Ezequías Blanco, fundador y
director de los Cuadernos del Matemático. Revista ilustrada de creación, anunció hace unas semanas su cierre definitivo.
Nacida en el instituto “Matemático Puig Adam” de Getafe, en 1988, Cuadernos
del Matemático ha sido una publicación de
culto, independiente, un objeto de arte en sí mismo, en el que hemos colaborado
distintas generaciones de poetas, narradores, fotógrafos y pintores. Yo he
tenido la suerte de publicar varias veces con ellos. La primera, en 1994.
Cursaba COU. Llevaba un año viviendo en Getafe, ciudad a la que regresaba tras
una larga ausencia que se ha ido revelando, a la postre, absolutamente
fundamental para ser quien soy. Tenía un par de poemarios inéditos. Andaba por
entonces tanteando nuevas posibilidades expresivas, tras el impacto primero de
los autores renacentistas. Leía con asombro a Blas de Otero, José Hierro,
Miguel Hernández, Claudio Rodríguez, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca
o Luis Cernuda. A Claudio le conocí en Navalcarnero, gracias a mi profesor de
literatura de 2º de BUP, el poeta Gonzalo Alonso Bartol; y a Hierro tuve la
oportunidad de tratarlo en un par de ocasiones, en calidad de ganadora y
accésit del certamen juvenil que lleva su nombre. Soñaba con editar un libro de
poemas. Un segundo –e imprescindible– profesor de literatura, Francisco Muñoz
Marquina, me animó en COU a enviar algún texto a los Cuadernos. La revista tenía por nido un instituto de enseñanza
media, pero se había abierto a las colaboraciones venidas de toda España. Escribí
una carta a su director acompañada de un soneto, y al poco Ezequías me escribía
al instituto para comunicarme que me publicarían en el número de diciembre (el
13 que sacaban). En él aparece mi poema junto a los de Félix Grande, Miguel
Veyrat, Juan Antonio Marín o Antonio Lucas, entre otros autores. Mi felicidad
de entonces fue compartida tanto por Francisco Muñoz –uno de esos docentes
visionarios que alumbran tu interior– como por Abelardo, mi ex profesor de
latín y abnegado jefe de estudios que me cedió su despacho para copiar e
imprimir el texto.
Aquí les dejo el soneto –que
dejaría inédito en libro–, junto a la breve nota biográfica que pusieron al
frente. Aquella primera publicación en una revista cultural de reconocido
prestigio, me dio impulso para trabajar en los poemas que conformarían, año y medio después, Construyéndome
en ti.
ARIADNA GARCÍA
Ariadna García tiene 17 años y estudia COU en el I.B. Laguna de
Joaztel de Getafe.
MÚSICA SUBACUÁTICA
Concierto de agua y sal abre tu
boca.
Resbala en mis oídos, tú,
concierto
de los mares. Desata a cielo
abierto
la dulce melodía que te toca.
No dejes de soñar y desemboca
en mí. Ven, que te escuche. Ven,
por cierto,
no detengas la magia de tu
acierto
musical. Báñame como a una roca
entre la espuma, y rompe con tus
olas
el silencio. Serena cada instante
con tu cuerpo de sal y con tus
colas
de algas. Concierto, ven, no
estés distante
en mar abierta. Ven, no estemos
solas
mi sombra y yo.
Navega raudo, amante.
Sería, precisamente, en el número
19 de los Cuadernos del Matemático donde
publicaría uno de los poemas de aquel primer libro, además de un inédito
titulado Tapioca (hablamos de
diciembre de 1997, entonces ya cursaba 3º de carrera).
Dedico este pequeño homenaje a
Ezequías Blanco, por creer en mí en una edad –la adolescencia– en la que tan
necesitados estamos de confianza y fe en nosotros. Gracias por abrirme la
vereda que todavía recorro.
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