viernes, 15 de noviembre de 2024

Alguna reflexión sobre Sabiduría de los límites

 


 

Sabiduría de los límites / Línea de flotación, Ariadna G. García. Universidad de Alcalá de Henares. 2023

 

 

 

Mi nueva publicación no es la feliz coincidencia en un solo volumen de dos poemarios, si no que puede interpretarse como un único libro, dividido en dos partes. Esto se deba a que la ordenación de las obras no sigue un orden cronológico, en cambio, responde una estructura concreta: causas-efectos (problemas derivados)-solución. Antes de analizar estor pormenores, vayamos con el primero de los títulos. Sabiduría de los límites remite al mundo heleno. Epicuro nos insta desde su Jardín a que impongamos coto a los deseos. Prima la “reflexión prudente” sobre los caprichos del instinto. Nos exhorta a la sensatez para evitar futuras pesadumbres y angustias derivadas de la satisfacción de “placeres momentáneos”. Esto, que puede y debe tener una lectura privada e individual, nos afecta como sociedad a nada que ampliemos el campo de estudio. En los fragmentos que componen sus Sentencias vaticanas, el filósofo griego nos aconseja: “Ante cualquier deseo debemos formularnos la siguiente cuestión: ¿qué me sucederá si se cumple el objeto de mi deseo, y qué si no se cumple?” Está claro que nosotros no nos hemos parado a pensar en las consecuencias que, a medio y largo plazo, nuestro voraz e insaciable deseo de posesión y disfrute de objetos de consumo puede tener en el planeta Tierra. Epicuro que nos recuerda que debemos llevar una simple que sacie nuestros deseos naturales necesarios, y que nos deshagamos de los vanos, poniendo siempre en valor cualquier forma de vida. Visto el ritmo con que destruimos ecosistemas y extinguimos especies animales y vegetales, resulta evidente los humanos del siglo XXI hacemos oídos sordos al manual ético de uno de los grandes pensadores de la Antigüedad.

 

Sabiduría de los límites lleva a la plaza pública, al ágora, el origen de las crisis que estamos padeciendo ya. ¿Y dónde se localiza el foco? En la inversión de valores. Vivimos en un mundo al revés. De ahí que en este primer poemario el sujeto que enuncia opte por el discurso irónico y sarcástico. Los valores que defiende son falsos: la posesión, el dinero, el consumo, la velocidad, la oferta. Aquí dialogo con los filósofos cínicos del periodo helenístico. Unos y otros criticamos las convenciones sosiales sustentadas en los valores contraproducentes. Y a la vez, me esfuerzo en reivindicar los contravalores que deberían guiar nuestra convivencia: el amor, el deseo erótico, la amistad, la lectura, la familia, el café… Decía Epicuro en las Sentencias: “El gusto del cuerpo es este: no tener hambre, no tener sed, no tener frío. Quien consiga esto competirá con Zeus en cuestión de felicidad”.

 

Comprendido el origen de las crisis (climáticas, energéticas, económicas…), nos fijamos en algunas de las consecuencias que el desbordamiento de nuestros límites ha originado: paro, exclusión social, destrucción de los servicios públios, extinción de moluscos en Galicia, problemas sanitarios debido al consumo del aceite de palma, tala de bosques y apertura de minas que provocan ecocidios…

 

La solución pasa por recuperar los valores verdaderos. ¿Cuáles? El amor, la mesura, la compasión, la generosidad y el áura mediocritas (el autodominio, el respeto por los límites que acotan el campo de la vida feliz). De ahí la cita que abre el libro, extraída de las Meditaciones del emperador estoico Marco Aurelio: “Condúcete con amor”.

 

El segundo de los libros, Línea de flotación, insiste en este punto. En el amor. Pero entendido este en un sentido epicúreo. Esto es: en el amor a la vida. El filósofo del jardín nos apremia en las Sentencias al disfrute del instante, por modesto que sea; y sin más dilación: “Nacemos una sola vez. Y tú, que no eres dueño del día de mañana, retrasas tu felicidad. Y mientras tanto, la vida se va perdiendo lentamente”. Por ello, son varios los poemas de la obra que apresan el momento y lo congelan, extrayendo de él el tesoro una experiencia intensa. Cada segundo es único. Cada minuto tiene su valor. Me refiero a los textos “La llave”, “Parque Loranca”, “Neonatos”; que a su vez establecen un puente con poemas de Sabiduría de los límites: “Plenitud”, “Calabaza”… 

 

Por otro lado, el libro retoma valores estoicos cuando nos habla de la necesidad de religarnos entre nosotros y de vincularnos con el mundo animal. La palabra poética rompe los muros de los prejuicios en “Poesía”, une a lectores de diferentes épocas en “Selva”, ofrece apoyo  a quien lo necesite en “Olimpo”, muestra solidaridad con escritoras pretéritas en “Juana Inés de la Cruz”, estimula a la autoconfianza en “Barreras” u ofrece su consejo en “La Compañía”.      

 

Sabiduría de los límites/Línea de flotación al tiempo que dialogan con la tradición filosófica helenística y la poesía grecolatina (de fondo suena el catálogo de Marcial sobre la felicidad) hunden sus versos en nuestra realidad socio-política. Y si es verdad que nos trae una pequeña maleta con soluciones a las crisis que padecemos, lo cierto es que también nos lanza a bocajarro un montón de preguntas sobre nosotros mismos y sobre el modo en que debemos afrontar los cambios que se nos avecinan.

 

 

 

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