La escritora británica Sarah Waters acaba de conseguir una emblemática distinción que se remonta al siglo XIII: la Libertad de la ciudad de Londres. Gracias a ella ya puede pasear con la espada desenvainada por Piccadilly Circus, el Palacio de Buckingham y el Banco de Inglaterra. ¡Quién gozase de ese privilegio en Madrid!
Para conmemorar dicho título, os dejo mi reseña de su última obra, El ocupante (Anagrama. 2011), que ha recibido en mi querida Finlandia el premio a la mejor traducción.
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