En el número 1595 de la revista Tiempo se publica un reportaje titulado "Poesía y crisis", en el que participo junto a Jorge Riechmann, Enrique Falcón, Mercedes Cebrián y Luis García Montero, entre otros autores. Os dejo a continuación mi entrevista completa:
1.
¿Se puede hacer ficción poética de una realidad tan difícil como la actual?
Toda
literatura, en tanto que manifestación artística, es pura ficción. La lírica
también. Lo que no está reñido con la observación y crítica del mundo, ni con
su posterior expresión estética. Encontramos ejemplos en la prosa
erasmiana del siglo XVI (Lazarillo, Diálogo de Mercurio y Carón). Ya en la poesía de Quevedo se criticaba la obsesión
por la recaudación de capital (Poderoso caballero es Don Dinero) y desde entonces, los
poetas siempre hemos mirado a nuestro entorno para mostrar sus taras y
desperfectos. El Lorca de Poeta en Nueva York o el Cernuda de Los placeres
prohibidos lo hicieron en su época. Nosotros, en el siglo XXI, compartimos con
ellos ese mismo deber.
2.
¿Un poeta puede hacer política con su poesía?
Por
supuesto. Cada expresión verbal expresa una ideología. Cada acto humano es político.
Inevitablemente, escribir es mirar el mundo, seleccionar un área de visión y
pronunciarse ante lo que se ve. De modo que la actitud de un poeta en
particular, así como la de cualquier escritor en general, siempre es política.
3.
¿Debe un poeta participar en la vida pública? ¿De qué manera?
Un
poeta, ante todo, es un ciudadano, de manera que puede y debe involucrarse en
la vida pública. ¿Cómo? Creando espacios de reflexión y de diálogo a través de
su obra ensayística (artículos en prensa, blogs personales, colección de
ensayos) o literaria (como decía, la literatura expresa una ideología política)
y participando activamente en las movilizaciones sociales que la propia
ciudadanía convoca para defender sus derechos y libertades.
4.
¿Qué debe predominar en un poema con contenido social? ¿Es posible combinar ética
y estética?
Un
poema social no deja de ser un poema, es decir, sigue siendo una manifestación
artística. El lenguaje constituye la materia prima del escritor, que ha de
buscarlo, seleccionarlo y tensarlo para connotar ese contenido ideológico. Así
como el escultor cincela un bloque de mármol con paciencia, destreza, fortaleza
y delicadeza, el poeta debe trabajar su texto. Valga como ejemplo de libro que
aúna a la perfección ideología y estética Elegía en Portbou, de Antonio Crespo.
5.
Gamoneda habló hace poco de la insurgencia poética. ¿Cómo entiende usted esta
llamada a la rebelión?
Un
poeta siempre está llamado a la rebelión. Rebeldes fueron Juan de la Cruz y Luis de León (recordemos la razones
de su paso por la cárcel) y no hay verdadero poeta (hombre o mujer) que carezca
de un espíritu a contrapelo de la ideología oficial. Poeta es querer
transformar el mundo, crear una sociedad civil más justa. Y ese ideario nunca
ha estado bien visto.
6.
Baudelaire escribió en un famoso verso que la única actividad política que él
entendía era la rebelión. ¿Está de acuerdo? ¿Qué otros grandes poetas que
intercalaron política en sus versos admira?
Creo
que a la primera ya he contestado. En cuanto a la segunda, en la medida en que,
como dije, toda manifestación artística es política, admiro a muchos poetas de
gran calado moral, comprometidos y solidarios, desde el capitán Andrés Fernández
de Andrada
(que tiene uno de los versos de mayor catadura ética que haya leído: “Iguala
con la vida el pensamiento”) a Juana Inés de la Cruz (autora de versos tan
agudos como “¿O por qué, contra vos mismo/ severamente inhumano/ entre lo
amargo y lo dulce/ queréis elegir lo amargo”?), a los contemporáneos Antonio
Machado,
Miguel Hernández, Ángela Figuera o Jorge Riechmann.
Miguel Hernández y su esposa, Josefina Manresa
7.
¿Cómo reacciona un poeta frente a escándalos como el caso Bárcenas o el caso
Urdangarín?
Como
cualquier ciudadano, con la denuncia verbal y con la movilización física.