En estos 22 años de carrera literaria he publicado 15 libros, entre ellos, 8 poemarios y una novela. Si hay una columna que vertebre mi obra es la reivindicación de espacios de visibilidad para la mujer, de libertad, de lucha contra los prejuicios de género y de denuncia de la violencia doméstica.
Celebro este 8 de marzo compartiendo algunos de los poemas que responden a esta concepción de la obra artística como un medio de transformación de la convivencia y del mundo.
* Poema contra la homofobia lésbica, de Napalm (Hiperión, 2001). AQUÍ.
*Poema contra la violencia machista, de Apátrida (Hiperión, 2005). AQUÍ.
*Poema celebratorio da la libertad femenina, de La Guerra de Invierno (Hiperión, 2013). AQUÍ.
*Poema hímnico al amor entre dos mujeres, de La Guerra de Invierno. AQUÍ.
*Poema contra la homofobia eclesiástica, de Helio (La Garúa, 2014). AQUÍ.
*Poema a sor Juana Inés de la Cruz, de Línea de flotación (Ediciones Agualdulce, Puerto Rico, 2017):
Juana Inés de la Cruz
Mi querida hermana
-no de
hábito, de complicidad en el tiempo;
de
luchas por causas justas y nobles:
la
igualdad, la pureza-,
amaste
a María Luisa como amaron
los
grandes escritores
a
otras damas imposibles y bellas:
como
Dante a Laura,
como
Garcilaso a Isabel Freyre,
como
Bécquer a Julia Espín,
como
Keats a Fanny Brawne…
con
pasión,
desde
la distancia,
en
tus horas de sueño,
en
tus sueños a deshoras.
pero
sólo a ti
los
críticos
negaron
el
amor.
*Poemas por la visilibidad de la familia homoparental formada por dos mujeres y sus hijos, de Ciudad sumergida (Hiperión, 2018). AQUÍ.
* Poema-homenaje a los hombres feministas, como bisabuelo Esteban Planellas, de Ciudad sumergida:
El padre se remanga la camisa y reparte los
libretos entre sus hijos. El bullicio de la pensión, la prisa de los huéspedes,
queda del otro lado de la puerta. Las hijas también han recibido sus guiones
mecanografiados. El padre fue un actor profesional y quiere que todos sus
vástagos disfruten de la misma educación. De la mayor a la pequeña, las jóvenes
cocinan y cosen, así como interpretan sus papeles. Este hombre de mirada
serena, bondadosa, y chaleco impecable sobre un torso de atleta, está haciendo
lo imposible para que sus niñas no enturbien sus miradas dentro de un pozo
oscuro y vean bien el fondo de las aguas. Le ha costado el matrimonio. Está solo
frente a un sueño. No importa. Cuando sus hijos se prueban otras vidas conocen
más el mundo. Saben que de las grietas brotan flores, que la belleza existe
aunque la oculte la niebla; y también su contrario: que no todos los caminos
nos llevan hasta el sol. Este padre anduvo sobre la tierra muerta, la palpó y
renunció a la sombra de su cuerpo. Para no perder la dignidad, puso un puesto
de pescado en medio de la plaza. La noche que llovieron tumbas, bajo la luz más
triste que recuerda, amenazó a sus vecinos desde el portón de su casa de
piedra: “Si me forzáis me iré. No quiero estar con nadie y quiero estar con
todos. Mi casa estará abierta a todo el mundo.” Este hombre detuvo el avance de
una nube. Sus hijos aprendieron que al milagro no se le espera, uno sale a
buscarlo. En sus jóvenes pechos, la estrella del asombro no se oxida, arroja
luz al patio de butacas, calienta el largo invierno de un país.
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