Depresión
tropical. Jorge
Posada. Polibea. 2017. 74 páginas.
¿Cómo
evocar el desasosiego, la angustia que te provoca tu país de origen? ¿Cómo
hacer que el lector perciba la violencia que tú sientes al hablar de tu tierra
y tus compatriotas? El poeta mexicano Jorge Posada (1980) recurre a varios
recursos en su último poemario, Depresión tropical, que se acaba de publicar en España:
omisión de los signos de puntuación, fragmentación del texto, yuxtaposión de imágenes
–a menudo violentas: “los soldados detienen a una familia de migrantes/ejecutan
a los niños”–, elipsis, ironía, un léxico escatológico (“heces”, “babas”, “bilis”)
o metáforas animalizadoras de sema negativo. Los temas que aborda el autor van
del recuerdo de la –dura– infancia y las penalidades familiares, a la desafección
de la ciudadanía respecto a los indigentes que malviven en México DF, pasando
por el vaticinio del colapso energético y el fin de nuestra civilización, la
violencia machista o el amargo –e irónico– contrastre entre el Jorge Posada que
jugaba al béisbol con los Yankees de Nueva York (un triunfador nato) y el
sujeto lírico de los textos, de nombre homónimo: despistado, cobarde, poco
cuidadoso, torpe y hasta maloliente. En apenas un lustro, el autor mexicano se
ha hecho un merecido hueco tanto en el panorama poético americano como en el
español, prueba son los lugares de edición de sus poemarios: Costa sin mar, UAM, México, 2012; Adiós a
Croacia, Zindo&Gafuri,
Argentina, 2012; La belleza son los aeropuertos vacíos, Liliputienses, España, 2013; Canciones
de la dependencia sexual, Bongo Books, Cuba, 2014; Desglace,
Aguadulce,
Puerto Rico, 2014, 2ªed. 2016; Vallas de publicidad, El humo, México, 2015; Habitar un país es llenar de tierra una piscina, Liliputienses, España, 2016; y Depresión
tropical, Polibea,
España, 2017. No es esta mala ocasión para reconocer el ingente trabajo que
realizan las dos editoriales españolas citadas en su afán por difundir a los
poetas de ultramar.
Aquí un
poema de su último libro:
el 86%
de personas
en este
autobús
fueron
un casi bailarín
un casi
médico
un casi
actor
pero se
lesionaron
la
universidad cerró
la
enfermedad de sus padres
de sus
hijos
el 11%
permanece
en una
placenta
de estímulos
religiosos
o
monetarios
del
resto no se tienen
datos
precisos
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