jueves, 22 de noviembre de 2012

Au nom de la rose





Han cerrado Au nom de la rose.

No se trata de una floristería cualquiera. Allí compré las flores de mi ramo de novia. Mi vida está ligada a aquel aroma, a aquella variedad de colores y tonos.


Ya no existe Au nom de la rose.

La calle es más amarga y más oscura. Ha sido sustituida por un espacio sin magia. Ahora hay una tienda de telefonía móvil. Un establecimiento gris, despersonalizado y vulgar. Se venden productos, pero no se crean ambientes. El barrio pierde sangre. Palidece como un cuerpo vacío de alegría.


Ha muerto Au nom de la rose.

Y ni pétalos quedan para llorar su entierro.

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