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jueves, 12 de abril de 2012

Darwinismo social

 

La actual crisis económica ha sido creada por los poderes políticos, seguramente, como consecuencia del previsible agotamiento -en pocos años- del suministro de petróleo. Ningún partido ha asumido la responsabilidad de darnos un mensaje evidente: no hay recursos energéticos para satisfacer nuestra demanda. Para frenarla, la derecha apuesta por un concepto decimonónico: la selección natural. A través de los recortes sociales, del deterioro del estado del bienestar, de la privatización de los servicios públicos y del aumento del paro, disminuye el consumo; pero no solo, también se reduce la banda la clase media y se estratifica a la ciudadanía entre individuos con y sin recursos económicos para garantizarse la supervivencia. Con este método, el Estado pretende convertimos en salvajes competidores por un (precario) puesto de trabajo que nos garantice el pan. Existe otra opción, la de la izquierda, que consiste (en teoría, al menos) en cooperar entre todos para obtener un beneficio común. Pero se estancó en las urnas el pasado noviembre. El pueblo eligió la lucha por la vida. Y en eso estamos. Mientras nos medimos como púgiles sobre el ring del empleo, y vemos cómo montan los cuadriláteros de la Educación y de la Sanidad, no nos damos cuenta de que se silencia la Cultura, de que se criminaliza la movilización en la calle, de que la Iglesia extiende sus tentáculos, de que la Monarquía mantiene (casi íntegra) la asignación de su presupuesto, de que el poder se centra en una mano.

lunes, 2 de abril de 2012

Distopía


 
“No tenemos una bola de cristal para ver nuestro  futuro energético, pero  hemos recopilado datos muy diversos y los hemos juntado en un modelo matemático simulado por ordenador [...] Hemos usado este modelo matemático para estudiar dos cosas vitales en nuestra sociedad: la energía y la economía [...] El panorama que se ve desde arriba nos lanza un mensaje muy claro: esto no puede seguir como hasta ahora. No es el mensaje de siempre, no sólo decimos que esto no debe seguir porque es perjudicial para el planeta. No. Decimos, simplemente, que nuestros datos muestran que no vamos a continuar por este camino, no es posible. No tenemos petróleo para continuar con el crecimiento económico y los patrones de consumo de las últimas décadas. Algo va a cambiar en nuestra sociedad en esta misma década y de forma muy sustancial.

Según las estimaciones de la mayor parte de los geólogos y según los datos que estamos observando estos últimos años, estamos viviendo el estancamiento y declive de la extracción de petróleo, y no vamos a poder sustituirlo con otras tecnologías. Aunque nadie sabe dónde puede llegar la ciencia en el futuro, sí sabemos que las tecnologías necesitan años e incluso décadas de desarrollo y ya no tenemos tiempo.

Ni las energías renovables ni la nuclear van a servir para superar el declive del petróleo por una razón evidente: estas tecnologías nos proporcionan electricidad, mientras el petróleo es un combustible líquido, muy versátil y ligero, imprescindible para el transporte y la agricultura actuales. Si el declive del petróleo se espera para esta década, el resto de los recursos energéticos no van a durar mucho más. El gas natural, el carbón y el uranio probablemente encuentren sus declives antes de la primera mitad del siglo. Esto nos dejará sin los combustibles que generan la mayor parte de la electricidad, aunque, en el caso de la energía eléctrica, la sustitución es un poco más sencilla porque el declive del carbón, gas y uranio no es tan inminente y las energías renovables están más desarrolladas.

Aunque el mensaje dominante en los medios de comunicación y en los discursos políticos huye de estos temas y nos invita a pensar que vivimos en un mundo de recursos naturales y energía prácticamente ilimitada, cada vez son más los estudios científicos que exponen conclusiones similares a las nuestras. Dice mucho de la clase de políticos y medios de comunicación que tenemos el que una noticia de esta envergadura esté ausente de las primeras planas y los debates electorales.


En las próximas décadas vamos a experimentar el declive de la mayor parte de los recursos energéticos a los que estamos acostumbrados y la sustitución no siempre va a ser posible. Lo más probable es que tengamos que conformarnos con consumir menos energía de la que usamos ahora. Si bien es cierto que existen formas de satisfacer las necesidades de los habitantes del planeta consumiendo bastante menos, no es menos cierto que llevamos siglos incrementando nuestro consumo y tenemos una enorme inercia que nos empuja en dirección completamente opuesta al ahorro.

Asumir el reto de la crisis energética supone enfrentarse a un gran cambio global, un cambio en la industria, la agricultura, el transporte, el urbanismo y la vivienda, pero, sobre todo, un gran cambio de mentalidad colectiva que necesitará del  abandono del consumismo y el crecimiento como pilares de la sociedad. Es preciso que todos vayamos tomando consciencia del problema cuanto antes y asumamos la necesidad del cambio, ya que el declive de los recursos no es una opción. Si nuestras sociedades no son capaces de aplicar medidas de ahorro, la disminución de recursos se hará de igual manera y serán la pobreza, la desigualdad y la recesión económica quienes, probablemente, se encarguen de disminuir el consumo energético”.

Margarita Mediavilla Pascual, profesora de la Escuela Universitaria Politécnica de Valladolid.