viernes, 30 de diciembre de 2022

miércoles, 28 de diciembre de 2022

Recito "Te me mueres de casta y de sencilla" en la Almudena

Con Matías Escalera, Rosana Acquaroni, Inma Luna y Gsús Bonilla.

 

El día 1 de marzo de 2020, en el cementerio de la Almudena, un nutrido grupo de escritores rendimos homenaje a Miguel Hernández. Muchos de aquellos compañeros y compañeras ya nos han dejado: Almudena Grandes, Guadalupe Grande, Ángel Guinda. La librería La Libre del Barrio, de Leganés, ha tenido a bien publicar en Facebook mi recitado del soneto "Te me mueres de casta y de sencilla". 


Lo tenéis en el siguiente enlace:  https://www.facebook.com/lalibredebarrio/videos/518097439104957/?extid=NS-UNK-UNK-UNK-AN_GK0T-GK1C&mibextid=2Rb1fB


El video completo, que dura 1 hora y 27 minutos, podéis verlo aquí: 

https://www.youtube.com/watch?v=3pEhsD0ZKLs&fbclid=IwAR06x2o04e9E_Ncft_O3S3GzA_5h_9qF5lGbLtz7ruq0Wai49kqY_SiHYJM



martes, 27 de diciembre de 2022

Balance del año 2022

Acaba un año más y toca hacer balance. Como acostumbro, he tenido la oportunidad de participar en distintos eventos; y además, he escrito mucho.

 

El 21 de marzo fallamos el XXXVII Premio de Poesía Hiperión; que recayó en el jovencísimo Omar Fonollosa, por su libro Los niños no ven féretros.

 

Por motivo del Día de la Poesía, participé en una iniciativa de las bibliotecas públicas municipales de Madrid. Consistió en grabar un video en donde aparezco leyendo poemas de mis libros Napalm y La Guerra de Invierno. La biblioteca Gloria Fuertes se encargó de su difusión en redes.

 

En estos meses también he presentado libros. De diferentes géneros. Agradezco desde aquí a los autores/as su confianza en mí para la puesta de largo de sus obras. He tenido la suerte de dar a conocer a la comunidad lectora los siguientes volúmenes:

 

*Ensayo: Silenciadas. Represión de la homosexualidad en el franquismo (LES, 2021), de Estefanía Sanz Romero. En la librería Berkana. El 23/02/22.

 

*Poesía: No, de Francisco José Martínez Morán (Pre-Textos, 2021). En el Rectorado de la Universidad de Alcalá de Henares. El 31/03/2022.

 

*Poesía: Los ritos familiares , de Ángela Álvarez Sáez (Lastura, 2022). En la librería Nakama. El 21/05/2022.

 

*Misceláneo: Javier Lostalé en su hondo resplandor. (Polibea, 2022). Centro Cultural Galileo. 18/10/2022.

 

Participé en un par de recitales colectivos. Uno contra la invasión rusa de Ucrania (en el centro social La Ferroviaria) y el otro en homenaje a Julio Cortázar (en la librería Alberti).

 

Un año más, he tenido la inmensa fortuna de participar en el Programa del MEC “Encuentros con autor”. Agradezco, de corazón, a los departamentos de Lengua y Literatura de los institutos “Pedro Antonio de Alarcón” (Guadix. Granada) y “Dionisio Aguado” (Fuenlabrada. Madrid) la oportunidad brindada para hablar a sus estudiantes de bachillerato sobre mis poemarios y mi actividad literaria. (11/03/2022 y 27/04/2022).

 

También he participado en el programa “Por qué leer a los clásicos”. Mi gratitud a las profesoras de Lengua y Literatura del IES “Carmen Martín Gaite” de Navalcarnero por invitarme a difundir entre sus alumnos de bachillerato mi amor por los poetas grecolatinos y por los áureos (Madrid, 29/11/2022).

 

También tuve el honor de asistir, en calidad de escritora, al Encuentro LGTBI+Q que tuvo lugar en el Ministerio de Igualdad el 26 de abril, Día de la Visibilidad Lésbica; con presencia de la ministra Irene Montero.

 


Acabo el 2022 formando parte del equipo de investigadores de un proyecto de la Universidad de Salamanca: “La felicidad en la Historia: de Roma a nuestros días”, cuyo investigador principal es Juan Antonio González Iglesias (catedrático de Latín).

 

Y una última noticia: acaba de entrar en imprenta mi 21º libro, el 3º de literatura infanto-juvenil (LIJ): La sirena que no sabía nadar (Lastura, 2022); para jóvenes lectores a partir de 6 años. Un relato de superación personal que también aborda el tema de la crisis ecológica. 

 

Y, por supuesto, he escrito. Estoy trabajando en una nueva novela juvenil, he finalizado un nuevo poemario y he escrito un montón de reseñas que he publicado en mi blog, El rompehielos. Blog que el pasado mes de enero cumplió una década de vida.

 

En fin, ha sido este (otro) año intenso. Y algo me dice que el 2023 no va a quedarse corto… Seguiremos informando.

 

 

sábado, 17 de diciembre de 2022

Vive Molière

 

Foto: Teatro Abadía

Vive Moliére, Álvaro Tato (dramaturgia); Yayo Cáceres (dirección y música original); Kevin de la Rosa, Juan de Vera, Mario Portillo, Marta Estal y Laura Ferrer (reparto). Teatro de La Abadía. Diciembre de 2022. Productora: Ay Teatro

 

 

 

Llevo veinticinco años asistiendo a las representaciones de Ron Lalá. Y uno, a las de la compañía de nuevo cuño Ay Teatro. ¿Qué tienen ambas en común desde sus respectivos orígenes? Un nombre propio, un alma mater: Álvaro Tato. Álvaro es el espíritu encarnado de Talía, la musa de la comedia. Lo más parecido que han dado las tablas españolas al “monstruo de la naturaleza” (Cervantes dixit) que fue en su tiempo Lope de Vega. Es la esencia del teatro. No tiene sangre, sino tinta recorriendo sus venas, alimentando sus músculos y espíritu. Tanto rebosa su grandioso talento que ha tenido que recurrir a la bicefalia escénica, pariendo guiones ingeniosos, mordaces, divertidos y cultos para las dos compañías que ha creado. Si hace unos meses ponía al público del Matadero en pie con su soberbia Malvivir (maravillosamente interpretada por Aitana Sánchez Gijón y una espectacular Marta Poveda), ahora arranca el aplauso rendido del patio de butacas con su magnífica pieza Vive Molière.

 

Pocas cosas hay en la vida que te eleven el ánimo con la alegría con que lo hacen las obras que firma. Y esa es precisamente una de las sensaciones que se llevan los espectadores que asisten a la Abadía para disfrutar de su última obra. Nacida como un sentido homenaje al célebre autor francés en su 400 aniversario, Vive Molière lleva a las tablas diferentes escenas del poeta y dramaturgo galo (El tartufo, Las preciosas ridículas, La escuela de maridos, Don Juan, El avaro, El misántropo…). Tres personajes creados para la ocasión (Chisme, Dato y Mito) son los responsables de introducir las escenas y de interpretarlas. Entre unas y otras, un piano digital ameniza las transiciones con su música alegre. Este instrumento será fundamental para ambientar las secuencias. No digamos la dulce y delicada voz de la soprano que lo toca. Aún me hace temblar el alma la melodía que dice: “El galán ama a su dama/ y la dama ama al galán./ Pero no se dicen nada/ por el qué dirán”. Si la música en directo es marca de la casa, no lo es menos el uso del verso, el ritmo trepidante de la obra, la coherencia interna, su aire socarrón, los continuos bailes, sus críticas sutiles al mundo actual o la interacción con el auditorio (inolvidable el momento en que el avaro pide que se enciendan las luces “del salón” y, al vernos, nos pregunta nervioso: “¿Cuánto tiempo lleváis aquí?”). Además de los fragmentos literarios, la obra también recrea algunos episodios de la biografía de Molière: las tensiones con un padre que lo sueña abogado y tapicero, el feliz encuentro con la mujer (amiga o amante) que lo ayudó a fundar su primera compañía, su paso por prisión por impago de alquileres, sus roces tanto con la Iglesia como con la monarquía, o hasta su propia muerte. Y todo esto se lleva a cabo con un decorado humilde, simbólico: un tobogán por el que baja a la Tierra la diosa Fama en busca de marido, un par de marcos y una silla que lo mismo es un balcón que las rejas de una cárcel. De los actores y actrices qué podemos comentar: que son portentosos, polivalentes y divertidos. Inolvidable Kevin de la Rosa en su papel de Harpagón (El avaro). El responsable de la dirección es otro genio de la escena: Yayo Cáceres, que hace doblete con Ron Lalá. 

 


 

 

Vive Molière no deja de ser un guiño al teatro barroco. De ahí la presencia del teatro dentro del teatro, el desternillante duelo a espada entre dos personajes (Mito y Dato), el maravilloso empleo del verso (que de tan natural que lo escribe Álvaro, apenas se nota), la importancia de la fiesta, del baile y de la música. Y es que la obra supone un placer para los sentidos; un auténtico gozo para el intelecto.

 

Memorable.

 

 

miércoles, 14 de diciembre de 2022

Clásicos grecolatinos para evitar el colapso

 


Ave!

Dejo por aquí el enlace a mi primera publicación en el blog del proyecto de investigación con el que colaboro: "La felicidad en la historia: de Roma a nuestros días".


https://diarium.usal.es/felhis/2022/12/13/ariadna-g-garcia/


In proximum!




martes, 13 de diciembre de 2022

Siete casas vacías


Siete casas vacías, Samanta Schweblin. “Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero”. Páginas de espuma. 2015. 8ª ed. 2022. 123 pp.

 

 

Nos recuerda Juan Eduardo Cirlot en su Diccionario de símbolos que la “casa” y el “jardín cerrado” representan el lado femenino del universo. Recordemos los versos del Cántico espiritual de San Juan de la Cruz, donde la amada duerme tras el “muro” que protege su sueño. No es casualidad, pues, que las estancias y jardines del libro de relatos Siete casas vacías pertenezcan a otras tantas mujeres. Por otra parte, Ismael M. Biurrun y Carlos Pitillas establecen en su ensayo sobre la narrativa de terror Soy lo que me persigue la equivalencia entre la casa y el cuerpo/mente de los personajes que se mueven por ellas. Es decir, que Samanta Schweblin nos habla, a través de los espacios, de la psicología de varias mujeres de distintas edades (ancianas, maduras, jóvenes y niñas). Siguiendo con este hilo argumental, podemos deducir que las fachadas de los “caserones” simbolizan la apariencia externa, la máscara. Así comienza el relato “Nada de todo esto” (el mejor del conjunto), con la sucinta descripción de un barrio residencial lleno de casas hermosas, amplias y brillantes. Se presupone que la vida en su interior debe corresponderse con esa perfección externa. ¿Verdad? Pero puede haber algo que perturbe ese orden. De la misma manera, la planta superior de un caserón simboliza la cabeza, el cerebro. De ahí que la protagonista de “La respiración cavernaria” contemple el mundo desde la ventana de su cocina; esto es, desde cierta altura. Y es que el texto gira en torno a la percepción subjetiva de la realidad de Lola, una problemática anciana. Por su parte, el garaje y el jardín son el inconsciente. Representan los traumas, los sueños frustrados. Es por eso que Lola, en un principio, no se atreve a entrar en el garaje; es por eso que la madre de “Nada de todo esto” entierra en su patio trasero el azucarero hurtado de un imponente caserón. Y por último, a falta de escalera, el ascensor deviene en medio de unión entre niveles de consciencia. Es el caso de “Salir”. En este relato final la protagonista se queda sin palabras para nombrar un trauma. Evita enfrentarse a una embarazosa situación. Hasta que desciende a la noche y regresa a su piso.

 

Samanta Schweblin nos retrata mujeres enajenadas, peculiares, prejuiciosas y desorientadas. A veces conocemos las causas: la pérdida, la muerte, la falta de atención, el desarraigo, la falta de voluntad, la envidia:

 

“¿De dónde saca la gente todas estas cosas? [...] Me pone tan triste que me quiero morir” (p. 22. "Nada de todo esto")

 

En otras ocasiones, las imaginamos (¿la culpa? ¿la decepción conyugal? ¿la falta de sintonía?).

 

El libro rezuma un alto nivel de desengaño existencial. Así y todo, vemos cómo los hijos que sobreviven a sus madres son condescendientes con ellas. Empatizan con sus emociones. Por eso se convierten en cómplices de sus pequeños actos delictivos (hurtos, en el caso de “Nada de todo esto”; y escándalo en la vía pública –por ir desnudos-, en el caso de “Mis padres y mis hijos”). Entienden que no es justa ni la distribución de la riqueza ni la represión de la libertad (asociada a la felicidad que otorga la desnudez).

 

Siete casas vacías acaba de recibir el National Book Award for Translated Literature. Mandamos desde aquí nuestras felicitaciones a la autora y a Páginas de Espuma. 

 

sábado, 10 de diciembre de 2022

Cómic / novela gráfica leídos en 2022

 


Lista provisional:

Las Meninas, Santiago García y Javier Olivares. Astiberri. 2014.

La guerra de los mundos, Santiago García y Javier Olivares. Astiberri. 2022.

El Kraken, Emiliano Pagani y Bruno Cannucciari. Norma Editorial. 2022.

The Sandman. Preludios nocturnos, Neil Gaiman. Norma Editorial. 1989.

The Sandman. Los cazadores de sueños, Neil Gaiman y Yoshitaka Amano. Norma Editorial. 1999.

 

 

viernes, 9 de diciembre de 2022

Ensayos leídos en 2022

 


No descarto modificar esta lista de aquí al 31 de diciembre ;)

 

Atlántida. El mundo antedeluviano, Ignatius Donelly.

Utopía no es una isla, Layla Martínez. Episkaia. 2022

Literatura europea y Edad Media Latina (I) y (II), Ernest Robert Curtius. Fondo de Cultura Económica. 1984

Identidad y amistad, Emilio Lledó. Taurus. 2022

Filosofía y formas de vida, Pierre Hadot. Alpha Decay. 2009

Simbioética, Jorge Riechmann. Plaza y Valdés. 2022.

Casa de cambios, activar nuestras capacidades transformadores, Antonio Casado de Rocha. NED ediciones. 2022.

Soy lo que me persigue. El terror como ficción del trauma, Ismael M. Biurrun y Carlos Pitillas. Dilatando mentes, 2021. R

 

jueves, 8 de diciembre de 2022

Poemarios leídos en 2022

 


No descarto actualizar la lista de aquí a final de año ;)

 

Peachtree City, Mario Obrero. Visor. 2021 R

La ruptura no será televisada, Mana Muscarsel Isla. Liliputienses. 2022. R

Libro de ausencias, Miquel Martí i Pol. Bartleby. 2022. R

Fábula animal, Begoña Callejón. Bartleby. 2022.

Fricción. Antología poética 2007-2021, Ana Pérez Cañamares. Bartleby. 2022.

Dios en la ría, Estefanía González. Bartleby. 2022.

La tierra frágil, Ángela Álvarez Sáez. Lastura. 2022. R

Grunge (Poesía 1997-2022), Andrés García Cerdán. Reino de Cordelia. 2022.

En el fondo del valle ha muerto Jorge Riechmann, Jorge Riechmann. Baile del sol. 2022.

De traslación, Pureza Canelo. Pre-Textos, 2022.

Fragmentos de un discurso amorosito, Anaité Ancira. Liliputienses. 2022.

Esperando al rey de España, Diane Wakoski. Bartleby. 2022.

Falla la noche, Noni Benegas. Bartleby. 2022.

Un único corazón, Alejandro Duque Amusco. Pre-Textos. 2022. R

Carpe noctem, Aurora Luque. Visor. 1994.

Haikus de Narila portuaria, Aurora Luque. Luces de Gálibo, 2017.

 

miércoles, 7 de diciembre de 2022

Novelas y colecciones de relatos leídos en 2022

 


Aún faltan tres semanas para acabar el año, pero como ahora dispongo de tiempo para hacerlo, dejo por aquí mi lista de novelas y colecciones de ralatos que he leído a lo largo del 2022. Si avanzo en las lecturas y dispongo de un rato a finales de mes, actualizo la entrada.

  

 

LIJ

 

Hyde, David Lozano. SM. 2021. 237 pp.

Enemigo sin rostro, Manuel L. Alonso. SM. 2021. 151 pp.

El asombroso legado de Daniel Kurka o El secreto de Nikola Tesla, Mónica Rodríguez. SM. 2016.

La isla del tesoro, R. L. Stevenson. EDEBÉ.

Herejía, David Lozano. SM. 2014. 300 pp.

Yol, hijo de dos mundos, Joan Manuel Gisbert. Edebé. 2021. 100 pp.

Valkiria. Game over, David Lozano. SM. 2016. 356 pp.

Donde surgen las sombras, ídem. 2006.

Cielo rojo, ídem. 2011. 475 pp.

La compañía de las moscas, César Mallorquí. Alfaguara. 2004. 254 pp.

El viajero perdido, César Mallorquí. 2005.

Harry Potter y el misterio del Príncipe, J. K. Rowling. Salamandra. 2006. 600 pp.

Percy Jackson y el ladrón del rayo, Rick Riordan. Salamandra. 2006. 238 pp.

 

 

Atlántida

 

El librero de la Atlántida, Manuel Pimentel. Almuzara. 2006

Crónicas de la Atlántida, Joaquín Londáiz. Montena. 2010.

Viaje a la Atlántida, J.J. Fortune. Toray. 1991.

El último atlante, Mercè Homar Mas. Insomnia. 2021.

El corazón de Atlantis, Jesús Cañadas. 2014. 330 pp.

Anima mundi. 2. Hijos de Atlantis, Elia Barceló, Destino. 2013. 550 pp.

Atlántida, Javier Negrete. Espasa Calpe. 2010. 587 pp.

 

 

Cyberpunk

 

Linajes, Chris Wraight. Minotauro. 2021

2033, Dimitry Glukhovsky. Timun Mas. 2009.

Nigromante, William Gibsol. Booket. 1984. 2006.

Noctópolis, David Luna. Apache. 2021. 135 pp.

 

 

Narrativa epañola actual

 

El mapa del caos, Félix J. Palma. Plaza y Janés. 2019. 670 pp. R

El secreto del orfebre, Elia Barceló. Roca. 2017. 118 pp.

Los extraños, Jon Bilbao. Impedimenta. 2021. 133 pp.

Dientes rojos, Jesús Cañadas. Obscura. 2022. 367 pp. R

Azucre, Bibiana Candia. Pepitas. 2021. 143 pp. R

Panza de burro, Andrea Abreu. 2020. 172 pp. R

Fición para multitudes, Luis Artigue. Pez de plata. 2022. 187 pp. R

La danza de los árboles, Pau Ferrón. Dilatando mentes. 2021. 187 pp.

 

 

Relatos

 

El círculo de Jericó, César Mallorquí. Nova.

Siete casas vacías, Samanta Schweblin. Páginas de espuma. 2015 (2022). 128 pp. R

Las cosas que perdimos en el fuego, Mariana Enríquez. Anagrama. 2015. R

 

 

Narrativa extranjera contemporánea

 

Solaris, Stanislaw Lem. Impedimenta. 2011. R

El verano que mi madre tuvo los ojos verdes, Tatiana Tibuleac. Impedimenta. 2019 (2021). 247 pp. R

Sinsonte, Walter Tevis. Impedimenta. 2022. R

 

martes, 6 de diciembre de 2022

Investigadora colaboradora del proyecto "La felicidad en la Historia: de Roma a nuestros días"

 


Tengo el inmenso honor de comunicar que desde hace unos días formo parte del equipo de investigadores colaboradores de un proyecto de la Universidad de Salamanca liderado por el profesor y poeta Juan Antonio González Iglesias: "La felicidad en la Historia: de Roma a nuestros días". 

Aquí, la nómina de integrantes: https://diarium.usal.es/felhis/equipo/

Con gratitud hacia Juan Antonio González Iglesias, investigador principal.


lunes, 5 de diciembre de 2022

En Navalcarnero. Conferencia sobre poesía grecolatina

 

En el teatro de Navalcarnero. .

Conferencia a alumnos de Bachillerato del IES "Carmen Martín Gaite", dentro del programa del MEC "Por qué leer a los clásicos".


jueves, 10 de noviembre de 2022

Las cosas que perdimos en el fuego


Las cosas que perdimos en el fuego, Mariana Enríquez. Anagrama. 2015.

 

 

Doce son los relatos que componen Las cosas que perdimos en el fuego, de la escritora argentina Mariana Enríquez. En todos partimos de ambientes realistas en los que, antes o después, se materializa el horror. En cada uno, además, la mayoría de los personajes están barnizados con una capa de amargura, lo que contribuye a la creación de un ambiente de asfixia.

 

El elemento terrorífico adquiere diferentes matices en el volumen. Se manifiesta de distintos modos.

 

Por una parte, cobra cuerpo en los tropos habituales del género (fantasmas, ritos satánicos, casas encantadas o presencias diabólicas), caso de los relatos “La hostería”, “El chico sucio”, “La casa de Adela” y “Fin de curso”.

 

En otras ocasiones, el terror es mucho más sutil, se filtra en los asuntos domésticos. Hablamos del pánico que siente una mujer al darse cuenta de que ha unido su vida al hombre equivocado, del pavor de un marido al constatar que su mundo ha saltado en mil pedazos tras convertirse en padre, de la angustia de varias adolescentes al ver amenazada la complicidad del grupo por el interés de una por los chicos, o del miedo de una joven LGTBI+Q a que la familia conozca su identidad sexual (“Tela de araña”, “Pablito clavó un clavito”, “Los años intoxicados” y “La hostería”).

 

No falta el terror de tipo socio-económico, con el que es imposible no empatizar visto el panarama que nuestra actualidad política. Este se manifiesta en el auge de la violencia en las calles, en el empobrecimiento de la gente, en el abuso de poder de los cuerpos y fuerzas de seguridad, así como en las nefastas consecuencias de la falta de suministro eléctrico (“Los años intoxicados”, “Tela de araña”).

 

Por último, Enríquez inocula en su libro el terrorismo de Estado. De ahí las alusiones a los excesos del ejército y de la policía durante los años de la dictadura argentina (“La hostería”).

 

Tuve la oportunidad de preguntarle a la autora, dentro del marco del festival gótico Sui Géneris, si a ella le interesaba más alguna de estas manifestaciones del terror en sus libros, y me dijo que no, que todas le parecían igual de relevantes y que por eso trenzaba sus historias con los elementos de estas cuatro madejas. Vemos que se trata de un horror que invade las esferas de lo privado y lo público, de ahí que las obras de Mariana Enríquez conecten con un amplio abanico de lectores. No es una mujer que evite la controversia. Ella misma lo dejó muy claro en una de sus intervenciones: “Ser tímida en la literatura me parece cobarde”.

 

     

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Se convoca el Premio de Poesía Hiperión

 



Premio de Poesía Hiperión

XXXVIII PREMIO DE POESÍA HIPERIÓN

— CONVOCATORIA —

Al trigésimo séptimo Premio de Poesía Hiperión, convocado en el año 2021, se presentaron 189 originales procedentes de España y diversos países de Europa y Latinoamérica.

El 20 de marzo del 2022 un jurado compuesto por los poetas Francisco Castaño, Ben Clark, Ariadna G. García, Jesús Munárriz y Benjamín Prado decidió por unanimidad otorgar dicho XXXVII Premio de Poesía Hiperión al libro los niños no ven féretros, de Omar Fonollosa, de 21 años de edad.

Continuando con esta iniciativa, Ediciones Hiperión convoca ahora el

XXXVIII Premio de Poesía Hiperión

que se regirá por las siguientes BASES:

1.º Podrán concursar a este premio autores de hasta 35 años de edad.

2.º Los originales presentados deberán estar escritos en castellano.

3.º La extensión y el tema de los libros se dejan al criterio de los autores, que deberán tener en cuenta las dimensiones habituales de los libros de poesía.

4.º Los originales presentados deberán ser inéditos.

5.º En las primeras páginas del original se harán constar los datos personales y un breve currículum y se adjuntará una fotografía del autor. No se admite la presentación bajo pseudónimo o plica.

6.º Los originales se presentarán por triplicado y mecanografiados o impresos.

7.º El plazo de presentación ha comenzado el 15 de septiembre y finalizará el 15 de diciembre del 2022.

8.º La entrega de los originales se efectuará en el domicilio editorial: calle de Salustiano Olózaga, 14 (28001) Madrid-España, directamente o enviándolos por correo.

9.º La composición del jurado se hará pública en el momento de la adjudicación del premio. Sus decisiones serán inapelables.

10.º El fallo del jurado se emitirá a finales de marzo del 2023, coincidiendo con el aniversario del nacimiento de Friedrich Hölderlin, el Día de la Poesía y la llegada de la Primavera, comunicándose posteriormente a la prensa y al ganador o ganadores.

11.º El libro ganador será publicado en la colección de poesía Hiperión en los meses subsiguientes y su autor percibirá los correspondientes derechos. La editorial le hará entrega igualmente de un trofeo conmemorativo.

12.º Los trabajos no premiados no serán devueltos a sus autores, siendo destruidos tras el fallo del jurado.

13.º La presentación a este premio supone la aceptación plena de sus bases.

Madrid, octubre del 2022.

Lista de autores y libros ganadores del Premio Hiperión en anteriores convocatorias:

1986 – LUISA CASTRO – Los versos del eunuco
          ALMUDENA GUZMÁN – Usted

1987 – MIGUEL CASADO – Inventario
          JORGE RIECHMANN – Cántico de la erosión

1988 – MIGUEL SUÁREZ – La perseverancia del desaparecido
          INMACULADA MENGÍBAR – Los días laborables

1989 – ÁLVARO GARCÍA – La noche junto al álbum
          ALFONSO S. FERRAJÓN – El libro de los presentimientos

1990 – FRANCISCO JAVIER ÁVILA – Aquel mar de esta orilla
          JESÚS AGUADO – Los amores imposibles

1991 – JUAN MANUEL MUÑOZ AGUIRRE – Adiós, dijo el duende
          LUIS MUÑOZ – Septiembre

1992 – JOSÉ MARÍA MICÓ – La espera

1993 – CARLOS BRIONES – De donde estás ausente

1994 – ALEJANDRO CÉSPEDES – Las palomas mensajeras sólo saben volver
           
ADA SALAS  Variaciones en blanco

1995 – BENJAMÍN PRADO – Cobijo contra la tormenta
          ANTONIO MÉNDEZ RUBIO – El fin del mundo
          CARLOS PARDO – El invernadero

1997 – FERMÍN HERRERO – Echarse al monte
          CARLOS MARTÍNEZ AGUIRRE – La camarera del cine Doré

1998 – LAURA CAMPMANY – Travesía del olvido

1999 – CARMEN JODRA DAVÓ – Las moras agraces

2000 – ESTHER GIMÉNEZ – Mar de Pafos
          LUIS MELGAREJO – Libro del cepo

2001 – ARIADNA G. GARCÍA – Napalm: cortometraje poético
          RAFAEL ESPEJO – El vino de los amantes

2002 – ANDRÉS NEUMAN – El tobogán

2003 – JAVIER CÁNAVES – Al fin has conseguido que odie el blues

2004 – JORGE FERNÁNDEZ GONZALO – Una hoja de almendro
          MIRIAM REYES – Bella Durmiente

2005 – ANA ISABEL CONEJO – Atlas
          JORGE ORTEGA – Estado del tiempo

2006 – BEN CLARK – Los hijos de los hijos de la ira
          DAVID LEO GARCÍA – Urbi et orbi

2007 – LUIS BAGUÉ QUÍLEZ – Un jardín olvidado
          ÁLVARO TATO – Cara máscara

2008 – JOSÉ DANIEL GARCÍA – Coma

2009 – FRANCISCO MARTÍNEZ MORÁN – Tras la puerta tapiada

2010 – DAVID HERNÁNDEZ SEVILLANO – El peso que nos une

2011 – MIGUEL SALAS DÍAZ – Las almas nómadas

2012 – Desierto

2013 – JOSÉ MANUEL DÍEZ – Baile de máscaras

2014 – PAULA BOZALONGO – Diciembre y nos besamos

2015 – DIEGO ÁLVAREZ MIGUEL – Hidratante Olivia

2016 – JESÚS MONTIEL – Memoria del pájaro

2017 – ÁNGELO NÉSTORE – Actos impuros

2018 – JORGE VILLALOBOS – El Desgarro

2019 – MARIBEL ANDRÉS LLAMERO – Autobús de Fermoselle
          CARLOS CATENA CÓZAR – Los días hábiles

2020 – ROCÍO ACEBAL – Hijos de la bonanza

2021 – BEGOÑA M. RUEDA – Servicio de lavandería

2022 – OMAR FONOLLOSA – Los niños no ven féretros

lunes, 31 de octubre de 2022

Soy lo que me persigue

 

Soy lo que me persigue, Ismael M. Biurrun y Carlos Pitillas. Dilatando mentes. 2021.

 

 

Este estupendo ensayo a cuatro manos defiende la tesis de que la ficción de horror “opera como una exploración simbólica de los traumático”.

 

El libro se estructura en dos partes. En la primera, de corte científico, se describen los aspectos del trauma y se analizan sus diferentes modos de manifestarse: por “reemergencia”, “disrupción”, “fragmentación”, sueños, inversión de roles... Con un estilo ágil, los autores nos explican de modo impecable cómo el cerebro, tras una experiencia violenta que hiere a quien la padece, se ve desbordado por su impacto, por lo que es incapaz de procesarla. El hecho se registra en el sótano de la mente, en el inconsciente, conservando toda su potencia original. De modo que, cuando reemerge, se vive con toda su crudeza. No es que se recuerde lo acontecido, es que su vivencia se produce de nuevo, rompiendo las costuras de la realidad.

 

El trauma, nos dicen, trae como consecuencias la pérdida de la fe en el orden de las cosas. Produce una fractura en nuestra percepción del mundo. A partir de entonces, nos sentimos vulnerables ante los demás. Desconfiamos, incluso, de nosotros. Quien se asoma al abismo de su yo interior corre el riesgo de encontrarse con su versión más oscura. Por otra parte, los asideros simbólicos de nuestro espacio vital (la familia, la ciencia y la autoridad) se desmoronan. Nadie puede ayudarte. No deja de ser curioso que narradores y cineastas del género terrorífico compartan con nosotros, los poetas, la búsqueda de las emociones reprimidas, indagando en las sombras. Un análisis comparativo de las imágenes de Colinas o Valente, por citar dos ejemplos, encontraría muchas similitudes con las que encontramos en la fantasía oscura de Cañadas o Cotrina.

 

Lo interesante del ensayo que nos ocupa es la conclusión de que el monstruo que vemos en las películas o leemos en los libros no es ajeno al sujeto que vivió la experiencia traumática. El monstruo es, precisamente, un símbolo de la misma. Una parte de nosotros. La amenaza es interna.

 

La segunda parte del ensayo parece un decálogo para escritores del género. Y es realmente útil para comprender los tropos de la literatura y del cine de terror, también para saber utilizarlos. Los autores estudian dichos recursos aportando ejemplos de obras concretas. Además, analizan los diferentes modelos que ha habido desde el siglo XIX para crear esa ficción de horror. No voy a describir ni unos ni otros, para que tengáis la oportunidad de descubrirlos por vosotros mismos. Merece la pena.


 

 

Sólo tengo una pega. Se supone que cuando te enfrentas al monstruo (al trauma) lo asimilas, lo integras, admites esa parte de sombra que forma parte de ti. Y esto neutraliza el peligro. Es perturbador ser consciente de la existencia de esa zona oscura, pero al menos, al procesarla, deja de ser peligrosa. Vale. Pero no siempre. Quien vio Smile lo sabe. 

 

domingo, 30 de octubre de 2022

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes

 

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, Tatiana Tibuleac. Traducción de Marian Ochoa de Eribe. Impedimenta. 2019. 10ª ed. 2021. 247 págs.

 

Escribe Luis García Montero en su hermoso y último poemario (dedicado a su mujer, Almudena Grandes –fallecida a los 63 años–, a consecuencia de un cáncer):

 

 

Comprendí el argumento de esta historia

en la noche estrellada,

una historia de amor,

este año y tres meses,

estos días finales que ya son,

ahora, recordados,

los días más felices de mi vida.

 

 

Esta cita resume a la perfección la experiencia por la que pasa el joven protagonista de El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, primera novela de la escritora rumana Tatiana Tibuleac.

 

La historia está narrada en primera persona por Aleksy, un célebre pintor lisiado tras un accidente de carretera. Los acontecimientos de los que habla tuvieron lugar doce años antes, cuando era apenas un adolescente. Su texto (corrosivo, desgarrador y lleno de ternura) le sirve de terapia, le ayuda a explicarse, le aferra a una vida que se está despeñando sin remedio. Sólo allí, en la memoria, encuentra la felicidad que en la vida le falta. 

 

No es la suya una existencia fácil. El libro empieza in medias res y aunque sigue un orden cronológico, se enreda en continuas analepsis y prolepsis. Viajamos por la mente de un hombre torturado. De un artista. De un genio. Asistimos al caos de sus recuerdos con la misma fuerza con que él los vivió.

 

Y es que el libro aborda muchos temas, entre ellos, qué motiva a un muchacho a darse a los pinceles, a volcar lo que siente sobre un lienzo.

 

El otro gran asunto que trata es el de las complejas relaciones familiares.

 

Una familia debe constituir un entorno seguro para sus integrantes. Debe prodigar protección y cariño a cada miembro. Pero lo cierto es que a veces la práctica desmiente la teoría. Aleksy, al contarnos retazos de su vida anteriores al último verano que pasó con su madre, muestra una familia rota por la pérdida de una hija, por las desavenencias matrimoniales, por el sentimiento de culpa, por el rencor e incluso por la rabia. Él es un muchacho indómito, crecido a la sombra de Mika, su hermana muerta. Ella es una madre desgarrada por el dolor, incapaz de asumir el trauma y de amar a su hijo. Un viaje a Francia les dará la oportunidad de convivir un tiempo en otra parte, alejados de sus roles, de sus recuerdos y del espacio que marcaba las fronteras que separaba a ambos.

 

¿Por qué Aleksy se convirtió en pintor?  

 

 “A veces, cuando pienso en la muerte y me pregunto qué pasa con las personas después, a continuación, al final… Los recuerdos son mi respuesta. El paraíso –al menos para mí–, significaría vivir una y otra vez aquellos pocos días como si fuera la primera vez.”

 


 

No deja de ser paradógico que la presencia de la muerte nos impulse a la vida. Y ese afán por anclarse a ella, ese enamoramiento del vivir que experimenta la madre de Aleksy, es el que desarma al joven y lo libera de su odio. Decía el emperador Marco Aurelio que hay que realizar cada acción como si fuese la última, y pasar cada día como si ya no hubiese alguno más. A ese empeño se dedicará la mujer, enferma de cáncer; contagiando a su hijo su gozo y su vitalidad. Toda una elección, aunque la aprende tarde. Cualquier instante debe ser vivido intensamente, no vaya a ser interrumpido por el desenlace fatal. Cada minuto cuenta. Cada segundo tiene el valor de lo irrecuperable. Un valor infinito.

 

Detrás de El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes late el pensamiento estoico y el epicúreo. Ambas filosofías utilizan el memento mori para tomar conciencia de la importancia del momento presente. Esta maravillosa novela representa un alegato a favor del carpe diem (Horacio): toma el hoy, sin pensar en el día de mañana (porque igual no llegas).

 

Un libro para tener en casa y para regalarlo.