sábado, 29 de diciembre de 2012

La buena novela


 
En el último año, El País ha venido publicando una serie de entrevistas a grandes editores, preocupados no ya sólo por el impacto de las nuevas tecnologías en el mundo del libro, sino por los derroteros literarios (temáticos, estéticos) que siguen las novelas que se escriben en la actualidad. Algunos de ellos lamentan el uso de patrones que garanticen un éxito de ventas, la uniformidad literaria, la copia de  un estilo (Sigrid Graus, Salamandra); otros tratan de equilibrar la publicación de libros “exigentes” con obras “comerciales” para sobrevivir en el negocio (Antoine Gallimard, Gallimard); los hay que buscan enseñanza en los textos, orientación ante la incertidumbre o el latido del pulso de una época (Michael Krüger, Hanser); a veces, esos editores apuestan abiertamente por la excelencia de los libros, sin considerar otros parámetros: “Creemos en la cantidad de lectores que quieren algo de calidad” (Stephen Page, Faber & Faber); y en ocasiones reivindican la imaginación como piedra angular de una novela. Todos ellos hacen frente a lo que Constantino Bértolo (Caballo de Troya) denomina “literatura pre-cocinada de alta, media o baja gama”. La crisis de la narrativa que se escribe hoy no tiene tanto que ver con el formato (libro/e-reader) o con el puesto de venta (librería/Amazon), como con la creatividad de los autores (Graus), más atentos a la demanda del mercado que a sus propios impulsos internos. Imaginemos ahora una librería cuya apuesta fuese vender en exclusividad novelas exquisitas, alejadas del vendaval de obras escritas con oficio que sólo ofrecen entretenimiento a sus lectores; novelas escritas con pasión, con ansia, con desgarro, en las antípodas del sentimentalismo fácil; novelas magníficamente escritas, provistas de mensaje, que huyen de a vulgaridad y de los lugares comunes. Esa es la librería que da nombre a La buena novela. 

Francesca Aldo-Valbelli e Iván Georg son dos libreros apasionados a los que el destino ha unido por casualidad. Su gran ambición es la apertura de una librería atípica, especializada en obras maestras, la mayoría, desconocidas para el gran público; lo que supone un riesgo, no tanto para la supervivencia del establecimiento, como para la suya propia. De la elaboración del fondo de la librería se encarga un comité. Se trata de ocho escritores cuyas identidades se ocultan para preservar su independencia. La buena novela, desde el mismo instante de su inauguración, se convierte en un éxito. La ausencia de best sellers es su marca distintiva. Su apuesta son los libros excepcionales, aunque no reporten cuantiosos ingresos. Y a este compromiso con sus propios valores ni siquiera renuncia cuando encaja sus primeros golpes. La envidia de autores y editores excluidos de la librería de moda en París toma cuerpo en artículos beligerantes publicados en la prensa nacional; sin embargo, con el paso del tiempo adquiere forma de tsunami homicida.

Escrita in medias res, con la descripción de las primeras agresiones a los miembros del comité, y con estructura de thriller, La buena novela encandila por su prosa elegante (mérito de la traductora, Isabel González-Gallarza), por la sabia elaboración del suspense y por su preciso conocimiento del mundillo literario, cuya trastienda muestra sin tapujos: una crítica literaria “perezosa” y “frívola”, que “solo conoce dos leyes: la pertenencia al clan y el amiguismo” (pág. 83); libreros miserables que despachan a los clientes en tres minutos y recomiendan títulos de oídas (p. 84); “editores industriales” que publican un 90% de libros insufribles para no perder su cuota de mercado (p. 142)…


Pero Laurence Cossé no se conforma con el sermón. Su libro constituye un emocionado homenaje a la literatura, arte placentero que enseña a los lectores a vivir. Y por eso, el amor y las relaciones familiares ocupan un lugar privilegiado en la novela. Detrás de cada personaje (escritor o librero) hay una historia que también es contada, pues son las experiencias personales las que empujan tanto al abismo de la escritura como al reto de la búsqueda y posterior defensa de las pequeñas joyas narrativas.

Los apasionados de la novela disfrutarán con esta obra.

Al contrario que el vino, un libro es bueno (o no) desde el mismo instante de su publicación. No mejora con los años. Otra cosa es que seamos capaces de descubrirlo en medio de la avalancha de obras que arrasa las librerías cada mes. Y La buena novela hace honor a su título. De lo contrario, no estaría escribiendo esta reseña.

sábado, 22 de diciembre de 2012

La voz de Federico

Gerardo Diego

El sábado pasado tuve el honor de participar en el homenaje que la Fundación Gerardo Diego y la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre prepararon para conmemorar el 25º aniversario de la muerte de Gerardo Diego. El emotivo acto tuvo lugar en la casa del poeta malagueño, en la antigua calle Velintonia 3, y estuvo presidido por Elena Diego y María Amaya Aleixandre (hija y sobrina, respectivamente, de cada poeta).

El poema que elegí para mi lectura fue "La voz de Federico", perteneciente al poemario Vuelta del peregrino (1951-1965). De todas las corrientes de su obra, es la existencial que escribió durante la última etapa de su vida la que considero más emocionante y honda. Al libro citado hay que añadir, dentro de lo que la crítica ha reunido bajo el membrete de Últimos poemas (1968-1983), el libro Cementerio civil, donde se encuentra uno de los mejores textos líricos de Gerardo Diego: "Revelación de Mozart".

Os dejo aquí el desgarrado poema que dedicó a su inolvidable amigo Federico García Lorca


 
                    La voz de Federico


Qué pena que el archivo de palabra española
no captase en su cera la voz única.
Cuando todos nosotros sus amigos testigos
terminemos de morirnos,
con nosotros el timbre inolvidable,
sus inflexiones se desvanecerán.
Desvanecer, tremendo destino de lo humano,
y esta vez sin siquiera el engaño piadoso
del habla en noria atada
que gira y gira y gira desgastándose.
Como esa luz de estrella
que estamos contemplando y ya no existe.

Tan sólo si pianillo
cascabelero, fresco, exacto, ritmo puro,
nos sonoriza la memoria suya.
Y, sí, yo le estoy viendo,
acercándose, todo luz, sonrisa
–triste sonrisa alegre, luz morena–.
Y le veo sentado
echando atrás por encima del hombro
–golpecito del dedo–
la ceniza del pitillo.

Pero es su voz, su voz la que me llega,
la que en mi oído vive,
su voz como encuevada, suavemente ronca,
de un pardo único,
y su recitación –música y gesto–
y sus ondeadas, íntimas carcajadas
–ejé, ejé, ejé–
celebrando sus anécdotas,
verdades milagrosas de lo increíble.
El día en que se invente, si se llega a inventar
la poesía de palabra-ruido,
la música concreta del idioma,
podremos remedar su voz y su metal oscuro.

Háblame, Federico. Tantas noches
sueño que no has muerto,
que escondido vivías y estamos en Granada,
una maravillosa Granada distinta, tuya y mía,
y otra vez o la misma somos jóvenes
y nos contamos cosas, proyectos, dichos, versos.
Y tu voz suena y eres tú, gracias a ella.
¿Quién, ni en mundo de sueños podría falsificarla?
Tu voz que me habla siempre, que me llama,
tu voz, sí, tu voz llamando,
tu voz clamando…

 Federico García Lorca

                                                                                                                            Gerardo Diego 

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Moravia


Hoy, por fin, publica La tormenta en un vaso mi reseña de Moravia, segunda novela del escritor argentino Marcelo Luján (El Aleph Editores, colección Página Negra).

sábado, 15 de diciembre de 2012

Gritos verticales

  

Pocos autores hay que vean el mundo desde la mirada inocente de un niño, sorprendida, preñada de interrogantes, iluminada por las expectativas que la realidad despliega ante esos ojos inquietos, entregados como ofrendas a todo resplandor; y, que a la vez, escruten el orbe desde la mirada desgastada, frustrada de un adulto a quien la vida, en parte, ha decepcionado. Lorenzo Silva es uno de ellos. Lo fue Gloria Fuertes. Y Gracia Iglesias se suma a la pequeña nómina de escritores ambidiestros, capaces de abrir con idéntico pulso firme las puertas de la infancia y de la madurez.

Muchos lectores conocen su obra infantil, compuesta por los libros Mono Lolo, El mundo de Casimiro. Memorias de un saltamontes, El tren de los ronquidos, Los meagrada y Huevos y patatas. En ellos encontramos un inquebrantable espíritu de superación de los miedos e inseguridades que amenazan nuestros primeros pasos. Su fin es tallar hermosos seres humanos que crezcan sin complejos o que gocen de las cosas menudas.

¡Qué distinto son sus poemarios!

La luz cede paso a la noche, el día a las tinieblas.

En su creación lírica Gracia Iglesias nos muestra su cara oculta. Lejos quedan los pinceles bañados en colores. Sus textos son oscuros como entrañas.

Sospecho que soy humo, Aunque cubras mi cuerpo de cerezas, Distintos métodos para hacer elefantes y Gritos verticales son dardos que hieren el cuerpo de las propias creencias. La desmitificación de los valores en los que el Hombre suele depositar su fe derrumba las certezas, deshoja la flor que da sentido a cuanto contemplamos. 

Y el libro que mejor horada el suelo debajo de los pies es el último, que destaca por la plasticidad y crudeza de sus imágenes. Los poemas "Son las ardillas muertas y no las golondrinas", "Mis zapatos mojados", "Se ha curvado el perfil de la ciudad" y “Con ese abrigo viejo y esas botas” destacan dentro del volumen. Qué versos más rotundos. Se pueden masticar sus palabras. Nos sacuden por dentro con el vacío que sugieren. Pero es tan bello el temblor, que no importa sentir su sacudida.

Gritos verticales enfría la existencia como una noche de lluvia en pleno invierno. Su autora mira hacia el exterior de sí misma proyectando en la naturaleza su desgarro interno. El bestiario del libro está compuesto por animales (ardillas, gatos, pájaros…) que simbolizan la destrucción. El paraje helado que describe nos habla de un lugar inhóspito. El sujeto lírico del libro respira bajo la amenaza de la geografía circundante, así, el bosque de hielo y la ciudad parada, anclada, impiden el desarrollo completo de su personalidad. En consecuencia, el yo pierde su identidad y se desvanece por el sumidero “de las alcantarillas”.

Ni el hábitat ni el amor sirven de refugio a la voz que enuncia. Ambos se han convertido en una barra de hielo, fría y resbaladiza. La soledad se ve reflejada en el silencio del paisaje, así como en el monólogo dirigido a un destinatario a menudo ausente.

La protagonista de Gritos verticales nos revela una poética aplicable a todos los poemarios de su autora: escribe con rabia. La angustia emerge del fondo de sí misma, como un géiser, y luego guía sus dedos sobre la superficie del papel.




Esa misma pasión es la que pone Gracia en todos sus proyectos: ya sean performances, libros, cuenta-cuentos o la dirección del centro cultural Oropéndola, donde se multiplica por enriquecer la vida literaria y musical de Guadalajara.

Hoy más que nunca son necesarias personas como ella, vehementes, entusiastas, que realicen transfusiones de energía para descongelar los músculos que pretenden inutilizarnos.

Sus libros migran de espacios cálidos a regiones heladas, lo mismo que las aves. En esa alternancia de mundos, de miradas, de motivos y tonos, reside la grandeza de su vuelo. Sigan su trayectoria.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Stoner



Mi reseña de Stoner, del escritor norteamericano John E. Williams (sargento del ejército de los EEUU desplegado en Birmania e India, profesor de literatura en las universidades de Misuri y Denver), hoy en Culturamas y en La tormenta en un vaso.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Un minuto de retraso sobre lo real



Hoy publica Culturamas mi reseña del volumen Un minuto de retraso sobre lo real, del poeta libanés Abbas Beydoun, encarcelado por tropas de asalto israelíes durante la Guerra del Líbano (1982). 

viernes, 30 de noviembre de 2012

Libro



Doble reseña publicada en La tormenta en un vaso (2011) de las novelas Cementerio de pianos y Libro, del novelista luso José Luis Peixoto (1974).

jueves, 22 de noviembre de 2012

Au nom de la rose





Han cerrado Au nom de la rose.

No se trata de una floristería cualquiera. Allí compré las flores de mi ramo de novia. Mi vida está ligada a aquel aroma, a aquella variedad de colores y tonos.


Ya no existe Au nom de la rose.

La calle es más amarga y más oscura. Ha sido sustituida por un espacio sin magia. Ahora hay una tienda de telefonía móvil. Un establecimiento gris, despersonalizado y vulgar. Se venden productos, pero no se crean ambientes. El barrio pierde sangre. Palidece como un cuerpo vacío de alegría.


Ha muerto Au nom de la rose.

Y ni pétalos quedan para llorar su entierro.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Flores de sombra



Acaba de publicarse en edición digital Savia negra, segunda parte del éxitoso libro juvenil Flores de sombra (Alafaguara, 2010), de la novelista Sofía Rhei. Os dejo mi reseña de este último; la publicó La tormenta en un vaso.


viernes, 9 de noviembre de 2012

Mátalos suavemente



La novela negra es un género caleidoscópico, rico en matices. A veces las obras se escriben desde el punto de vista de los agentes encargados de la investigación de un crimen (El alquimista impaciente, de Lorenzo Silva; El eco negro, de Michael Connelly ); en otras ocasiones, sin embargo, se adopta una perspectiva múltiple que engloba la actividad policial y la delictiva (Última oportunidad, de Harlam Coben; A sangre fría, de Truman Capote); rara vez, la reconstrucción del caso tiene un estructura polifónica, donde cada miembro de la comunidad aporta un dato para la comprensión y el esclarecimiento de lo sucedido (La edad de la ira, Fernando J. López); y en otros muchos libros, la lente se coloca sobre el gánster y recorre con él los bajos fondos de una gran ciudad. Mátalos suavemente pertenece a este grupo. Pero la novela de Higgins, contra todo pronostico, no descansa sobre la acción. Por supuesto que hay violencia, traiciones y asesinatos, pero el ritmo de la obra recae en las conversaciones. Cada capítulo se abre con un diálogo ágil, intenso, aparentemente anodino, gracias al cual los lectores se adentran en la vida doméstica, privada, de los personajes; y así, descubrimos que los pistoleros de las bandas criminales padecen las mismas miserias que los demás mortales: temen que sus mujeres les abandonen, lamentan el distanciamiento de sus hijos, les preocupa su propio estado de forma, se quejan del encarecimiento de la vida, o sienten celos. El narrador apenas aparece, delega su responsabilidad enunciativa en los atracadores y sicarios que protagonizan el texto. Por ellos, a través de sus intervenciones, descubrimos la trama de la historia. Amato, tras siete años en prisión, se gana la vida honradamente al mando de una autoescuela. No obstante, planifica un golpe (el asalto a una partida ilegal de cartas) con dos ex presidiarios: Frankie (antiguo socio suyo, a quien todavía no le ha salido nada para subsistir) y Russell (veterano de guerra). El éxito del atraco pone en marcha una investigación mafiosa a cuyo frente está Jackie Cogan, matón a sueldo encargado de la restitución del orden criminal. Novela de pulso frenético, de personajes creíbles, muy cinematográfica, Mátalos suavemente encantará a los devotos del género, así como a los seguidores de Quentin Tarantino.     

   

viernes, 2 de noviembre de 2012

Los heridos graves

Foto de Carlos Marcial

La primera reseña que me publicaron en La tormenta en un vaso (2007) se la dediqué al libro Los heridos graves, de Julieta Valero. Hoy la recupero para vosotros.

viernes, 26 de octubre de 2012

Los que duermen


 
La fantasía épica apenas aparece en los manuales de literatura española. Sus orígenes en lengua castellana se remontan al siglo XVI, época en que los libros de caballerías (abanderados por el Amadís de Gaula y sus continuaciones: Las sergas de Esplandián y Lisuarte de Grecia) se convirtieron en los primeros éxitos de ventas de libros. El Humanismo, sin embargo, a través de pensadores de la talla de Juan de Valdés, y pese a la oposición de insignes lectores (como Teresa de Jesús) de relatos bien nutridos de combates y magia, hirió de muerte al género. Por fortuna, algunos escritores contemporáneos no han perdido la fe en su resurrección, y gracias al hechizo de sus obras lo han devuelto a la vida. No es para menos. Hablamos de novelas bien escritas, seductoras, trepidantes, como Infierno nevado, de Ismael Martínez Biurrun (2006) o Los navegantes, de José Miguel Vilar (2007). A este elenco de brujos sumamos ahora el nombre de Juan Gómez Bárcena. Su libro de relatos Los que duermen (bellamente editado por Salto de Página, 2012) echa mano de mitos, anales, leyendas y cuadernos de bitácora para desplegar ante nuestros ojos las velas de mundos imposibles; aunque no todos pertenecen a la Antigüedad o a la Edad Media, pues algunos se localizan en el presente, en futuros lejanos o en la Alemania nazi. Eso sí, todos ellos (15 en total) están conectados, comparten vínculos y acogen ecos de las demás historias. ¿Cómo? A través de sueños, premoniciones, viajes en el tiempo y hallazgos arqueológicos. Gómez Bárcena no deja un cabo suelto. Fruto de dichas colisiones históricas, encontramos “paradojas” interpretativas, como la que recae sobre la mujer asesinada por adúltera en el siglo X y elevada al rango de Virgen dos centurias más tarde. El tiempo es el gran protagonista del libro. Todo lo mezcla, todo lo confunde. De fondo suenan las notas de La historia interminable, Michael Ende; o de Ubik, Philip K. Dick. El libro también sobresale por su prosa exquisita. Ya en los mismos relatos se reflexiona sobre la importancia del lenguaje para la expresión y creación de sentimientos e ideas, y se alerta del peligro de la privatización del léxico, de la mercantilización de las palabras, de la inaccesibilidad al vocabulario: la ausencia de horizonte existencial. De fondo, ahora, partitura de Orwell. El estilo de Gómez Barcena atornilla al lector, que no suelta la obra hasta acabarla. Destacan dentro del conjunto: “La leyenda del rey Aktasar” y “Hitler regala una ciudad a los judíos”.

Para amantes de la buena literatura.

jueves, 18 de octubre de 2012

Los nadadores



Hoy publica el blog La tormenta en un vaso mi reseña de Los nadadores (Anagrama, 2012), última novela del escritor Joaquín Pérez Azaústre, antiguo compañero de la Residencia de Estudiantes.

martes, 16 de octubre de 2012

Siempre



Poco a poco, sin hacer mucho ruido, Ignacio Elguero ha ido creando una interesante obra poética, cuyo último título (Siempre) ha cumplido ya un año. Poeta en ascensión constante, se ha abierto un hueco dentro de su generación. Os dejo aquí mi reseña del libro.

martes, 9 de octubre de 2012

Tormenta transparente


Javier Lostalé publicó hace un par de años su último libro de poemas: Tormenta transparente, que debido a la buena acogida por parte de lectores y críticos, ya va por la segunda edición. Tuve la suerte de presentar el poemario, junto al poeta David Mayor, en la librería Antígona (Zaragoza), el 25 de marzo de 2010. Mi reseña de la obra, en otra tormenta: la del vaso.

jueves, 4 de octubre de 2012

El callejón de las almas perdidas



Reseña de la novela que lanzó a la fama a William Lindsay Gresham allá por 1946: El callejón de las almas perdidas. Gresham, como Hemingway u Orwell, luchó por el bando republicano en la Guerra Civil Española, comprometiendo vida y obra a la denuncia del estado del mundo.

La película homónima la protagoniza Tyrone Power (1947).

sábado, 29 de septiembre de 2012

"Mayoría silenciosa"

25 S. 2012
 
Mariano Rajoy alaba a la "inmensa mayoría silenciosa" que no sale a manifestarse por las calles. Para él, esos 47 millones de personas aceptan las políticas de su gobierno. De lo contrario, razona, tomarían los pueblos y ciudades. Según ese argumento, en 1997 un millón y medio de ciudadanos salimos a mostrar nuestra repulsa por el secuestro de Miguel Ángel Blanco, mientras que los otros 45 se quedaron en sus respectivas casas porque estaban conformes con el secuestro y con el futuro asesinato de dicho concejal.

 14 J. 1997


miércoles, 26 de septiembre de 2012

Dictadura

 1969. Ciudad Universitaria. Madrid.


 

El 24 de enero del 69 el gobierno fascista decretó en España el estado de excepción por las valientes movilizaciones estudiantiles que azotaron el país en demanda de reformas. En Barcelona, la censura suspendió la actividad de todas las facultades universitarias.



2012. Inmediaciones del Congreso. Madrid.


Fotografía de Sergio Pérez

Ayer, 25 de septiembre del 12, pese a vivir en ese sistema democrático por el que lucharon miles de mujeres y de hombres hace medio siglo, el gobierno de España (a través del Ministerio del Interior) reprimió de modo brutal y desproporcionado una manifestación pacífica en demanda de un verdadero cambio político. Está claro que el régimen fascista ejerce de sustrato en la Presidencia del país. La involución en derechos sociales y laborales nos hace retroceder en el tiempo peligrosamente. Pero que nadie se engañe. No volvemos a los años 80, sino a la dictadura. El Ejecutivo trata de intimidarnos, de atemorizarnos, de controlarnos (RTVE) y de eliminar nuestras libertades. Extingamos el fuego. Si pudimos derribar un régimen totalitario, podemos podemos construir una democracia real.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Ru


Seguimos en el lejano Oriente. Tiempo ahora de adentrarnos en Vietnam. Os dejo mi reseña de una pequeña joya, Ru, de la escritora Kim Thúy. No sé si en el futuro publicará más libros, pues da la sensación de que su ópera prima obedece a un intento de superación del drama de la huída, de la pérdida, de una infancia abolida a tiros, pero tampoco es necesario que lo haga, ni que se meta prisa. Su novela (2010) tiene la fermentación exacta, la que da la experiencia, la reflexión, la toma de distancia, y por eso es perfecta. Feliz degustación.

sábado, 22 de septiembre de 2012

El infierno de los jemeres rojos


Publico mi reseña de la biografía terrible, demoledora y emotiva de una sobreviviente al genociodio de Camboya: Denise Affonço. El infierno de los jemeres rojos es un libro a la altura de la cinta Los gritos del silencio (Roland Joffé, 1984). Muy pronto, en este blog también, la crítica de otra obra que aborda el asunto de la dictadura jemer, la novela gráfica El año del conejo. 1 Adiós, Phnom Penh (Tian, 2012). 

jueves, 20 de septiembre de 2012

El ladrón de morfina


Mario Cuenca Sandoval ya está revisando el borrador de su tercera (y esperada) novela. Os pongo en antecedentes de su obra narrativa recuperando mis reseñas de El ladrón de morfina (451 editores, 2010) y Boxeo sobre hielo (Berenice, 2006) publicadas por La tormenta en un vaso.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Casi invisible


Nueva reseña en Culturamas, hoy, del último libro de poemas de Mark Strand (Canadá, 1934): Casi invisible (Visor, 2012).

viernes, 24 de agosto de 2012

El salón rojo




Siguiendo con el repaso a la literatura nórdica, hoy publico en Culturamas mi reseña de la primera novela del narrador y dramaturgo sueco August Strindberg: El salón rojo (Acantilado, 2012).

viernes, 17 de agosto de 2012

Profundidad de campo



En noviembre de 2009 tuve el honor de ser miembro del jurado que otorgó el Premio Ojo Crítico de Poesía (RNE) al libro Profundidad de campo, de la poeta Yolanda Castaño (1977). Recupero hoy su reseña, que me publicaron en La estafeta del viento, aprovechando que lo expone en su mesa lírica la librería La Central del MNCARS.

viernes, 10 de agosto de 2012

El país de los constructores de violines



Nueva reseña en Culturamas. Hoy, del último libro de poemas del danés Henrik Nordbrandt: La ciudad de los constructores de violines (El vaso roto. 2012). Considerado una de las grandes voces poéticas de nuestro tiempo, en el año 2002 Nordbrandt obtuvo el Premio de Literatura del Consejo Nórdico y su nombre es uno de los firmes candidatos al Nobel de Literatura.

viernes, 3 de agosto de 2012

Estampas egipcias



Impedimenta acaba de publicar Estampas egipcias, firmado por el periodista luso José María Eça de Queirós (1845-1900), un libro de ensayos y crónicas de viajes que hará la delicia de sus lectores. Irónico, costumbrista y escrito en clave política, su contenido es de plena actualidad. Mi reseña, en Culturamas.

lunes, 30 de julio de 2012

El éxodo


Emigrantes. Shaun Tan


Emigramos de nuevo. Los españoles hacemos las maletas y nos vamos a China, Méjico, EEUU, Suecia, Finlandia, Alemania, Francia o Inglaterra a buscarnos el pan. Una generación de jóvenes con estudios, talento y dignidad se está llevando fuera la energía que podría alumbrar este país. Y el gobierno no trata de impedirlo, ni las autonomías. Mejor que el magma crítico, la densa oposición a la política estatal, se marche lejos. Quién sabe lo que el río de lava, con ese avance lento que recuerda al de las placas tectónicas, puede arrasar a su paso por los pueblos y las grandes ciudades. España se ha convertido en una potencia exportadora de amigos y parientes. 

José Luis Peixoto publicó en 2011 una novela que describe la emigración portuguesa en la segunda mitad del siglo XX. Entonces no existía el tratado de Schengen, y la libre circulación de personas por territorio europeo estaba perseguida. Poco más ha cambiado desde entonces. El futuro sigue estando para muchos a cientos de kilómetros de casa.

Volvemos al pasado. Atravesamos la frontera para trabajar y abortar. No nos vale con cruzar los dedos para que la demolición de nuestra realidad se detenga. Todavía tenemos mucho que perder. Si queremos frenar el desmorone completo, el exilio de quienes pretendan hablar, manifestarse, reunirse... debemos actuar desde este instante.

lunes, 23 de julio de 2012

Medidas económicas de izquierdas

Congreso de los Diputados
 
"Fue una lástima que ninguno de los que participaron en el debate en las Cortes Españolas hiciese las siguientes preguntas al Presidente Rajoy: ¿Por qué el Estado español decidió congelar las pensiones a fin de conseguir 1.200 millones de euros, en lugar de revertir la bajada del impuesto de sucesiones, con lo cual habría obtenido casi el doble de ingresos ( 2.552 millones). O, ¿por qué en lugar de recortar nada menos que 7.000 millones en sanidad, el gobierno no eliminó la reducción del Impuesto de Sociedades a las empresas que facturan más de 150 millones de euros al año, lo que significa menos del 0,12% de todas las empresas, con lo cual hubieran obtenido más de 5.600 millones de euros? O, ¿por qué quiere ahora establecer el copago sanitario en lugar de aumentar los impuestos de los fondos SICAV y las ganancias especulativas? O, ¿por qué quiere aumentar el IVA, en este momento de recesión, que afectará a las clases populares, en lugar de aumentar el impuesto de Sociedades al 35% para empresas que ganen más de un millón de euros al año, con lo cual ingresaría 14.000 millones de euros más? O, ¿por qué quiere destruir puestos de trabajo en los servicios públicos en lugar de establecer un impuesto a las transacciones financieras, con lo cual, tal como ha señalado el sindicato de técnicos del Ministerio de Hacienda, se conseguirían 5.000 millones de euros? O, ¿por qué en lugar de forzar reducciones de los Estados del Bienestar gestionados por las CCAA no reduce la economía sumergida diez puntos, con lo cual aumentaría 38.500 millones de euros?

Estas son las preguntas que deberían haberse hecho y no se hicieron. El señor Rajoy no las habría podido contestar y habría quedado en evidencia, mostrando, que en contra de lo que dice, sí que hay alternativas y sí que hay dinero".

Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales.
Universidad Pompeu Fabra.
 

jueves, 19 de julio de 2012

Se equivocó el Gobierno




No deja de ser paradójico que quienes están destruyendo el estado del bienestar, quienes lapidan la Educación, la Sanidad, el cuerpo de Bomberos y los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado, sean empleados públicos salidos de las urnas. Estos hombres y mujeres, elegidos democráticamente por el pueblo, forman parte de una quinta columna cuya misión consiste en derribar el sistema que les aupó al poder. Desde su atalaya, no escatiman esfuerzos para recortar sus derechos a la ciudadanía, o para privilegiar a las empresas privadas. Curiosa esta política neoliberal, estigmatizadora, excluyente, individualista, por parte de quienes se jactan de ser cristianos. Cristo dividió los panes y los peces entre sus conciudadanos. Obró un milagro en beneficio de todos. Sin embargo, estos otros que comulgan los domingos y después nos gobiernan, primero recortan el sueldo de los funcionarios, cierran minas, colegios, hospitales, teatros, aprueban el abaratamiento del despido, y luego elevan el precio de los productos de primera necesidad… Cuánto tienen que sufrir estos tipos tan paradójicos, tan desnortados. Negaron en sus mítines que Europa nos intervendría, pero han acabado por pedir un rescate. Creyeron que no subirían el IVA. Se equivocaban. Creyeron que los españoles, asustados, permitiríamos que aboliesen nuestras libertades. Se equivocaban. Creyeron que nos dejaríamos humillar por sus diputados, que nos atarían bien corto con su reforma laboral. Se equivocaban. Esta tarde la ciudadanía tomará las calles españolas, inundará Madrid con un único objetivo: mostrar el rechazo a un gobierno goyesco, que devora a sus hijos.    

sábado, 14 de julio de 2012

El ocupante



La escritora británica Sarah Waters acaba de conseguir una emblemática distinción que se remonta al siglo XIII: la Libertad de la ciudad de Londres. Gracias a ella ya puede pasear con la espada desenvainada por Piccadilly Circus, el Palacio de Buckingham y el Banco de Inglaterra. ¡Quién gozase de ese privilegio en Madrid!

Para conmemorar dicho título, os dejo mi reseña de su última obra, El ocupante (Anagrama. 2011), que ha recibido en mi querida Finlandia el premio a la mejor traducción. 

sábado, 7 de julio de 2012

Nadar en agua helada

Si el año pasado Bartleby publicaba un libro de poemas soberbio, ambientado en la Guerra Civil, un rendido homenaje a los vencidos, en un intento por honrar su memoria (Elegía en Portbou, de Antonio Crespo), en este 2012 ha insistido en la recuperación de ese tipo de obras comprometidas, de alto voltaje estético, hondura personal y dimensión histórica (ingredientes que reclamara para la poesía Enrique Falcón en Las prácticas literarias del conflicto, 2010). La diferencia entre ambos libros radica en sus coordenadas. Veredas, al contrario que Crespo, deslocaliza el poemario, lo universaliza, borra la procedencia de la sangre.

Nadar en agua helada está formado por un único poema, de apenas 300 versos, dividido en 47 secuencias. Narra en fragmentos el despiece de una familia a causa de un conflicto armado: la desaparición de un hijo, la huida de un padre. El espacio adquiere un valor simbólico. Veredas nos describe un mundo deteriorado (físico y psicológico), de “vigas quemadas”, “cristales rojos”, “ciénagas”, senderos vacíos, casas llenas de moho… en que los hombres y las mujeres tratan de sobrevivir a la barbarie. No todos gozan de semejante privilegio. Así, los protagonistas unas veces contemplan cómo “los últimos amigos se escondieron en los sótanos”, y otras se convierten en testigos de sus asesinatos: “En las explanadas de cemento se alinearon las tropas. Impusieron pasos rápidos y miradas lentas. Se adentraron en los pasillos y mataron junto a las tapias”. Los personajes se ven obligados a esconderse tras las ventanas o a escapar de su entorno, de modo que el libro oscila entre la ocultación y la búsqueda. Como consecuencia, los sentimientos de abandono y de pérdida se encallan en las vidas de las gentes, que se anegan de sombras y de lejanías. El padre, pese a todo, mantiene intacta la memoria del hijo. Evoca su infancia nombrando pertenencias: “lápices”, “mapas”, “cabezas de fecha”, dibujos y peluches; o recuerda el instante de su nacimiento.

El transcurso de la guerra vaticina un futuro de imposiciones (“No han vencido pero marcarán el trazo de las nuevas avenidas”) que se cumple al acabar la contienda “que barrió la ciudad”. En ese nuevo escenario, miserable, roto, moribundo, podrido, “nadie sostiene deseos”. Los vencidos llevarán a su espalda el peso de la resignación y de la melancolía: “Pronto partirán las últimas naves. Con la lentitud del polvo la desidia ocupará los muelles”. Sin embargo, no se resignarán al olvido ni de lo que fueron, ni de aquello por lo que lucharon, ni de aquellos seres amados que perdieron.

Nadar en agua helada es un libro político en la medida en que posee carga ideológica, se posiciona en el mundo, toma parte. Su lenguaje, además, es intenso. En cada texto en prosa Recaredo dibuja un paisaje emotivo. Con absoluta libertad creativa, une símbolos por vía psicológica, permitiendo al lector un genuino encuentro con la palabra.

Recaredo Veredas, que dialoga, entre otros, con Quevedo, T. S. Elliot, Bécquer o Llamazares, ha escrito un libro emocionante y contenido, crudo y bello. No sabemos si escribirá otros poemarios, pero ha demostrado tener mirada y técnica para comenzar un nuevo camino. 

martes, 3 de julio de 2012

La guerra por los recursos

 Canal artificial de Suez


1869. Canal de Suez. Egipto:

"Cuando Arabi quiso modificar este sistema que convertía al pueblo egipcio en una horda de siervos que trabajaba para los inversores de París y Londres, las escuadras de Francia e Inglaterra no tardaron en aparecer... Lo que conveía a Inglaterra era atribuir a ese conflicto local la magnitud de una anarquía nacional, y de ese modo ofrecer o imponer su favor no ya para castigar los tumultos de un barrio, sino para pacificar todo un país perdido en revueltas. Y de este modo consumaría la llegada del tan apetecido día, tan pacientemente esperado desde principios de siglo... en que tendría al fin un pretexto para asentar en la tierra de Egipto su pie de hierro... Egipto estaba "sumido en la anarquía" y por tanto competía a Inglatera defender esa parte preciosa de la tierra egipcia, el canal de Suez, y evitar que cayese en las manos de Arabi o de cualquier otro dictador musulmán hostil... Inglaterra, bajo el pretexto de pacificar Egipto, desembarcaría en Alejandría, ocuparía Port Said y Suez (las dos puertas del canal) con la excusa de operaciones militares... Después nunca más volvería a arriarse de esos puntos estratégicos del camino a India la bandera inglesa..." 

Estampas egipcias, José Maria Eça de Queirós.
Traducción de Martín López-Vega.



 Portaaviones estadounidense en Ormuz


2012. Estrecho de Ormuz:

"Irán y EE UU vuelven a lanzarse advertencias en el golfo Pérsico. Mientras el primero prepara una legislación para impedir el paso de Ormuz a los países que le están sometiendo a un embargo y realiza maniobras militares con misiles, el segundo ha reforzado su presencia militar en esas aguas con el objetivo de impedir el cierre del estrecho por el que sale una quinta parte del petróleo mundial. "La Marina de EE UU ha duplicado el número de dragaminas asignados a la zona, hasta ocho navíos”, revela The New York Times. Además, ha desplazado al Golfo su primera base de operaciones flotante, un transporte anfibio reconvertido y barco de atraque bautizado como Ponce... El estrecho de Ormuz es la principal salida para el petróleo de Arabia Saudí, EAU, Irak y Kuwait, y para el gas de Qatar. En 2011, entre 13 y 15 petroleros con un total de 17 millones de barriles de crudo cruzaron diariamente esa estrecha vía de agua..."

El PaísÁngeles Espinosa.




Golfo Pérsico


2010. Calabardina:

"El problema que la Humanidad va a experimentar muy pronto –o ya está empezando a experimentar– no tendrá lugar cuando se acabe el petróleo, sino cuando llegue a su punto máximo posible de producción mundial, en la cúspide de una curva de producción en forma de campana, y cuando dicha producción comience irremisiblemente a declinar. Porque este punto de inflexión marcará el momento preciso en que cada vez más gente dispondrá de cada vez menos energía, lo cual acelerará y agudizará calamitosamente las guerras por los recursos que hoy vemos en los diversos escenarios mundiales..."

Pedro Prieto