El trineo avanza por la nieve a gran velocidad.
Tiran de él seis perros de
hermoso pelaje.
Sus ladridos anuncian nuestra
presencia,
espantan el peligro y nos
protegen
de aquellas amenazas que no
vemos.
Sus pezuñas se hunden en el frío,
de donde extraen la fuerza y el
coraje.
Recorremos kilómetros así.
Confiamos en ellos.
Yo voy de pie, guiando.
Tú vas sentada sobre una piel de
alce.
Ellos van a la caza del
horizonte.
Formamos un equipo con los huskies.
Atravesamos juntos una soledad
espesa,
que de otro modo, nos mortificaría.
De vez en cuando,
algunos de los animales se
sienten atraídos por la nieve,
y aunque nunca se paran,
lamen copos o se frotan contra
los desfiladeros blancos.
Qué belleza la de sus ojos llenos
de alegría y de ímpetu.
Poseen el espacio que recorren, y
el aire que respiran.
Miro los árboles.
Luego, dentro de mí.
Disfruto el sueño que he tenido
el valor de imaginar.
(Poema de mi libro La Guerra de Invierno. Hiperión. 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario