Napalm


Sinopsis

Ariadna G. García ganó el XVI Premio de Poesía Hiperión. Napalm. Cortometraje poético se declara heredero tanto de fray Luis de León más oscuro y violento en su sintaxis, como de ciertos motivos estructurales y temáticos de la picaresca áurea. Todo ello pasado por los filtros poéticos de la autora y por modos de concebir el mundo (en especial, las relaciones afectivas humanas), lo que da lugar a un amplio espectro de símbolos constituyentes de su particular microcosmos: pistolas, maletas-frigoríficos, liposucciones... con fórmulas del montaje cinematográfico, cuya originalidad destacó el jurado a la hora de otorgar su veredicto.


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Reseñas


El País, Babelia. Sábado 2 de junio de 2001

Dos lenguajes, dos estéticas

Ruptura y tradición son los ejes sobre los que se articulan los dos libros premiados con el Hiperión de poesía de este año, que indagan en la realidad más íntima del ser humano.

En los últimos años, el premio Hiperión ha jugado un papel de primer orden en la configuración del mapa de nuestra poesía más joven. Tanto en lo que se refiere a la prospección de caminos estéticos y tendencias como a la decantación de nuevos nombres. Su última edición no ha sido excepción a esa norma. Ariadna G. García (Madrid, 1977) y Rafael Espejo (Palma del Río, Córdoba, 1975) han compartido el premio de un modo parecido a como sus libros comparten el hilo conductor del viaje hacia la intimidad más radical, hacia ese lugar en que el ser humano establece su relación con el mundo, con el amor, consigo mismo y sus carencias. Si es compartido ese hilo conductor, no podemos, sin embargo, decir lo mismo respecto a la opción estética de cada uno de los textos. En Napalm, su segundo poemario, Ariadna G. García opta por una formalización rupturista, innovadora, en la que la utilización de la iconografía de este comienzo de siglo (el lenguaje informático, los electrodomésticos, los tejidos sintéticos, la obsesión dietética, las nuevas armas) se combina con una estructura pretendidamente fílmica y con una opción tipográfica más acorde con la utilizada por las nuevas tecnologías que con la que tradicionalmente emparentamos con la poesía (y con la propia tipografía de la colección en que el libro aparece). Ese tinte experimental, que lleva a la autora a titular cada apartado del libro con el sustantivo “escena” y a incorporar a los poemas imágenes de cierto efectismo (“corrí hasta que mis venas bombearon/ ácido de batería”; “feroces/ zarpazos de tijera”…), no está reñido con la voluntad de indagación en la experiencia de amor de un sujeto poético desdoblado y dialogante, buceador en las exigencias del sexo, en la raíz de la imagen externa (la estética, la moda) o en los requerimientos de los sentidos. Tampoco con una visión del mundo desmitificadora e irónica, casi cáustica de la realidad contemporánea ni con cierta propensión a perfilar el lado oscuro de la experiencia cotidiana. Un meritorio esfuerzo de innovación que conecta con algunas de las tendencias más irreverentes de nuestra lírica última y cuyo principal peligro sea moverse muy cerca de la línea donde la hipérbole roza el tremendismo. En todo caso, estamos ante la propuesta de una poeta en busca de una voz distinta y original en la que cabe depositar, a la luz de esta entrega, una alta dosis de confianza.

                                                                                                                                         Manuel Rico





Edad de cera derretida

ABC Cultural, 6 de junio de 2001

Ambos están en la década de los veinte años, han realizado estudios de Filología Hispánica y comparten el XVI Premio de Poesía Hiperión, concedido por un jurado compuesto por Francisco Castaño, Luis García Montero, Jesús Munárriz, Carlos Piera, Ana Rosetti y Jenaro Talens. Rafael Espejo (Palma del Río, Córdoba, 1975) y Ariadna G. García (Madrid, 1977) son jóvenes creadores que pertenecen a esa generación del 2000 marcada por la superación –en el terreno lírico- del realismo urbano y la ironía. Los dos ofrecen sendas muestras de una nueva sensibilidad, motivada, en el primer caso, por espejismos de un yo enamorado, y en el segundo, por la yuxtaposición de planos expresionistas. Todo ello, con una edad cumplida, como fondo. […] Escribe Ariadna G. García: “Coseré las costuras/ de estas horas deshechas/ mientras juntas las piezas/ del puzzle de mi cuerpo”. Estas dos propuestas apuntan a una escritura directa, a la celebración de los deseos, sin evasiones ni voces intermediarias.

La escritora madrileña desgrana una “poética” sobre las emociones y su trascendencia en el tiempo (“recuerdos desgajados/ de otros tantos recuerdos/ de tu vida, esperanzas,/ pedazos de tu ser/ arrancados de ti”), bajo un sintaxis de encuadres y planos y con dislocaciones semánticas. Poesía con imágenes surreales –dinámicas, sobredimensionadas- que nos llevan al centro de la condición humana, a sus límites y esperanzas, con el lenguaje del cine y de la música: “Soy un guerrero en busca/ del registro de héroes/ para inscribir su nombre,/ un bíceps musculoso estrangulando / prejuicios y complejos,/ una nube metálica a punto de tormenta”. […]

Entre el espejismo del mundo y las escenas interiores de conmoción, estos dos ejercicios líricos se proyectan delimitados por la ruptura de un guión escénico –la adolescencia, las lecciones de la vida-, espacio íntimo necesario de reinvención, y, a la vez, nueva fórmula de imaginación de afectos y soledades. Ambos poemarios ofrecen la misma metonimia, desde ángulos distintos, desde propuestas diferentes: sobrevivir a la tormenta de los días –infidelidades, huidas, desengaños- supone reencontrar la escritura, el juego espacial con los signos (metaliteratura). Las crisis emocionales devienen en pequeñas secuencias –encadenados, fundidos-, como una saturación de realidad (palabras de Cortázar que recoge Ariadna G. García): continua visión de literatura y vida.

José María Barrera




Diario de Burgos, 1 de Julio de 2001

Las distintas posturas, temperaturas y lenguajes relacionados con el amor

No es descabellado, ni exagerado, reconocer que el premio de poesía que convoca desde hace años la Editorial Hiperión juega un papel decisivo en el descubrimiento de nuevas voces poéticas al aportar al panorama de la lírica española una gran cantera de prometedores poetas, cuya valía, en muchos de los casos, el tiempo se encarga de confirmar. Es el caso de autores hoy ya consagrados como Miguel Casado, Benjamín Prado, Luisa Castro, Luis Muñoz o Álvaro García, o de voces aún en ciernes como las de Carmen Jodra, Esther Jiménez o Laura Campmany, que obtuvieron en su momento el preciado galardón patrocinado por la editorial madrileña.

La última edición del premio confirma, desde luego, estas consideraciones ya que los trabajos de los dos autores galardonados ex aequo Rafael Espejo (Palma del Río, Córdoba, 1975) –por la obra El vino de los amantes- y Ariadna G. García (Madrid, 1977) –por Napalm. Cortometraje poético- permiten descubrir y popularizar a dos poetas aún jóvenes, en las antípodas estilísticas el uno del otro, cuyas virtudes literarias, superiores a sus justificables defectos, les harán un hueco en el heterogéneo y envilecido panorama poético del recién estrenado siglo.

Las obras de Rafael Espejo y Ariadna G. García parten de planteamientos estilísticos y estéticos divergentes y opuestos; el primero, más ortodoxo, formalista y convencional; la segunda, más heterodoxa, antinormativa y rupturista, coincidiendo ambos en un discurso poético experiencial y confesional, de gran intensidad lírica, de marcado tono amoroso y celebratorio y con cierta tendencia al desahogo sentimental y emocional, más templado en el caso de Espejo y más vehemente en el de Ariadna G. García.

Bomba lírica. Utilizando recursos cinematográficos (más aparentes que efectivos), imágenes turbadoras de gran crudeza, metáforas de alta temperatura erótica, léxico de recurrentes alusiones tecnológicas (disc-man, hacker, pc, cibernética), lenguaje contundente, estética vanguardista, y versolibrismo con cierta tendencia al prosaísmo narrativo, Ariadna G. García propone una poesía directa, rebelde, urbana, innovadora, subversiva, ajena al convencionalismo formalista y de marcado estilo experiencial, figurativo y realista, que rehúye el sentimentalismo vacuo y manido sin perturbar su fuerza expresiva y su intenso lirismo. Como un disparo a bocajarro, Napalm. Cortometraje poético, es una bomba incendiaria de turbador lirismo que explota en las manos del lector.

    Ricardo Ruiz   





Matador. Diciembre 2005

Tocada por la fuerza. La poesía tiene forma de mujer

ESCENA PRIMERA. Presentación del personaje protagonista. El imperio contraataca: duelo con espadas de luz entre Luke Skywalker y Darth Vader. El bien contra el mal, joven que irrumpe contra mayor que se defiende, resucitando la dicotomía nuevo versus viejo. Luke y Vader, verde y rojo, representan una aspiración creativa: el conflicto entre tradición y modernidad, ese punto medio –choque de espadas, arrepentimiento varios rollos de celuloide después- que rechaza exterminar el árbol genealógico. Ni parricidio ni fervor. Pienso en la temática de los poemas de Ariadna G. García, en sus armas y obsesiones, y pienso, por ese vagar entre la innovación y el clasicismo, en el combate entre jedi y sith. […]

ESCENA TERCERA. “Hoy me siento invencible/ como un viejo autobús/ acelerando a tope/ en los discos en ámbar”. Otro concepto. Otros temas, otras atmósferas. Olvida antologías, volúmenes de viaje biblioteca-mochila. Napalm describe otro mundo, o el que respiramos, pero con otros ojos. Napalm. Cortometraje poético (XVI Premio de Poesía Hiperión, 2001) es poesía cinematográfica, traslada a lo escrito las luces y la acción. O no. Más que poesía, más que cine. Lejos de definiciones y muros de contención. Si Construyéndome en ti giraba en torno a las sensaciones del primer amor, el círculo referencial de Napalm se amplía al resto de relaciones afectivas, pasiones y experiencias. Ariadna disecciona amistad, familia y pareja con recursos de ciencia ficción –transmisores, hackers, electrodos-, en un poemario que comparte estructura con libretos de cine: “no parece sencillo/ escribir el guión de tu propia película”, y Ariadna zarandea nuestras expectativas. Luke y Han Solo descubren la Estrella de la Muerte.

Las referencias de Napalm requieren el esfuerzo de un lector acostumbrado a los libros papilla, consumición y caída de boca a intestino. Plagado de voces definidas por sus actos, confidencias o consejos, Napalm es un thriller en el que soledad, complejos, recuerdos y amor aliñan huidas y enfrentamientos. Su peculiar visión femenina enlaza con María de Zayas; recuerda, en peripecias y actitudes, a Lázaro de Tormes; apunta con el dedo a la seca sintaxis de Fray Luis. El especial ritmo de Ariadna, pegadizo como arreglos de orquesta europea, cosquillea y se insinúa en Napalm: dentro de la narratividad, una característica a la que la híbrida Ariadna no renuncia, Napalm elige la parcela de lo coloquial. Directora, guionista, actriz principal, responsable de fotografía: oscura, muy oscura.  

ESCENA CUARTA. Anticlímax. “No tengo poética alguna, ningún sistema de reglas fijas al que someta mi creación”. Humanidad y lenguaje: satélites en la órbita Ariadna. Cité a Lacan. Ariadna, uno: provechosa digestión de la poesía española. Dos: compromiso con la literatura. Excelente lectora y poeta militante, incluye una poética en cada una de sus entregas. El prólogo de Construyéndome en ti y los cierres de Napalm y Apátrida ofrecen coordenadas para la comprensión. Etiquetar es imposible. Cero coincidencias; expresa en Veinticinco poetas españoles jóvenes (Hiperión, 2003): “Cada libro que escribo se encuentra circunscrito a un determinado momento, lo que implica que todos, cuanto menos en parte, posean una temática, una estética y un objeto distinto; que mi actitud creadora sea diferente”. Construyéndome en ti nace cuando abrir los ojos es la norma; Napalm obedece a la experimentación de un fuerte caminar; y Apátrida extiende sobre la mesa un puñado de fotografías. “Heterodoxia poética”, de nuevo. “Es mi poesía palabra contra el tiempo. Escribo para ordenarme el mundo analógicamente y ubicarme en él”. Explotar los relojes. Ignorar las arrugas. “Hubo un día hace tiempo en que soñaste/ con un hogar alegre en una tierra/ distinta de esta otra en la que vives”. Apátrida.

Elena Medel


En la siguiente entrada del blog, Entrega del Premio Miguel Hernández, encontrarán un poema de mi segundo libro: "Be strong". Y si pinchan aquí, podrán leer "Imán", el buque-insignia del libro.

Les dejo también unas reflexiones mías sobre el poemario. Aquí.