En defensa de los animales, Jorge Riechmann. Catarata.
2017. 272 páginas. 18 euros.
Titulaba Jorge Riechmann a uno de sus ensayos anteriores El
siglo de la Gran Prueba (Baile del Sol, 2014), aludiendo al reto al que nos enfrentamos los seres
humanos en esta centuria: la supervivencia de la especie y del tercer astro del
sistema solar. En esta y otras obras, el célebre profesor de Estética Moral de
la UAM alerta a sus conciudadanos del colapso civilizatorio al que nos
encaminamos si no cambiamos de modelo económico, político, energético y social.
Su último trabajo, En defensa de los animales, insiste en esa llamada de atención
hacia nuestra responsabilidad individual y colectiva para afrontar con éxito
esa prueba de la que dependemos tanto nosotros como todos los seres que pueblan
el mundo. No obstante, lo hace de manera diferente. En esta ocasión, Riechmann
ha elaborado una antología de textos del siglo III a C. hasta la actualidad que
recogen aquellos valores que defiende: respeto, compasión, convivencia, acompañamiento,
empatía, admiración y amor. Realizando un recorrido por la historia de nuestra
relación con los reinos vegetal y animal (y de paso, por la historia del
reconocimiento de nuestros derechos humanos), el poeta compila –hermosos y/o críticos–
fragmentos que nos ilustran sobre cómo debemos actuar a día de hoy si queremos
salvarnos. No faltan citas de la Biblia, Plutarco, El Corán, Montaige, Hume, Rousseau, Kant,
Bentham, Salt, Schopenhauer, Thoreau, Singer, Zaniewski, Savater o Yourcenar,
entre otras muchas obras y pensadores que recoge el volumen. Riechmann apela a
que los humanos emprendamos políticas de la amistad, cuyo fin sea mantener y promover
la vida. Ante el colapso eco-social que se nos viene encima, propone una “eco-sofía”
(Bateson) que garantice la protección de la biosfera, de la que formamos parte
como animales que somos.
“Dominar no la naturaleza, sino la relación entre
naturaleza y humanidad. Dominar nuestro dominio”, es el emblema de la obra. El día que
aprendamos a poner coto a nuestras ambiciones, que colaboremos en beneficio de
todas las especies de la Tierra, ese –utópico– día en que despertemos del sueño
de la infinitud de los recursos naturales, del crecimiento exponencial, ese día
–quizás– superemos la prueba que nos examina de nuestra supuesta inteligencia.
Veremos.
Esta reseña ha sido publicada por La Tormenta en un Vaso.
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