La tormenta en un vaso publica mi reseña de una de las mejores novelas de lo que llevamos de 2013: El cuerpo humano, del escritor turinés Paolo Giordano (1982). El libro lo edita Salamandra, que ya publicó en 2008 la primera novela de este físico: La soledad de los numeros primos; obra a la que se entregó para desconectar de su tesis doctoral y por la que consiguió el Premio Strega, además de miles de lectores en todo el mundo.
Antología. Juana Inés de la Cruz
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domingo, 22 de septiembre de 2013
jueves, 19 de septiembre de 2013
Vivo en lo invisible, en La Tormenta en un vaso
Verónica Aranda:
«Es la primera vez que se publica en España un libro de
poemas del recientemente fallecido Ray Bradbury. Este escritor autodidacta
nacido en 1920, maestro de la ciencia ficción y de la fantasía con obras
imprescindibles como Crónicas marcianas y Fahrenheit 451, cultivó también la
poesía durante toda su vida.
»Vivo en lo invisible (Salto de página, 2013) recopila
poemas escritos entre 1953 y 2002, que ofrecen un mosaico representativo del
concepto estético y filosófico del autor de Illinois y sus máximas a la hora de
crear: «Mezclar la diversidad de verdades, lo ininteligible y lo luminoso.» Sin
duda, una poética que quiere abarcar el universo, descifrando sus pequeños
enigmas. Muchos poemas del libro ahondan en la metapoesía, y ese ansia de
conocimiento, de anotar cada instante vivido hacen de Bradbury un poeta que
escribe con avidez existencial, como forma de salvación: «Mi única tarea es
apuntarlo todo/ antes de que esas malditas cosas me ahoguen de alegría/ o me
metan en una caja para esa larga noche que no tiene final.» Todo ello impregna
su poética de cierto realismo épico.
»Una de las características de la poesía norteamericana
que también percibimos en Ray Bradbury es el considerar el universo entero como
una extensión del individuo, hasta donde puede alcanzar su pensamiento. Desde
la quietud de lo contemplativo, el poeta puede trasladarse a planetas distantes
sin perder el sentido de pertenencia a ese fragmento de universo, percibiéndolo
también sensorialmente.
»A medida que nos vamos adentrando en el poemario, nos
sorprende la variedad temática del autor americano, cuyo punto de partida es lo
doméstico, sirviéndose de metáforas muy visuales-poemas dedicados a su mujer
Maggie y a sus hijos, un recuerdo a su padre, el tedio de un domingo en Dublín
o la ducha como lugar idílico para llorar-debatiéndose muchas veces entre la
introspección y lo colectivo, sin eludir el compromiso social. Asimismo,
abundan los poemas con referencias culturales sobre el arte, la ciencia o los
diálogos con obras literarias, como los que dedica a Shakespeare, Melville y H.
G. Wells, sus escritores de cabecera. Pero sus grandes temas serán la
identidad, Dios (en forma de panteísmo), el paso del tiempo, el deseo de
permanencia y la madurez, en los que convergen diferentes tiempos y espacios,
algo característico de la faceta lúcida de Ray Bradbury, llena de juegos y
desplazamientos. A través de un humor ácido, plasma en algunos textos la
mortalidad inevitable del ser humano: «Ojalá hubiésemos sido más altos/ y hubiésemos
tocado el puño de la camisa de Dios, su dobladillo,/ no tendríamos que dormir y
partir/ con los que ya se fueron.»
»Mención aparte merece la métrica y rima de los poemas,
sobre las que el autor norteamericano ejerció un gran dominio, desde el verso
libre hasta el alejandrino consonántico, creando un estilo a veces descuidado,
otras hermético o surrealista, fruto de esa escritura enfebrecida, entre la
memoria y el subconsciente. Leer los textos en voz alta es un ejercicio de pura
musicalidad. Con buen criterio, las traductoras del libro, Ariadna G. García y
Ruth Guajardo, han optado por prescindir de la métrica Bradburiana en la
traducción, salvo algunos endecasílabos y heptasílabos en determinados pasajes,
logrando una versión en castellano muy fluida; tarea nada fácil. Los lectores
de la prosa de Bradbury o los que se acerquen a su obra por primera vez, tendrán
entre sus manos a un autor que “en cada verso aletea vida”, como mencionan las
traductoras en el ilustrativo prólogo; a un poeta que no bajó nunca la guardia,
porque “uno tiene que mantenerse borracho de escritura para que la realidad no
lo aniquile”.»
Reseña publicada el 12 de septiembre en La Tormenta en un vaso.
viernes, 13 de septiembre de 2013
Actos literarios otoño 2013
Zaragoza:
*13 de septiembre: presentación del libro de poemas La Guerra de Invierno en la Librería Antígona. A las 20:00. Charla-coloquio con la escritora Miriam Reyes.
Madrid:
*27 de septiembre: presentación de La Guerra de Invierno en el Ateneo. A las 21:30. Participan en el acto, además de la autora, los poetas Vaneza Pérez Sauquillo y Javier Lostalé.
*7 de octubre: participación en el recital de poesía Semana de la Deuda. Lugar: Librería Traficantes de sueños. A las 19:30.
*19 de octubre: presento en La Marabunta el nuevo poemario de Cristian Alcaraz, La orientación de las hormigas. A las 20:00.
*26 de octubre: participación en recital conjunto en defensa de la Educación y de la Sanidad públicas. Auditorio "Marcelino Camacho". 11:30. Junto a los poetas Antonio Crespo Massieu, Marta Sanz, Benjamín Prado, Paca Aguirre, José Luis Gómez Toré y Luis García Montero, entre otr@s.
*7 de octubre: participación en el recital de poesía Semana de la Deuda. Lugar: Librería Traficantes de sueños. A las 19:30.
*19 de octubre: presento en La Marabunta el nuevo poemario de Cristian Alcaraz, La orientación de las hormigas. A las 20:00.
*26 de octubre: participación en recital conjunto en defensa de la Educación y de la Sanidad públicas. Auditorio "Marcelino Camacho". 11:30. Junto a los poetas Antonio Crespo Massieu, Marta Sanz, Benjamín Prado, Paca Aguirre, José Luis Gómez Toré y Luis García Montero, entre otr@s.
*2 de noviembre: participación en un recital conjunto dentro del marco Voces del extremo. Poesía y resistencia. En el Patio Maravillas. A partir de las 17:00. Junto a Juan Carlos Mestre, Vanesa Pérez-Sauquillo, Ángel Petisme y Guadalupe Grande, entre otros autores.
*5 de noviembre: por motivo del 50º aniversario de la muerte de Luis Cernuda, se presenta en el Ateneo el libro Leve es la parte de la vida que como dioses rescatan los poetas. Tengo el honor de participar en él con un texto. Me acompañan en el viaje, además del homenajeado: Juan Gelmán, Caballero Bonald, Antonio Gamoneda, Francisco Brines, Ana Rossetti, Jesús Munárriz o Herta Muller, entre otros autores. A partir de las 19:30.
*5 de noviembre: por motivo del 50º aniversario de la muerte de Luis Cernuda, se presenta en el Ateneo el libro Leve es la parte de la vida que como dioses rescatan los poetas. Tengo el honor de participar en él con un texto. Me acompañan en el viaje, además del homenajeado: Juan Gelmán, Caballero Bonald, Antonio Gamoneda, Francisco Brines, Ana Rossetti, Jesús Munárriz o Herta Muller, entre otros autores. A partir de las 19:30.
Córdoba:
*5 y 6 de octubre: participación en recitales conjuntos. Cosmopoética. A las 11:00.
Orihuela:
*8 de noviembre: presentación de La Guerra de Invierno en el aula CAM de la localidad. A las 20:00.
domingo, 8 de septiembre de 2013
Todo irá bien
Cada vez son más
las obras literarias que enfrentan su mirada a la crisis o que auguran un
futuro más o menos apocalíptico para nuestra sociedad. Mientras algunas novelas
y libros de relatos sostienen un enfoque realista del asunto (En la orilla, Rafael Chirbes), otros libros apuestan por la
lente del género fantástico (Cenital, Emilio Bueso). Con esta tendencia literaria,
crítica y profética, entroncan cinco de las narraciones del último libro de Matías
Candeira, si
bien el mejor texto de la colección se aleja de estos parámetros y ahonda en la
mente perturbada de un padre de familia.
Todo irá
bien compila
diez relatos muy bien ensamblados. En conjunto, nos hablan de la entropía, es decir, del desgaste y
destrucción de las cosas. Todo se desordena, desencaja y se rompe. La piel, la
infancia, la pareja, la civilización y uno mismo, incluso, padecen un deterioro
irreversible que los aboca a la degradación. Candiera utiliza el símbolo del corte –presente en varios textos– para hablarnos de la muerte, y
los de la vitrina de cristal y la caja fuerte para garantizar la permanencia del recuerdo.
Ahora bien, pese a
la coherencia de su estructura y al tono desolador que domina en buena parte de
los relatos –a
lo que contribuye la construcción de una atmósfera mortecina, sustentada en
imágenes potentes: soles apagados, edificios a medio construir, refugios
subterráneos, ciudades sin suministro eléctrico…–, el libro es desigual. Hay
textos anodinos (“Punto cero”, “La otra puerta”, “Al otro lado”, “Purgatorio” y
“Babette”), una pieza curiosa (“Gólgota” –aborda un sanguinario rito familiar; no apto para
lectores aprensivos–), dos composiciones notables (“Antesala” –sobre el impacto de la crisis en
cuatro amigos con tendencias suicidas– y “Los que vuelven” –una historia divertida y llena de
ternura; un guiño al fandom, protagonizado por un zombi;) y dos pequeñas joyas
(“Destrucción” –parábola
del colapso civilizatorio o al revés, del desgaste sentimental–) y “No se lo enseñes a nadie”).
Este último texto
justifica el volumen. Se trata de la narración autobiográfica, no lineal, de un
hombre desolado. Gracias a la corriente de conciencia, nos sumergimos en una
mente herida por la infancia y por el accidente que se cobró la vida de sus
padres. Las secuelas de ambos traumas se proyectan en su matrimonio y en su
relación con su hijo. Obsesionado con el bombeo de sangre a la vida, una voz interior oscura libera
sus deseos reprimidos. No obstante, el personaje no se entrega a la violencia,
el texto es más sutil. Será un retrato del niño –en el que el padre trabaja cada tarde provisto de pinturas–, el que absorba toda su
inseguridad, su melancolía, su nostalgia, su soledad y su tristeza.
Todo irá
bien se
disfruta a ratos. Por fortuna, los mejores textos, esos que nos miran a los
ojos y nos escanean por dentro, suponen un poco más de la mitad del libro.
martes, 3 de septiembre de 2013
Ártico
José Luis Morante:
"En
el plazo temporal de tres lustros, Ariadna G. García (Madrid, 1977) ha forjado
un quehacer creador asentado y diverso, que convierte a su autora en una de las
propuestas de primera línea en el horizonte literario actual. Su trayecto
comienza en 1997 con la entrega Construyéndome en ti, y tiene continuidad en
los poemarios Napalm (2001), Apátrida (2005) y La Guerra de Invierno, todos
avalados por premios relevantes.
El libro que aquí comentamos, La
Guerra de Invierno es una indagación en el devenir existencial que toma el
viaje –un asunto clásico en continua renovación- como impulso poético. Los
poemas completan una senda cognitiva por el mapa de Finlandia con un cuidado
engranaje formal. El cuaderno de impresiones se organiza en tres fases, con pórtico
y epílogo. En el aeropuerto de Helsinki arranca y concluye un tránsito en el
tiempo, aglutina descubrimientos y plenitud sentimental, meditación y
percepciones denotativas de los signos al paso. El viaje propone a quien lo
protagoniza una enriquecedora geografía que deja en la memoria sus huellas
dactilares. Así sucede en escenarios como
Helsinki o Turku, segunda parada, donde la cálida respiración de las
emociones asiste a los renovados ciclos naturales de un entorno extremo. De los
textos emana un pacto convivencial con el ambiente, circunstancia que comparten
todas las secciones.
El tramo inicial del poemario
muestra un pulso conversacional e intimista; el yo se asoma a la amanecida del
asombro, despereza su soledad y destensa su atención en un recorrido epifánico.
Varía el enfoque en el segundo apartado, donde “La exploración” abre un nuevo
registro en la escritura; el sujeto lírico, cercano y directo, cede la palabra
a un narrador testigo que relata pormenores de un hito histórico. El intimismo
muda en épica para recordar las
gestas viajeras del explorador finés Adolf Erik Nordenskiold, quien fue el
primero en romper las barreras de hielo del sureste de Groenlandia y completó
la ruta del Mar del Norte. En el mismo registro, que hibrida poema en prosa y
relato breve, se sitúa el conjunto poemático “La Guerra de Invierno” que aborda
secuencias con nombres propios de la Segunda Guerra Mundial, cuando Finlandia,
entre 1939 y 1940, lucha por su independencia frente al belicismo expansivo de
la Unión Soviética. Los poemas
acogidos en el bloque de cierre retoman el tono personal de la primera parte,
incluso en los haikus, para completar ruta. Otra vez lo subjetivo se convierte
en elemento hegemónico; retorna el yo personaje con sus seguridades y dudas,
con los pliegues de la incertidumbre y las vicisitudes emocionales.
Con esa filosofía del viaje como
propuesta para conocer al otro y a uno mismo, Ariadna G. García convierte el espacio
finés en lugar de encuentro y
territorio simbólico en que se perciben los rastros de la experiencia colectiva
y la conciencia cotidiana del yo individual. Un pautado desplazamiento que
constata paisajes interiores y el rostro ártico de la realidad con la calidez
de una excelente poeta".
Publicado en el blog del autor: Puentes de papel.
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