domingo, 12 de diciembre de 2021

Botanic Time

 

Botanic Time. El silencio de la mandrágora, Mercè Homar Mas. Ilustraciones interiores, Marta Montell; de la cubierta: Helena Vicente y Vincent L. Ochoa. Insomnia, 2019. 412 páginas.

 

 

  

 

“Una historia de amor siempre endulza las cosas, y un poco de fantasía nunca viene mal”.

 

Este alegato de Lucy Perrynton, directora de la revista Scientific Time, coincide con la práctica literaria de la joven escritora Mercè Homar Mas, autora de la entretenida novela Botanic Time. El silencio de la mandrágora (Insomnia, 2019). El libro rinde homenaje a las novelas clásicas de aventuras, pero también incorpora elementos de la narrativa realista decimomónica. Ambas partes están claramente diferenciadas, y se corresponden con los dos escenarios en los que transcurre la obra: un crucero a vapor y la temible selva vietnamita. Vayamos al argumento para analizar cómo se ensamblan ambos géneros. La historia comienza cuando un personaje irrumpe en la redacción de Scientific Time para contratar a uno de sus colaboradores, un botánico, con objeto de que viaje a Vietnam en busca de una planta con extrañas propiedades: una mandrágora. August accede, y convence a sus amigos para que lo acompañen (a saber, su hermano mellizo Angus, arqueólogo y lingüista; Lucy, escritora y editora; y Andrew, geólogo). Tras este primer giro narrativo, los personajes embarcan rumbo a Oriente en un barco de lujo. El Casiopea se ofrece a los lectores como un ecosistema en el que conviven todas las clases sociales de finales del siglo XIX, y manteniendo su misma jerarquía: los ricos, en la cubierta superior; la clase media, abajo; los fogoneros, en las sórdidas calderas (como en el Titanic). Angus servirá de correa de transmisión entre estos mundos, pues rehuye el oropel de su sangre y prefiere la estrechez de los menos privilegiados. Con él y con Andrew escuchamos la melodía tenebrosa de la violencia a bordo: carreras de ratas, peleas, borracheras, insultos… La travesía en buque sirve de marco a la presentación de los personajes y de sus  problemas, y consigue que empatizemos con ellos. Pasada la mitad del libro, los protagonistas llegarán a su destino: Vietnam. Y es aquí donde nos encontramos la huella de Verne. Los expedicionarios habrán de internarse en una cueva que baja “a las entrañas de la tierra” en busca de la planta. No falta el  globo de rigor para descender al subsuelo, el ataque de aves nocturas o la erupción que los ponga en peligro (en este caso, de agua). Un nuevo giro argumenal a la salida al exterior, conducirá a la novela hacia su desenlace. Como se aprecia, la estructura de Botanic Time sigue el patrón clásico (encargo, desplazamiento, búsqueda). La trama es sencilla, y salvo algún flashback puntual y una premonición agorera que suscita suspense, el orden cronológico es lineal. Dentro de la historia distinguimos dos acciones paralelas: la suma de aventuras que corren los personajes para conseguir su propósito (habrán de lidiar con quienes tratan de impedirlo y encontrarán un sorprendente aliado en un pequeño hurón), y el conflicto amoroso de la desavenida pareja Lucy-Angus. Además, hay un par de desvíos de la trama principal, relativos a Andrew y Lucy, lo que sirve para caracterizarlos y dar color de época al relato (a propósito del tema del honor y de la situación de las mujeres por aquel entonces). Botanic Time es una novela de agradable lectura, bien escrita. La autora ha querido pisar sobre seguro en su primera obra, y ni hay complejidad compositiva ni hace malabares con las palabras para lucirse. Es más, a los ecos de Viaje al centro de la tierra se suman los de Indiana Jones y la Última cruzada o incluso Harry Potter (y es quel tema fundamental del libro es el amor, en un sentido amplio de la palabra; un sentimiento poderoso y mágico). Pero esto no son defectos, son virtudes. La autora posee una prosa elegante, honda y fluida, que ausculta perfectamente a los personajes; así como un mundo interior del mayor interés, que a buen seguro expandirá en próximas entregas.  

 

 

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