Jorge Riechmann lleva décadas recogiendo sus reflexiones
políticas en volúmenes misceláneos. Estos libros, en muchas ocasiones,
recolectan frutos ajenos: poemas, entrevistas, fragmentos de otros ensayos o de
textos periodísticos, declaraciones, proverbios y toda suerte de citas. En
otras, recogen un amplio abanico de pequeñas disertaciones sobre temas
fundamentales para la ciudadanía. Riechmann no se cansa de pasear por la
Historia de la cultura humana para meter en su cesto bayas de distinta
procedencia: Epicuro, Montaigne, Félix Grande… Tampoco ceja en su empeño de
divulgar la necesidad de un cambio en el modelo económico-productivo-social
para evitar el colapso civilizatorio que se nos viene encima. Sabe que clama en
el desierto, pero no se rinde. Por él que no quede. El científico del CSIC
Antonio Turiel dirige un blog imprescindible para entender y difundir el
concepto de peak oil. Su bitácora ha alcandado los siete millones de visitas, y no
obstante, eso supone un impacto en apenas un 2% de la población española (la
mayoría son lectores reincidentes). Casi nada. Pero ese casi es su estímulo para seguir
advirtiendo de la amenaza que supone nuestro actual sistema. Riechmann y
Turiel, entre otros, se han echado sobre las espaldas la responsabilidad de
concienciar a sus contemporáneos de los peligros del capitalismo salvaje que
nos hemos autoimpuesto, que votamos en las urnas, y por ello no les importa
repetirse, profundizar en una vía abierta o expandir un argumento en círculos
concéntricos. Como humanistas que son, tratan de transformar el mundo, y el
mundo no se rehace ni con 200 páginas ni con 200 post. Hay que ser más
insistente. Y a Riechmann, en eso, no le gana nadie.
En síntesis: el petróleo se acaba. La energía que
mantiene vivo nuestro megasistema se agota. Sobra gente. Ya se ha declarado una
guerra por los recursos. De ahí esta crisis económica -consecuencia de la crisis
energética-, que como dice Turiel, “no acabará nunca”. Riechmann no
sólo denuncia esta realidad, sino que critica su ocultación por parte del
gobierno y trata de persuadir a las mujeres y hombres para que colaboren juntos
en pos de un cambio que nos beneficie a todos. Que nos cuidemos los unos a
los otros, pregona
desde la prisión de las líneas del texto. Hace 2000 años Jesús pidió prácticamente
lo mismo, amaros los unos a los otros, pero se ve que ciertos unos no están muy interesados en la
pervivencia de ciertos otros. Y en eso estamos, en una lucha abierta entre pronombres.
Riechmann apuesta por una “Ilustración ecológica”, por una
“revolución ecosocialista” que conciencie a los humanos (esos “simios
averiados”) de los límites de la biosfera y de nuestra interdependencia con
respeto a los entornos naturales, de los que hemos sido desterrados. Por eso no
evade sus críticas a Podemos. Está bien acabar con el bipartidismo PP-PSOE,
pero esa no es la meta; el objetivo es planificar una transición hacia una
economía post-carburos, frenar el crecimiento, porque de lo contrario nos vamos
todos juntos al abismo.
Así de crudo es nuestro futuro. El de los trabajadores.
Otros vivirán en Panem. Esos a los que la mayoría vota hoy,
porque está ciega y no ve. No quiere ver. Prefiere los cantos de sirena. “Mis
palabras pueden servir para que nuestros compañeros consigan una vida
relativamente feliz” argumentaba un invidente (Carlos) a otro (Ignacio) en la
tragedia En la ardiente oscuridad (Buero Vallejo). La ceguera como alegoría de la
ignorancia. El ignorante es feliz. Todo se desmorona a su alrededor, pero no lo
ve. La verdad lo haría desgraciado, lo hundiría en el pesimismo. Él mismo opta
por mirar a otro lado. Sin embargo, si todo el mundo encarase con sosiego el
precipicio igual hasta teníamos una oportunidad.
Peces fuera del agua, Jorge Riechmann. Baile del Sol. 2016. 16,64 euros. 345 páginas
Peces fuera del agua, Jorge Riechmann. Baile del Sol. 2016. 16,64 euros. 345 páginas
Siempre recordaré la impresión que me produjo descubrir en la estantería de la fnac de Callao "El día que dejé de leer EL PAÍS" (Hiperión, 1997), por lo transgresor del título y su propuesta.
ResponderEliminarRiechmann trasciende lo literario para postularse como un intelectual de nuestro tiempo, no en vano es docente universitario de Filosofía.
Bienvenidas sus reflexiones.
Muchas gracias. En este blog Jorge Riechmann siempre tiene no ya un hueco, sino un cráter.
ResponderEliminarY piensa que algo va a cambiarno existiendo Podemos? Pues la realidad es que está en un error. Este país empezó a cambiar a partir del 15M.A los que decían a los acampados de Sol y de cientos de plazas: haced un partido y marchado a casa, les hicieron caso y de ahí salió Podemos. Si eso no lo ve este señor, pues humildemente le digo que hierra. Hay que dar un giro importante a nuestra realidad y eso no lo.van a hacer nunca los que están comprometidos con algún tipo de poder. La verdad es que quería leerlo, pero me ha desilusionado. No puedes pedir el cambio, sin aceptarlo cuando llega.
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