Una grieta en la noche, Laura Baeza. Páginas de Espuma. 2022
Supongamos que la noche es el inconsciente. Que en ese pozo oscuro se ocultan toda clase de traumas. Imaginemos que en las profundidades de la psique el magma negro modela pesadillas, va dando forma al dolor que no fue procesado por la mente, pero que tenemos registrado en secreto en nuestra biografía. Pues ahora pensemos en las consecuencias de que exista una grieta en ese sótano, en la posibilidad de que el recuerdo traumático emerja con toda su potencia en el plano consciente, en el desequilibrio psicológico que puede producir en una persona que sus monstruos interiores salgan de su escondite y tomen el control de sus acciones. El volumen de relatos Una grieta en la noche aborda, precisamente, estos asuntos en los seis relatos que lo integran.
El boxeador Menandro “la Chinche” Mendoza, el policía local Antonio o los hermanos mellizos Marco y Valeria (protagonistas de mis relatos preferidos: Quinto round, Veladoras y Una grieta en la noche) conviven con sus sombras, cargan con unas heridas que no pueden nombrar y que los recluyen dentro de su mundo. De ahí sus dificultades sociales, su enajenación. Todos ellos comparten un sentimento de soledad que los hermana, así como son personajes desheredados de la fortuna. El yo oculto se manifiesta a través de las pesadillas y del destrozo de muñecos con carácter simbólico. La colección de relatos que firma Laura Baeza no es libro de terror, y sin embargo, indaga en los peligros de que una experiencia negativa, no procesada por el cerebro, regrese con toda crudeza para resquebrajar la lámina de la realidad.
Si interesante el fondo, no digamos la forma del conjunto. Sobresale el estilo de los relatos de apertura y cierre. El primero (Quinto round) está narrado por un adolescente. De ahí las concesiones a la verborrea, al registro coloquial, al monólogo interior de un crío que testimonia la vida apicarada de su “carnal”: un hermanastro que trabaja como mozo de carga, abandonado por sus padres, que sueña con rehacer su vida con los puños. El sexto y último relato (Una grieta en la noche), en cambio, se ofrece al lector como una pirotecnia de metáforas. Con una estética deslumbrante, de artificiera, la narradora evoca un pasado con potentes imágenes ígneas o astronómicas (“necesitaba la soledad del espacio en el que sólo orbitábamos mi mamá y yo, y que mi tío Marcos representara el mismo cometa que pasa quién sabe cada cuántos años”).
En cuanto a la técnica, sobresale Veladoras, breve dietario escrito por Antonio, un policía de origen humilde que investiga el asesinato de una bruja que conoció de niño. Su final, es maravilloso.
La mirada de Laura Baeza se centra también en otros motivos candentes, esta vez, de la relidad mexicana: las desapariciones de niños, la censura de periodistas, la inmigración ilegal. Una grieta en la noche se mueve como un péndulo entre dos extremos: lo privado y lo público, la psicológico y lo social.
Una lectura muy recomendable.
En cuanto a la edición, es preciosa. Dan ganas de escribir un colección de relatos para que los publique Páginas de Espuma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario