La Comunidad
de Madrid suprime los puestos de trabajo de 3000 profesores en los centros de
enseñanza secundaria, y con esos despidos, elimina los grupos de refuerzo y los
desdobles que los chicos menos capacitados necesitan para aprobar el curso,
erradica las horas de laboratorio que los alumnos de ciencias demandan para
tomar contacto con el mundo real, fulmina las tutorías (creadas
para resolver los conflictos colectivos e individuales dentro de un grupo) y,
por último, reduce el trato personalizado que han de recibir los chicos de sus
profesores.
No es cierto que el gobierno regional esté pidiendo al cuerpo de profesores
un esfuerzo para salir de la crisis, no. Está imponiendo a
la sociedad un sacrificio: una renuncia de
su libertad, de su capacidad de crítica, de discernimiento, y de su
intelectualidad, con objeto de construir una generación de hombres y mujeres
con el cuerpo y la mente adormecidos, carentes de cultura y de valores.
Desde la presidencia de
la Comunidad se intenta desvirtuar la imagen del cuerpo docente y desprestigiar
sus protestas. Pero que nadie se engañe. Los profesores no nos estamos
movilizando por el aumento de horas. Velamos por el bien de nuestros
estudiantes, de nuestros hijos, de los adolescentes de hoy que serán la
sociedad del mañana. Y sin formación, sin arte, y sin respeto, ¿qué mundo será
ese en el que vivan? Su futuro depende de nosotros: de sus padres, de sus
profesores y de las políticas educativas que sigamos ahora.
La Consejería de Educación nos pide a los docentes que construyamos buques
pese a las graves restricciones materiales. Y nosotros podríamos hacerlo. En
lugar de madera o acero (nos dicen que no hay) podríamos utilizar cartón para
la fabricación del casco. La mano de obra despedida sería remplazada por
nuestros propios músculos. Fabricaríamos los barcos sin medios y sin gente.
Somos profesionales. Pero no podríamos garantizar su flotabilidad. Y por eso,
los docentes, protestamos e incluso rechazamos poner un pie en el astillero
educativo. Porque esos barcos no serían seguros. La Comunidad de Madrid
pretende que sus jóvenes se embarquen en naves inútiles, amarradas a puerto;
pretende fabricar una flota sin expectativas, que no abra horizontes ni
conquiste fronteras.
Nosotros nos negamos.
Amamos la sociedad, por eso nos dedicamos a la
enseñanza, y no estamos dispuestos a ser cómplices de su hundimiento dando a
los adolescentes una educación mediocre, brutalmente mutilada
Gracias a ti por seguirlo.
ResponderEliminarNos vemos en las calles.
Esta lucha sigue y seguirá hasta que nos alcemos con la victoria. Vamos a seguir adelante cueste lo que cueste porque "Amamos la sociedad, por eso nos dedicamos a la enseñanza, y no estamos dispuestos a ser cómplices de su hundimiento dando a los adolescentes una educación mediocre, brutalmente mutilada"
ResponderEliminarGracias por el comentario.
ResponderEliminarY bienvenidos a mi rompehielos.
Adelante, siempre.
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