo,
y que ahuyente a las bestias en las noches de invierno.


 
 
              III



Sé que os hablo y me oís. Necesito creerlo
en este abismo helado que nos acecha, insomne.
No lo puedo evitar. Late en mí la certeza
de que ya estáis viajando hacia el ser que seréis.
Vuestras células saben el camino que lleva
al destino cifrado que cumpliréis un día.
Una tarde de otoño quizás también sintáis
esta antorcha en el iris de extraña llama azul
que baja las compuertas de castillos dorados.







                IV


Os nombro con palabras pulidas y brillantes
forjadas en mis horas de espera en erupción,
porque no puedo veros; tengo que imaginaros
en la piscina amniótica donde nadáis felices
a muy poco de mí, de mi mano de fiebre.
¿Veis su sombra lunar sobre el polo del cielo:
ese horizonte en calma, ese límite dúctil
que ha de ser el primero que en la vida crucéis?
Os tengo que contar tantas cosas aún,
que me da miedo el alba. Que vuestra vida es vuestra,
que nadie va a vivirla por vosotros,
que os espera un futuro irrepetible
detrás de cada puerta.
Nosotras os pondremos en la ruta.
Pero escuchadme bien:
sólo al principio iremos de la mano,
para que cada día andéis más lejos
y así vayáis ganando en confianza.
Después observaremos desde un pliegue
vuestro avanzar seguro hacia el asombro.
Me gustaría tanto que supiérais
del poderoso imán con que prendéis mi luz.
El fulgor se derrama por mi pecho, a salvo
de la conspiración de los diluvios.



Ciudad sumergida, Hiperión, 2018.


Presentación el jueves 13 de diciembre de 2018, en la librería La Sombra (San Pedro, 20, Madrid). A las 19:30