domingo, 1 de noviembre de 2015

Son del desahucio



En 1937 publicaba el poeta cubano Nicolás Guillén un nuevo libro, Cantos para soldados y sones para turistas. Sus 37 textos, escritos tras el crack del 29, entonan la crítica, la esperanza y la rebeldía. Prueba de este espíritu es el poema "Son del desahucio", tan actual que parece nacido de nuestra propia crisis. 

  
SON DEL DESAHUCIO

— El alquiler se cumplió:
te tienes que mudar;
ay, pero el problema es serio,
muy serio,
pero el problema es muy serio,
porque no hay con qué pagar.

Si encuentras cuarto vacío,
te tienes que mudar,
y si acaso no lo encuentras,
te tienes que mudar.

Si el dueño dice: “Lo siento”,
te tienes que mudar;
pero si no dice nada,
te tienes que mudar.

Como quiera, como quiera,
te tienes que mudar;
con dinero, sin dinero,
te tienes que mudar;
donde sea, como sea,
te tienes que mudar,
te tienes que mudar,
¡te tienes que mudar!

Calma, mi compadre, calma,
vamos los dos a cantar,
que llegue el casero ahora,
él nos podrá acompañar.

— ¡Escuche, amigo casero,
ayer me citó el Juzgado,
y dije que no he pagado
porque no tengo dinero,
y estoy parado!
Yo no me voy a la calle,
porque la lluvia me moja;
venga usted, casero, y diga,
diga,
si va a curarme el catarro,
si va a curarme el catarro,
después que el agua me coja.
Conozco hoteles vacíos
y casas sin habitantes:
¿cómo voy a estar de pie,
con tantos puestos vacantes?

Calma, mi compadre, calma,
vamos, los dos a cantar;
que llegue el casero ahora,
él nos podrá acompañar.
¿Es que a usted lo achica el miedo?

No, señor;
a mí no me achica el miedo,
y aquí me quedo,
sí, señor,
y aquí me quedo,
sí señor,
y aquí me quedo…


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