No se me ocurre mejor modo de festejar esta fecha que con el poema que Ray Bradbury dedicó a William Shakespeare y Miguel de Cervantes en el año 2002. Sirva el texto como preámbulo a mi séptimo libro: Vivo en lo invisible. Nuevos poemas escogidos, traducción y edición que he preparado con Ruth Guajardo González (Salto de Página, 2013).
William Shakespeare
Poema
escrito al saber que Shakespeare y Cervantes murieron el mismo día
El gran
Shakespeare ha desaparecido, Cervantes se ha marchado.
El sol
se oculta al mediodía. La aurora
se niega
a clarear. El tiempo contiene la respiración
ante
esta coincidencia mortal.
¿Es
posible? Así es,
estos
dioses gemelos se dirigen a la oscuridad.
¡Los dos
el mismo día! Nada puede impedir la recogida
de su cosecha.
Cada uno
en su campo, tanto brillaban
que con
su resplandor ahuyentaban la noche.
Pero la
noche vuelve a por sus deudas.
¿Un chorro
fantasmagórico? ¡No!
Arponea dos.
Sin el
primero, el mundo desfallece.
Sin el
segundo, pierde el equilibrio.
Dos ataques
simultáneos de cometas.
Para
empezar, en España, después en la mejilla de Inglaterra.
El orbe
gira mudo de temor y de angustia.
La
Antártida se derrite en lágrimas,
y los
espectros de los Césares resurgen, cobran vida,
sangrando
por sus ojos Amazonas.
Ha
acabado una época. Pero debemos
seguir
siendo testigos de este día
en que
un Dios ignorante nos ha dejado solos
acabando
con Will y con su clon hispano.
Quién se
atreverá a valorar sus plumas.
No
veremos otra vez a semejantes gemelos.
¿Se ha
diluido Shakespeare, falleció Cervantes?
Los caminos
divinos son
sangrantes.
Se ha
extinguido la luz, no queda barro.
Dos
titanes perdidos en un día, destruidos
por el
certero golpe de la muerte.
Cristo
abre sus heridas. Dios suspende su aliento.
Y
nosotros nos tambaleamos por esta doble caída.
Nos
sobrecoge la inmensidad del día
como si
un tribunal de soberanos,
de los
emperadores a los reyes,
un
desfile de rica realeza
se
ahogara en la obscenidad del tiempo.
Quién
ordenó que dos gigantes mueran.
Un ojo
primero seguido del otro.
Dios
cerró un gran sueño, después el más grande.
¿No
tenía suficiente con uno? Parece que no.
Ese
vacío estaría medio lleno, si solo Shakespeare
se
hubiese arrodillado ante el revólver de la puesta de sol.
Pero con
lamentos primero y risas después,
Dios
cogió y rellenó la segunda mitad.
Cervantes
atravesó el umbral
hasta el
corazón rebosante del Cometa.
Dios
arrojó a los dos, estrellas geminadas cuyo fuego
alumbró
ballenas y hermosas criaturas de alquiler
a
quienes suplicamos, muchos años después, que nos conduzcan
a donde
la pareja Cervantes y Shakespeare oculta
¿su
caída? Ecos amortiguados en Escena,
y aún
rumiamos nuestra indignación
por
dónde está el sentido en todo esto,
perdimos
las dos manos, la derecha y la izquierda,
las dos
juntas aplaudían
a Dios y
a la Causa Primera Universal.
¿Pero
Cervantes y el Bardo, cubiertos de frío,
son dos
sueños salvajes en un molde de tierra?
Que
todos los ecos fluyan en mareas
adonde
los cometas son sus prometidas en flor,
y
Cervantes y el obsceno Will
combaten
arduamente los molinos por nuestras esperanzas
y nos
despiertan en mitad de la pesadilla
para que
gritemos: ¿Quijote, Hamlet, muertos?
¿En
el mismo día? ¡Largo, fuera de aquí!
No
admito tales funerales.
Rechazo
sus tumbas, sus lápidas.
Prestadme
sus libros, mostradme a su Musa.
Hacia el
final del día, o como tarde, de la semana
conseguiré
que Cervantes/Shakespeare hablen
hasta
que mi corazón rebose, mi cabeza se llene
¿de qué?
Buen Don Quijote. Estupendo Lear. No estáis muertos. ¡Que no!
Miguel de Cervantes
Aquí en California, busqué un poema de Ariandna G, García y surgió Imán, que fue leído en español ante parte del departamento de español de la UC Davis que celebraba el día del libro leyendo fragmentos y poemas...
ResponderEliminarEstimado Didac:
ResponderEliminarMuchas gracias por tan grata noticia. Qué honor más grande. Me alegro de que le gustara Imán. Que mis palabras resonaran ayer en California tiene un valor espcial para mí. Son muchos los años leyendo y traduciendo a Ray Bradbury, un escritor al que admiro profundamente. Para cualquier que necesite de mí, o necesite la UC Davis, sólo tiene que decírmelo.
Un saludo.
Ariadna
Estimado Didac:
ResponderEliminarMuchas gracias por tan grata noticia. Qué honor más grande. Me alegro de que le gustara Imán. Que mis palabras resonaran ayer en California tiene un valor especial para mí. Son muchos los años leyendo y traduciendo a Ray Bradbury, un escritor al que admiro profundamente. Para cualquier que necesite de mí, o necesite la UC Davis, sólo tiene que decírmelo.
Un saludo.
Ariadna