Superación de la subjetividad romántica (asociada a la experiencia)
Álvaro García, Intemperie (1995)
EL MAR
Mira el mar. Es un mundo hecho revés de agua,
una torpe llanura. No hay reproche posible
aunque secuestre a unos navegantes.
Hay que desengañarse previamente
de la moralidad de la belleza
para entender su azul y su ruido.
La tierra nos retiene, segura de sí misma.
Hicimos una hoguera de San Juan,
en la playa, y el fuego
casi estaba sabiendo
que nos unía a algo.
Este mar es el mismo en que, hace poco,
Se ha perdido un velero. Hubo tres muertos.
La calle está vacía.
Uno hace el ejercicio de dar a cada cosa
la atención que uno cree que le pide.
Los tejados de la mañana
tapan domingos dentro del domingo,
diferentes ideas de lo que es un domingo.
Y uno mira hacia el mar con un rencor
abiertamente sin destinatario:
no tiene culpa el mar,
que hiptoniza los días igual que las campanas
hipnotizan el aire de este barrio
un poco antes de que despertemos.
- El poema se construye con tres fragmentos inconexos. ¿De qué habla cada uno?
- El texto recurre a la elipsis y a la ausencia de conectores. Nos invita a la reordenación temporal y causal. ¿Tú cómo lo harías?
- El protagonismo del texto se desplaza del sujeto al objeto contemplado: el mar. En la Odisea, Homero responsabiliza a Poseidón, dios marino, de los avates que Ulises padece en el océano. ¿Crees que en el poema las aguas también castigan, secuestran y asesinan? Razónalo.
- ¿Qué critica el poeta con su texto?
- Ve la película El mal no existe, de Ryusuke Hamaguchi (2023) y compárala con el poema. ¿Qué tienen en común el ciervo y el oleaje?
No hay comentarios:
Publicar un comentario