viernes, 5 de enero de 2024

Perspectivismo literario


 

 

Apunta Demetrio Estébanez Calderón que la crítica literaria angloamericana acuña el término The point of view para referirse al ángulo, el punto de fuga, desde el que se sitúa la voz que enuncia para relatarnos una historia o transmitirnos una idea. Ortega y Gasset, por su parte, en su ensayo El tema de nuestro tiempo emplea la nomenclatura perspectiva para aludir a las condiciones individuales de percepción de la realidad, partiendo de las coordenadas yo-aquí-ahora. El filósofo, influido por la teoría de la relatividad, esboza un mosaico de verdades relativas, de cuya suma resultada la verdad completa. Aunque el concepto perspectivismo, por tanto, es de invención contemporánea, lo cierto es que su uso como técnica literaria se remonta a la Antigüedad. Pensemos en las Heroidas, de Ovidio, donde el poeta romano, a través de varias epístolas, cede la voz a las mujeres despechadas por sus amantes. Esta inversión de la perspectiva amorosa tradicional –de enfoque masculino– tendrá su eco en la voz de la poeta mexicana Juana Inés de la Cruz, quien –en sus famosos sonetos de casuística afectiva– dará la palabra a amadas y amantes para que justifiquen y expliquen tanto sus sentimientos como sus acciones. Otro, sin embargo, es el género literario donde la técnica del perspectivismo es consustancial: el diálogo. Originario de la literatura grecorromana (recordemos las obras de Platón y Cicerón), gozó de éxito en la Edad Media (bajo el formato de debate o disputa, caso del texto Razón de amor) y se convirtió en el vehículo, por excelencia, de difusión de ideas en el Renacimiento. Son muchos los diálogos de estructura polémica donde dos interlocutores enfrentan sus visiones del mundo a propósito de un tema determinado (Diálogo de las cosas ocurridas en Roma, de Alfonso de Valdés). Pero también los hay que presentan una conversación familiar entre varios personajes individualizados, donde cada uno aporta un punto de vista, así como muestra su desacuerdo y discute las opiniones de los demás (Diálogos familiares, de Juan de Pineda). Hablamos de obras de influencia erasmista que abordan cuestiones religiosas o morales. El perspectivismo literario, por otra parte, no sólo afecta al ideario de cada personaje, sino a su expresión lingüística. Cervantes fue un maestro en ambos casos, y prueba es El Quijote. En el siglo XVIII, esta técnica se desarrolla, fundamentalmente, en el teatro. Ahora bien, la obra que mejor representa la observación de la realidad desde distintas ópticas la firma José Cadalso: Cartas marruecas. La técnica del perspectivismo le sirve para varios propósitos: dar una apariencia de objetividad a su escrito, ofrecer una lectura amena, reflejar sus propias contradiciones, y permir al lector que escoja la verdad que más le cuadre con su propio criterio. La literatura del siglo XX no se entiende, como comentaba al principio, sin la huella de la teoría de la relatividad en los escritores. Desde el Lorca de La casa de Bernarda Alba (que enfrenta los principios de libertad y autoridad), al Gabriel García Márquez que desordena su Crónica de una muerte anunciada para relatarnos un crimen desde varios puntos de mira y con una cronología dislocada. No existen las verdades absolutas. Henry James, en el prólogo a Retrato de una dama, utilizaba las metáforas de la casa y sus ventanas para referirse a las perspectivas desde las que observar un tema.      

 

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