Breve reseña
El bosque profundo, Sofía Rhei. Badajoz, Aristas Martínez, 2018.
Ilustraciones de Anna Ribot Urbita. 175 páginas.
Hay seres a medio camino entre
los diferentes reinos de la naturaleza. A veces, la savia y la sangre confunden
sus senderos y encontramos árboles recorridos por el líquido rojo, y humanos
cuyos ríos internos son de un intenso color verde. Los reconocemos porque las
flores de los primeros esconden una lágrima de carmesí profundo, como el
ciruelo; o porque los ojos traslucen una gema cristalina, caso de la escritora
Sofía Rhei. ¿Quieren más pruebas? Repasemos sus títulos: Flores de alcohol,
Otra explicación para el temblor de las hojas, Flores de sombra, Savia negra,
El bosque profundo… Hablo de entes híbridos, misteriosos, partícipes de dos mundos
en los que encuentran difícil acomodo. De seres especiales. Como Sofía. Su
último trabajo constituye una auténtica obra de artesanía. Aristas Martínez ha
convertido en un relicario la colección de cuentos de su autora. Acompañados de
bellas ilustraciones y escritos con tinta violeta (igual que el vino, que nace
de la uva) y con letras de diferentes tamaños, los micro-relatos del libro nos
evocan un lejano reino medieval, mágico y violento. Encontramos en sus páginas
princesas, bordadoras, héroes, músicos, cocineras, diablos, elfos, reyes,
cortesanos, poetas… que protagonizan historias tiernas o macabras.
Aquí les dejo una pequeña
muestra:
La
niña aseguraba que había atrapado una estrella, y se negó a separar las manos
durante semanas. Apenas dormía, y cuando lo hacía le pedía a su hermana que le
atara juntas las manos para mantener cerrada la caja que formaban. Cuando nadie
la veía, lloraba de dolor a causa de las quemaduras. Pero se negaba a separar
las manos.
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