Sigilo, Ismael Martínez Biurrun. Alianza, Madrid, 2019. 221 páginas.
Sigilo es la sexta novela del narrador Ismael Martínez Biurrun,
autor de novelas tan reputadas como Mujer abrazada a un cuervo, El escondite
de Grisha (ambas
en Salto de Página) o Un minuto antes de la oscuridad (Random House, 2014). El
prestigio de Ismael descansa en su estilo pulcro y lírico, así como en las
estrucura de sus obras, de ritmo trepidante y bien selladas. Sus libros se
inscriben en la narrativa de género (fantasía, relato distópico, terror), pero
esto es secundario. Lo que importa es su voz y los temas que trata
(la familia, el destino, los recortes, la crisis económica, la precarización
laboral). Digamos que la ambientación fantástica crea un contexto atractivo
para ubicar historias extraordinarias (viajes en el tiempo a una Navarra
asediada por la peste negra, viajes por carretera al sarcófago de Chernóbil,
resistencia vecinal a las ordas de bárbaros que irrumpen en las calles por la
noche…) que, a su vez, sirven a Ismael para desarrollar motivos de lo más
normales (parejas mal avenidas, hijas anoréxicas, incomunicación familiar o niños
adoptados que buscan sus raíces…).
Sigilo comienza por el final. Pero tú no lo sabes. Crees que la
novela empieza in medias res. A Ismael le gustan las tramas bien cerradas. El trazado
de un círculo perfecto. De hecho, es en la segunda lectura, con todas las
cartas sobre la mesa, cuando comprendes en qué consiste el terror de la historia. Hasta ese
desenlace, el libro nos presenta un fantasma que visita a su viuda o le cambia
las cosas de lugar. Ahora bien, por debajo de este argumento fantasioso navega
el submarino de la realidad: donde una anciana recibe los cuidados y atenciones
de su cuidadora dominicana, donde el hijo mayor dobla turnos en su puesto de
vigilante, donde el hijo pequeño es despedido de su empresa sin
contemplaciones, donde las relaciones estables de parejas son sustituidas por
un nuevo conceptivo –el poliamor–, donde las inmigrantes sólo aspiran a puestos humildes,
donde los varones adultos abusan de los niños, o donde los empresarios ganan
dinero adquiriendo empresas con pérdidas que luego reestructuran –lo que
implica recortes de personal– para vender por partes.
Se trata, aunque no sólo, de la historia de una doble
venganza, de un ajuste de cuentas. Hay una deuda evidente con la película The
Game (protagonizada
por Michael Douglas y dirigida por David Fincher, de 1997). Sólo que aquí no
hay escarmiento ni transformación, el ejecutivo sin escrúpulos no es ninguna
crisálida. Hablamos de Ismael. De un libro oscuro. Asfixiante. Y cuando lo
comprendes –justo al final–, absolutamente macabro.
Sigilo nos enfrenta a una sociedad a la deriva en la que sus
individuos buscan ayuda a sus problemas en sectas contactistas o en la magia negra de origen
caribeño.
Un pasada.
Estos cinco años de espera, tras su última novela, han
merecido la pena. Y como reconocimiento a su obra, la Asociación Española de
Fantasía, Ciencia Fición y Terror ha propuesto a Ismael como candidato para el
premio al mejor autor de su matriz europea, la Europen Sciencie Fiction
Society. Desde aquí le deseamos la mejor de las suertes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario