Linford Christie
medalla de oro en los 100 ml, a los 37 años,
en Barcelona 92
No hay que tener prisa por publicar. Lo que importa es
divertirse a lo largo del proceso creativo y sacar de las entrañas nuestras
verdaderas emociones e impulsos. Cuando un libro es honesto, si es un géiser
que propulsa al exterior sentimientos reales, acaba seduciendo a los lectores y
convenciendo a editores o jurados. Pero hay que ser pacientes. Cada libro es
distinto. Un escritor no es un plusmarquista, no se debe fijar como meta sacar
una serie de libros en un tiempo récord. Muy probablemente, las prisas arruinarán
sus obras, que no tendrán ocasión de desarrollarse, de pulirse, de ser las piezas
que el artista soñó. Durante el tiempo de escritura, sin embargo, los autores sí
deben poseer cualidades deportivas: confianza, determinación, instinto,
perseverancia, tesón, certeza y concentración. Son imprescindibles, además del
talento. Poco importa si un libro tarda más o menos en escribirse o en
publicarse. Lo importante es no perder la fe. Mientras el libro encuentra su
oportunidad y surgen las condiciones adecuadas para su publicación, lejos de
desanimarse, el escritor debe comenzar nuevos proyectos. A menudo, la edición
de un libro no depende de sus méritos o deméritos, sino de su adecuación a las
modas y al mercado. Cuando un atleta pierde una carrera no deja de entrenar.
Tampoco busca excusas. Prepara
la siguiente. Así surgió mi nuevo poemario, La Guerra de Invierno. Mientras lo escribía,
descansaba sobre la impresora un libro anterior, Helio, de poemas intensos y llenos de
fuerza. Hace unos meses, tuve la suerte de que se comprometiera a sacarlo una
editorial independiente y de exquisito diseño: La Garúa. A las pocas semanas,
ganaba con La Guerra de Invierno el “Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández-Comunidad
Valenciana” (Hiperión. 2013). A veces sólo se trata de esperar el momento
adecuado o la lectura entusiasta de tu obra por parte de editores o jurados
valientes. Todo llega. Nunca pierdan la fe en sus posibilidades ni tracen una línea
que les imponga límites.
Felicidades por estas reflexiones, Ariadna. Todo lo dicho, ya ha sido en privado. Pero vamos, me ha dado algo de aliento. Un abrazo y que no decaigan tus éxitos, bien merecidos.
ResponderEliminarGracias, Fernando. Que sigamos compartiendo poesía muchos años más.
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