jueves, 9 de septiembre de 2021

Janowitz

 

Janowitz, Salvador Macip y Ricard Ruiz Garzón. Obscura. 2021. 263 páginas.

 

 

 

 

Obscura editorial apenas tiene un año de vida. Nació en plena pandemia, en marzo de 2020. Especializada en narrativa de terror y de fantasía, Janowitz es su primer título de ciencia-ficción, y la edición del libro es maravillosa. La sugerente e hipnótica cubierta esconde una novela que responde a los adjetivos que buscan los editores para valorar un manuscrito: es inquietante, misteriosa y algo tétrica. Pero sobre todo, es una obra perfectamente construida, a cuatro manos. Sus autores (Salvador Macip, científico y autor de novelas juveniles; y Ricard Ruiz Garzón, premio EDEBÉ de literatura infantil) se reparten el amplio –y variopinto– elenco de personajes que protagonizan la historia: Wade (periodista independiente, un personaje que parece inspirado en el Jonás de Los escarabajos vuelan al atardecer, de Maria Gripe), Alice (psiquiatra), Katniss (una anciana arqueomática experta en informática y en antiguas leyendas locales), Ziggy (programadora), Ender (líder revolucionario), Joshua (profeta), Hoenikken (una suerte de alcalde que ostenta el cargo de “hegemón”, máxima auroridad política de Janowitz, ciudad-estado que gobierna con mano de hierro), Flynn (la infalible teniente del ejército) y una niña sin nombre que es un enigma en sí.  

 

Se trata, por tanto, de una obra coral y polifónica. El narrador es omnisciente y multiselectivo. Los capítulos son cortos. Está escrita en presente, igual que otras narraciones apocalípticas. Ismael M. Biurrun explica en su relato “Coronación” la predilección de las distopías que hablan del colapso por este tiempo verbal, persigue “una retransmisión en vivo, que el lector forme parte del acontecimiento”. No en vano, como adelantaba, Wade ejerce su profesión tableta en mano, y va colgando videocast en su canal para informar a los ciudadanos de las anomalías que padece Janowitz.

 

Y es que en la ciudad se han suspendido las leyes naturales que rigen el mundo: los ríos no corren, los cielos son morados, se ha declarado una epidemia de ceguera, llueve sin nubes, el reino vegetal ataca a los humanos desprovistos de tecnología (¿huella de la película El incidente?)… La realidad ha sido alterada por causas desconocidas, si bien cada grupo de poder de Janowitz sostiene una hipótesis sobre el origen de esta modificación de las ciencias físicas. Para el gobierno, es obra de terroristas; para estos (los “argivos”), se debe al capitalismo y a su impacto ecocida en la naturaleza; para los místicos, es una señal de dios contra la clase política y empresarial que machaca a la gente; y en última lugar, para los sanitarios, puede tratarse de una alucinación colectiva causada por un virus.

 

Los síntomas enumerados relacionan esta entretenida y bien pensada novela con otras que abordan el asunto del colapso civilizatorio por causas de orden natural. Son los casos, también, de la irreverente y divertida Donde siempre es medianoche, de Luis Artigue (Pez de Plata, 2019. “Premio Celsius”); y del tríptico terrorífico Las invasiones, de Ismael M. Biurrun (Valdemar, 2017).

 

Al igual que en la novela de Artigue, los fenómenos paranormales son la excusa perfecta para que el ejército tome las calles y para que los predicadores arenguen a las mesas a la revolución. En ese sentido, no faltan en Janowitz las críticas al sistema que sostiene la sociedad occidental (las prisas, el dinero, el consumo, la corrupción, la dependencia tecnológica...). Pero su fuerte es otro. La novela es un prisma, es un juego de espejos, un caleidoscopio donde las escenas se ensanchan, se duplican en un baile de ecos, destellos y reverberaciones. Es pura matemáticas. Cada capítulo abre un sorprendente punto de fuga, dialoga con otro, desarrolla un detalle, ramifica la historia como lo haría la secuencia Fibonacci. El tándem Macip Garzón ofrece a la comunidad lectora un libro magnificamente diseñado, de arquitectura sólida; escrito con un estilo cuidado, de alto vuelo retórico. La poesía respira en sus páginas, hasta el punto de que incluso descubrimos una cita intercalada: “De alguna manera, presiente que tanta belleza no puede ser más que el anuncio de algo terrible” (p. 86, sacada de las Elegías del Duino, de Rainer Maria Rilke: “La belleza no es más que el comienzo de lo terrible”).

 

Cada personaje es una pieza única en el engranaje del libro. Entre todos habrán de hacer frente a la insólita convergencia de energías que ha tomado la pagoda de la ciudad -el corazón místico de Janowitz, su centro simbólico-, hasta envolverla en un tenebrosa telaraña verde provista de tentáculos.

 

Sobre el argumento no diré más. Sí recalcaré el ágil sentido del ritmo de tiene la historia, y su magnífico desenlace. El chat gamberro que cierra el volumen da un golpe de timón que se agradece, tiene un giro metadiscursivo interesante a la par que divertido y clásico.

 

Janowitz no deja de ser un canto a la libertad, al cambio, al abandono de roles, así como una reflexión sobre la posibilidad real –o no– de transformar el estado de cosas del mundo. ¿La Historia está condenada a repetirse? ¿Es el albedrío una quimera? O como se pregunta Borges en su célebre soneto: “¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza?”.

 

No se pierdan el libro. Es para tenerlo.  

 

   

 

 

 

3 comentarios:

  1. Muchas gracias por la reseña! Me alegro que te haya gustado nuestro "juego" matemático-literario :)

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  2. De nada. Un placer. Me ha encantado vuestro libro a cuatro manos. Enhorabuena!

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  3. De nada. Un placer. Me ha encantado vuestro libro a cuatro manos. Enhorabuena!

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