Antología. Juana Inés de la Cruz

jueves, 28 de marzo de 2013

Entrevista en Tiempo



En el número 1595 de la revista Tiempo se publica un reportaje titulado "Poesía y crisis", en el que participo junto a Jorge Riechmann, Enrique Falcón, Mercedes Cebrián y Luis García Montero, entre otros autores. Os dejo a continuación mi entrevista completa:

 
1. ¿Se puede hacer ficción poética de una realidad tan difícil como la actual?

Toda literatura, en tanto que manifestación artística, es pura ficción. La lírica también. Lo que no está reñido con la observación y crítica del mundo, ni con su posterior expresión estética. Encontramos ejemplos en la prosa erasmiana del siglo XVI (Lazarillo, Diálogo de Mercurio y Carón). Ya en la poesía de Quevedo se criticaba la obsesión por la recaudación de capital (Poderoso caballero es Don Dinero) y desde entonces, los poetas siempre hemos mirado a nuestro entorno para mostrar sus taras y desperfectos. El Lorca de Poeta en Nueva York o el Cernuda de Los placeres prohibidos lo hicieron en su época. Nosotros, en el siglo XXI, compartimos con ellos ese mismo deber. 


2. ¿Un poeta puede hacer política con su poesía?

Por supuesto. Cada expresión verbal expresa una ideología. Cada acto humano es político. Inevitablemente, escribir es mirar el mundo, seleccionar un área de visión y pronunciarse ante lo que se ve. De modo que la actitud de un poeta en particular, así como la de cualquier escritor en general, siempre es política.  


3. ¿Debe un poeta participar en la vida pública? ¿De qué manera?

Un poeta, ante todo, es un ciudadano, de manera que puede y debe involucrarse en la vida pública. ¿Cómo? Creando espacios de reflexión y de diálogo a través de su obra ensayística (artículos en prensa, blogs personales, colección de ensayos) o literaria (como decía, la literatura expresa una ideología política) y participando activamente en las movilizaciones sociales que la propia ciudadanía convoca para defender sus derechos y libertades.     


4. ¿Qué debe predominar en un poema con contenido social? ¿Es posible combinar ética y estética?

Un poema social no deja de ser un poema, es decir, sigue siendo una manifestación artística. El lenguaje constituye la materia prima del escritor, que ha de buscarlo, seleccionarlo y tensarlo para connotar ese contenido ideológico. Así como el escultor cincela un bloque de mármol con paciencia, destreza, fortaleza y delicadeza, el poeta debe trabajar su texto. Valga como ejemplo de libro que aúna a la perfección ideología y estética Elegía en Portbou, de Antonio Crespo.




5. Gamoneda habló hace poco de la insurgencia poética. ¿Cómo entiende usted esta llamada a la rebelión?

Un poeta siempre está llamado a la rebelión. Rebeldes fueron Juan de la Cruz y Luis de León (recordemos la razones de su paso por la cárcel) y no hay verdadero poeta (hombre o mujer) que carezca de un espíritu a contrapelo de la ideología oficial. Poeta es querer transformar el mundo, crear una sociedad civil más justa. Y ese ideario nunca ha estado bien visto.


6. Baudelaire escribió en un famoso verso que la única actividad política que él entendía era la rebelión. ¿Está de acuerdo? ¿Qué otros grandes poetas que intercalaron política en sus versos admira?

Creo que a la primera ya he contestado. En cuanto a la segunda, en la medida en que, como dije, toda manifestación artística es política, admiro a muchos poetas de gran calado moral, comprometidos y solidarios, desde el capitán Andrés Fernández de Andrada (que tiene uno de los versos de mayor catadura ética que haya leído: “Iguala con la vida el pensamiento”) a Juana Inés de la Cruz (autora de versos tan agudos como “¿O por qué, contra vos mismo/ severamente inhumano/ entre lo amargo y lo dulce/ queréis elegir lo amargo”?), a los contemporáneos Antonio Machado, Miguel Hernández, Ángela Figuera o Jorge Riechmann.


 Miguel Hernández y su esposa, Josefina Manresa


7. ¿Cómo reacciona un poeta frente a escándalos como el caso Bárcenas o el caso Urdangarín?

Como cualquier ciudadano, con la denuncia verbal y con la movilización física.

jueves, 21 de marzo de 2013

Premio Internacional de Poesía "Miguel Hernández"





Amigos, es un placer comunicaros que he ganado el Premio Internacional de Poesía "Miguel Hernández-Comunidad Valenciana". 

La noticia ha sido publicada en los diarios El País y El Mundo.

Gracias por vuestra complicidad lectora.

domingo, 17 de marzo de 2013

La librería ambulante


 

Las novelas sobre librerías están de moda. Impedimenta ha dedicado dos títulos al tema: La librería, de Penélope Fitzgerald (2010), apenas un bosquejo de trama que promete mucho más; y la sublime La buena novela, de Laurence Cossé (2012), una de las mejores novelas publicadas en los últimos años, de la que he dicho: “Escrita in medias res, y con estructura de thriller, encandila por su prosa elegante (mérito de la traductora, Isabel González-Gallarza), por la sabia elaboración del suspense y por su preciso conocimiento del mundillo literario, cuya trastienda muestra sin tapujos”. A esta lista sumamos ahora la amena y divertida La librería ambulante, de Christopher Morley (2012), publicada por Periférica.

En una época como la actual, en que las librerías se resienten por el impacto de la crisis y de la descarga de libros, este alud de novelas rinde homenaje a esos legendarios establecimientos donde los lectores pueden encontrar, escondido en un estante o tumbado provocativamente en una mesa, el libro de su vida y debatir durante horas con otros amantes de la literatura, con hombres y mujeres especializados en los distintos géneros: sus libreros. Esta es la pauta de los locales independientes, que priorizan el trato de calidad y el estrechamiento de vínculos, al número de ventas. Si Laurence Cossé lleva esta pasión por las novelas a una librería del centro de París, situada en un palacio, Christopher Morley, en cambio, la sube a un carruaje de madera pintada, de ruedas embarradas y tirado por una mula. No importa, nos dice, dónde se encuentren las obras, la librería perfecta es aquella regentada por libreros honestos, fanáticos de la literatura, de gusto exquisito, dotados de gran capacidad comunicativa y hábiles en el conocimiento psicológico. ¡Qué resistencia al fenómeno Amazon, que propone cientos de miles de libros on line, sin nadie que organice ni filtre tamaña librería virtual! 

La librería ambulante es una suerte de cuento sencillo, salpicado de humor, provisto de certeras reflexiones sobre la existencia, la identidad y los roles de género. Narra el encuentro fortuito de Roger Mifflin (misionero literario a bordo del Parnaso, caravana atiborrada de libros, cuyo objetivo es aventurarse en las montañas y campos para llevar la literatura a las gentes más simples) y Helen McGill (granjera cansada de ollas, sartenes y corrales, hermana de un famoso escritor de quien envidia su libertad para el vagabundeo), que cambiará sus vidas para siempre. Mientras él le enseña los secretos “de la diversión más celestial conocida por el hombre: vender libros”, ella (¡a sus cuarenta años!) irá descubriendo el amor, la aventura, el peligro y “el cultivo de la reflexión filosófica”.

La obra trata del arrojo de una mujer que lo abandona todo por encontrarse a sí misma. No importa la edad que se tenga para empezar de nuevo. La vida es reinvención. Quien se estanca se muere. Sólo aquellas personas que gozan de verdad de cuanto hacen, ya sea la tarea grandiosa o humilde, alcanzan la plenitud. Nuestra misión en el mundo consiste en buscarnos por dentro de la sangre, saludar a nuestro yo más cierto y jamás traicionarlo.



Lo mismo ocurre con la literatura, las buenas novelas se escriben desde la sinceridad: “Un buen libro debe ser simple… debe provenir de algún lugar entre la segunda y la tercera costilla: debe haber un corazón latiendo en su interior”. Tal es el caso de La librería ambulante. Se aprecia que Morley disfrutó al escribirla, que se dejó llevar por la carrera alocada de sus dos criaturas. ¿Su premio? Esta quinta edición de Periférica. Recordemos que el libro vio la luz hace casi cien años.

miércoles, 6 de marzo de 2013

El ángel esmeralda



Hoy publica La tormenta en un vaso mi reseña del libro de relatos El ángel esmeralda, del escritor Don DeLillo (Nueva York, 1936), del que Seix Barral acaba de reeditar también su primera novela Americana (1971).