viernes, 26 de noviembre de 2021

Salgo en la antología Uni-versos, Hiperión

 


 

 

Jesús Munárriz, en colaboración con muchos de nosotros -como explica en el prólogo al libro-, acaba de publicar en Hiperión la antología Uni-versos, una colección de poemas sucintos y evocadores. El volumen se presenta con un formato diferente al habitual. Dada la breve extensión de los textos, adopta el tamaño de un libreta. (Lo que me gustan a mí estas ediciones de bolsillo. Me recuerdan a las cuartillas dobladas de una carta, que una pueda llevar sobre el pecho, como un segundo corazón palpitante.) 



lunes, 15 de noviembre de 2021

Primera personal del plural. El talón vulnerable

Primera persona del plural. El talón vulnerable, Ana Blandiana. Madrid. Visor. Traducción de Viorica Patea y Natalia Carbajosa. 2021. 140 pp.

 

 

El agua es un símbolo de la vida en todas las culturas. Desde los egipcios, pasando por los chinos, los vedas o los hindúes, representa el origen y el nacimiento. Recordemos la importancia del bautismo para los cristianos; en su caso, el agua otorga una segunda naturaleza (divinizada) a los creyentes, que renacen a una nueva existencia, espiritual. No es de extrañar, pues, que el agua, en sus múltiples manifestaciones, salpique el primer poemario de la célebre autora rumana Ana Blandiana: Primera persona del plural (1964). Repasemos el contexto en que se publica. Por entonces, el país natal de la poeta, denominado República Popular de Rumania, estaba bajo la órbita de la URSS. Lo gobernaba con mano de hierro el partido comunista, represor de las libertades y censor de las opiniones. La joven Blandiana, de apenas 22 años, convierte a la ciudad en símbolo del abatimiento social, de ahí las “ruinas”, las “calles doloridas”, los “escombros” o las multitudes “faltas de dientes y con grotescas heridas”. El campo, a su vez, simboliza la huida del autoritarismo. Y es aquí, precisamente, donde se manifiesta el agua con todo su esplendor. Este lenguaje líquido puede adoptar la apariencia de la “lluvia”, de la “tormenta” o de los “relámpagos”, pero su valor no difiere: trae la vida, la libertad, anima a las personas que parecían muertas y hasta a los árboles (que “enloquecidos bailan”). El texto emblemático del libro (aunque quizás sea más pertinente llamarlo Plaquette, pues apenas tiene siete poemas) es el hermoso canto al goce: “Baile en la lluvia”.

 

Dos años después, Blandiana sacó a la luz su segunda obra: El talón vulnerable (1966). Tenía 24 años y su país había cambiado de nombre, República Socialista de Rumania. El secretario general del partido comunista era Nicolae Ceaușescu, quien acabaría tomando las riendas de la nación e imponiendo un régimen dictatorial no mucho más tarde. Su nuevo libro supone un cambio de rumbo. El estusiasmo se transforma en lamento. Su lírica se llena de alusiones culturalistas y ahonda en conceptos propios de la filosofía. No faltan reflexiones sobre la relación entre el pensamiento y el lenguaje (“¿Se puede separar el mundo de la palabra?”) o sobre el devenir existencial (“…debe de haber/ un lugar firme, tan solo un lugar firme…/ Pero todo alrededor es fluido. Busco/ y estoy exhausta de tanto andar”). Además, abundan los poemas metaliterarios, donde clama contra el arte hipócrita o indaga en su poética. Destaco un texto, “Elegía matinal”, en el que el sujeto lírico se desespera al ver cómo los vecinos prefieren la ceniza a la nevada, y emborronan de negro la pureza, los copos resplandecientes, la alegría del agua congelada. Esta denuncia simbólica del derrotismo ahonda en el compromiso de una poeta que soñó con un cambio (“Vendrán nevadas mucho más copiosas después de mí/ y todo el blanco del mundo nevará sobre vosotros”) y pagó con la mordaza por ello.

    

 

lunes, 8 de noviembre de 2021

Presento Esto no es Bambi

 


 

El próximo jueves 11 de noviembre, a las 19:00, tengo el honor de presentar la nueva novela del escritor David Pérez Vega, Esto no es Bambi. Será en la librería La Central, de Callao.

Los que vengan se lo pasaran mejor... que los que no vengan.

 

 

miércoles, 3 de noviembre de 2021

Presento mi nuevo libro en Colombia

 


Este viernes 5 de noviembre presento en Colombia mi segundo libro infanto-juvenil, ¡En marcha!, publicado por la editorial Corazón de Mango. Será en el marco del XXVIII "Encuentro Internacional de Mujeres Poetas" que tendrá lugar en Cereté. El evento comienza a las 10:00 hora local, 19:00 en Madrid.

 

Es un honor volver a participar en este célebre encuentro, al que asistí en 2015, y en donde tuve la oportunidad de conocer a mis editora colombiana (Beatriz Vanegas Athias) y a mi editora puertorriqueña (Cindy Jiménez-Vera).




lunes, 1 de noviembre de 2021

Z

Z, Jorge Riechmann. Madrid, Huerga y Fierro Editores. I Premio de Poesía Crítica “Álvaro Tejero Barrio”. 155 páginas. 2021.

 

Jorge Riechmann se alzó hace ahora un año (el fallo del jurado se produjo el 20 de octubre de 2020) con el I Premio de Poesía Crítica “Álvaro Tejero Barrio”. Su libro, Z, se incardina en la —maravillosa— etapa contemplativa de su autor, comenzada con el poemario Ars Nesciendi en 2018 (Amargord). Como fray Luis de León, Jorge se retira a la naturaleza, y a la par que se dirige a los arroyos y aves de la sierra de Madrid, nos critica a los humanos tanto por nuestra capacidad destructiva como por nuestra falta de coraje para detener el impulso aniquilador. Su retiro, a Cercedilla, obedece a una necesidad económica (la subida del precio de los alquileres en la capital), pero pretende el mismo fin que el del fraile agustino: “no hacer daño, ni hacerse daño” (p. 93). Se trata de una lírica moral que hunde sus raíces en el estoicismo romano.

 

Z es un libro extenso. Contiene nueve bloques que se reparten en ciento cincuenta páginas. Es decir, Riechmann concursó con una obra generosa en cuanto a sus dimensiones físicas, y generosa también, desde un punto de vista ético. Los textos intentan concienciarnos, hacernos ver el peligro que nos acecha hoy y el demoledor futuro que vendrá. Advertía Calderón a los hombres de su tiempo (enredados en los placeres del mundo terrenal, al igual que nosotros) que en realidad no vivían, pues eran esclavos de sus pasiones (“mira bien lo que te advierto/ que seas humilde y blando/ porque quizá estás soñando/ aunque ves que estás despierto”). Jorge, menos dado a la retórica que los poetas barrocos, fustiga la ceguera que conduce a la muerte (no ya del alma, sino de nuestra especie) de un modo más directo: “y mientras tanto/ nosotros, a por uvas” (p. 87).

 

Él mismo justifica su poética en una de las composiciones:

 

A medida que el agua

de hielos y de nieves se fundía

se me fue derritiendo igualmente la retórica

 

Y así, con un estilo coloquial (sustentando, no obstante, en la ironía, los juegos de palabras, los paralelismos, las anáforas o la paradojas) pasa revista a los devastadores efectos sobre el mundo del modelo económico capitalista: “descongelación del permafrost”, “acidificación de los océanos”, “caos climático”… Con idéntico ímpetu, vaticina sus nefastas consecuencias a un medio/largo plazo: apagón energético, “colapso”, “apocalipsis climático”, “fascismo”, “millones de muertos”...

 

En esta misma dirección apuntan, precisamente, las novelas distópicas que se han venido publicando en nuestros país en la última década (Cenital, de Emilio Bueso; Un minuto antes de la oscuridad, Ismael M. Biurrun; Nos mienten, Eduardo Vaquerizo; Un futuro sin más, Antonio Turiel; o Inercia, Ariadna G. García). El científico Antonio Turiel, investigador del CSIC, incide sobre lo mismo desde las reveladoras entradas de su blog: Oil Crash.

 

“El tiempo de luchar se nos acaba”, escribe Jorge. Su optimismo también entra en declive:

 

Durante la vigorosa juventud

aquella sólida certidumbre intuitiva:

lograremos evitar lo peor

 

pero el mundo ha seguido descendiendo

sus aciagos escalones de catrástofe

y uno ya ha encanecido bastante

 

y se pregunta: ¿seremos al menos capaces

de evitar lo peor de lo peor?

 

 

Así las cosas, el poeta convierte su poemario en una honda oración a Gaia en el templo de la naturaleza. No faltan los agradecimientos (“a los pinos, a los corzos”), ni las peticiones de perdón (a los reinos animal y vegetal, “por ir… arrasándolo todo” p. 125) ni el —sobrecogedor— ruego de protección (dirigido a los arroyos).

 

Y es que este libro suena a despedida. Jorge se despide de su esperanza en nosotros, pues no somos capaces de cambiar. Y cuando una lleva veinticinco años leyendo a su autor de cabecera, esta desesperanza llena de estremecimiento. Sólo queda rezar, es decir: estar en sintonía con los árboles, comulgar con el resto de mamíferos y entregarse al silencio que nos religue al mundo. Además de cuidarnos los unos a los otros, con amor:

 

Darnos la mano en la oscuridad

no derrota al monstruo

 

pero nos salva del miedo

 

 

Hoy se reunen 120 presidentes de gobierno en la cumbre de Glasgow sobre Cambio Climático, cuyo fin es evitar que la temperatura media de la Tierra supere el 1,5 grados Celsius. A partir de esa cifra, las condiciones atmosféricas no serán compatibles con la vida humana. Pero recordemos que la transformación comienza en nosotros, ciudadanos de a pie. Cada cual debe ser responsable, como dice Jorge, de “no empeorar las cosas”, aunque ello conlleve pequeños sacrificios personales. Ojalá seamos capaces de salir de la doble parálisis (individual y social) de la que advierte Riechmann: 

 

Ser conscientes

de lo que deberíamos hacer

ser conscientes de nuestra incapacidad para hacerlo