domingo, 1 de agosto de 2021

Un poema "gimnasta" de Napalm

 

Para celebrar la plata que Ray Zapata acaba de conseguir en suelo, en las Olimpiadas de Tokio, comparto por aquí un poema de Napalm (Premio Hiperión, 2001), escrito en noviembre de 2000, tras los Juegos de Sidney. El texto está inspirado en un gimnasta extraordinario, al que descubrí en Atlanta 96, el ruso Alexei Nemov: la música hecha músculo. También resuenan de fondo los comentarios de la periodista deportiva de RTVE Paloma del Río.

 

 

Escena interior (a).

 

 

1

 

 

SABIENDO lo exigente

de la competición

en el siempre difícil aparato

de barras paralelas que es la vida

te pasarás las horas

metido en el gimnasio

haciendo curl de pesas con las palmas

metidas hacia dentro

levantando los discos de entre ocho

a doce kilogramos de auto-estima

que tendrán tus mancuernas.

Entrenando

tres veces por semana

(un día de descanso

después de cada entreno)

alcanzarás el tono

muscular adecuado para luego

no desequilibrarte si el destino

—una cuenta bancaria

con saldo negativo, un embarazo

imprevisto— estuviese

en tu contra.

Buscando una mayor

fijación a la barra esparcirás

una mezcla (según necesidad

o gusto de atleta)

de amigos y parientes a lo largo

de las zonas de apoyo.

Te aconsejo

que lleves protectores por si acaso

descubras la traición

en aquellos momentos de mayor

vulnerabilidad

para que sus efectos

de lija no te corten

                 ni te quemen los bíceps.

 

 

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