lunes, 7 de octubre de 2024

Elena Medel y mi Napalm


 

 

 La editora cordobesa escribía en 2004 sobre una tendencia común que compartimos los poetas que nos dimos a conocer a comienzos de siglo: la cultura de masas. Siguiendo la teoría pendular de Ricardo Argullol, pone el foco en la renovación poética que protagonizamos en la primera década del 2000.

[…] Algunos nietos de los mass media hemos decidido no seguir ignorando a la cultura popular, un imaginario tan lícito como el proporcionado por las enciclopedias. Según Paul Eluard, «no existen formas consagradas ni palabras sagradas o vulgares»; todo depende de los prejuicios con que el lector se presente ante el poema. Para mí, que he crecido almorzando mientras veo la televisión, que conozco a las princesas de los cuentos por medio de las películas de Walt Disney, el poema que Juan Antonio González Iglesias dedica a Martín López Zubero es mucho más válido que uno ensalzando la hermosura de las hojas otoñales. […]

A los elementos ya utilizados por los novísimos se incorporan nuevos rasgos desarrollados en estos treinta años, de auge reciente para quienes cuentan la historia y asentado para quienes la vivimos: la tecnología representada por Internet y los videojuegos, y la televisión no sólo como fábrica de iconos, sino como medio productor de temas, auténtica ventana al exterior. De las imágenes nacen imágenes; no resulta extraño que cine y cómic continúen inspirando a los poetas. […]

Esta integración en el discurso poético de elementos surgidos de la cultura de masas es una realidad que se abre paso con fuerza, aunque por el momento parece limitarse a unos pocos poemas dentro del poemario. Hay, sin embargo, excepciones que es justo analizar con mayor detenimiento: Mi nombre es Rojo, de Mercedes Díaz Villarías; Napalm. Cortometraje poético, de Ariadna G. García; y ¿Estás seguro de que no nos siguen?, de Antonio Portela. Estos tres libros parten de lugares e intenciones comunes, para a continuación bifurcarse en su desarrollo y resultado: cada uno apuesta por un aspecto concreto para recrear su mensaje. […]

Napalm. Cortometraje poético hace explícito su contenido ya en la portada: el título y la viñeta, a camino entre el story board y el póster de cartelera, enclavan la literatura de Ariadna G. García en un ambiente cinematográfico, encerrando incluso una banda sonora a cargo de Korn. Por tanto, desde el principio la autora sitúa su discurso en la revisión de los mass media, solidificando las voces que rigen el hilo poético mediante la adopción de un imaginario que enlaza con diversos subgéneros cinematográficos. Thriller de ciencia ficción, en Napalm aparecen maletas—frigorífico, jeeps, pistolas y hackers, siguiendo un esquema propio del guión de cine, nutriéndose de recursos como la elipsis o el flashback. Sin embargo, Ariadna G. García no obliga a que el verso se adapte a la narración cinematográfica; Napalm se compone de poemas que funcionan como una entidad individual, pero cuya lectura conjunta desvela los rasgos de una peculiar historia de amor cuya originalidad bien podría ser contada en celuloide. […]

He venido refiriéndome a un rasgo que me atrae enormemente no sólo como lectora, sino también como escritora. Repasando los poemas de Mi primer bikini encuentro prácticamente una referencia a la cultura de masas por poema: un poema dedicado por completo a la televisión, los pitufos y Goku, Cenicientas y Bellas Durmientes en vídeo, títulos compartidos con canciones de Ash y La Oreja de Van Gogh y películas de terror, visitas a Zara... Trato, simplemente, de predicar con el ejemplo. Esta aspiración no está ausente en el poemario en el que trabajo: frases de series de televisión, odas a películas y, por supuesto, la música que suena de fondo en los anuncios armonizan un conjunto en el que, de no ser por estos elementos, reinaría la hostilidad. Se trata de la incorporación de un imaginario común, de referencias culturales vigentes igual para el estudiante universitario que para la panadera de la esquina. Yo desconfío de esa Altísima Poesía que busca indagar en qué sé yo y se recita con los ojos en blanco […]

En tiempos novísimos se le llamó, con encendido desdén, cocacolanización (Gaspar Gómez de la Serna). Ahora habrá quien cuelgue otras etiquetas que yo misma he mencionado: cultura popular,cultura de masas, mass media. Poco me importa. Yo sólo cruzo los dedos y recupero en voz alta el verso de Antonio Portela: «hay que ser absolutamente posmoderno». De todos los caminos posibles, lo considero el más interesante por el que los poetas de mi generación podemos transitar.

 

 

 

Elena Medel. “Hay que ser absolutamente posmoderno”. Encuentros en Verines. Asturias. 2004.

 

 Referencia aquí: https://www.cultura.gob.es/lectura/pdf/V04_MEDEL.pdf

 

Ministerio de Cultura. Gobierno de España

 


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