Con Tango son tres, Justin Richardson y Peter
Parnell. Ilustraciones de Henry Cole. Kalandraka. 2016. 32 páginas. 15 euros.
Si hace unos días, a colación de mi reseña de la novela
juvenil Los nombres del fuego, lamentaba que no hubiese protagonistas homosexuales en
la narrativa dirigida a nuestros adolescentes, hoy festejo que la editorial
Kalandraka haya publicado el cuento infantil Con Tango son tres, donde sus autores abordan de
manera sencilla y emotiva el tema de la adopción de bebés por parte de parejas
homoparentales. Qué falta nos hacía que una editorial importante, con lectores
a un lado y otro del Atlántico, se atreviera a sacar a la luz un relato como
éste, pensado para los más pequeños. Recordemos, no obstante, que algún sello
modesto había dado ese paso valiente con anterioridad. Pienso, por ejemplo, en
La librería, que en 2005 puso a la venta Amigos y vecinos (con textos de Lawrence
Schimel e
ilustraciones de Sara Rojo). Pero las incursiones de relatos en nuestra vida real,
donde abundan las parejas de madres que hemos tenido hijos por reproducción
asistida o de padres que los han conseguido por adopción o acogida, son –como
muy bien sabemos– bastantes escasas. Con Tango son tres se basa en un hecho verídico
ocurrido en el zoo del Central Park hacia 1998. El texto –de Justin
Richardson y Peter
Parnell–,
compuesto por fragmentos breves, delicados, narra la historia de amor de una
pareja de pingüinos varones y su tenaz deseo de formar una familia. Las
imágenes que lo acompañan –a cargo de Henry Cole– son realistas, a veces se
simultanean varias en una sola página, y transmiten de manera eficaz los
sentimientos de frustración, ternura y alegría que viven los personajes: Roy y
Silo (la pareja), Tango (la hija de ambos) y Rob (su atento y perspicaz cuidador).
Con libros así los niños se familiarizan con un –¿nuevo?– modelo de familia,
cada vez más presente en nuestra sociedad, al tiempo que se refuerzan los
modelos afectivos de muchos de esos pequeños, que así, el día de mañana serán
adolescentes y adultos reafirmados en su sexualidad y seguros de sí mismos.
Ahora sólo falta que los colegios y CEIPSOS lo tengan en sus bibliotecas, y
que los maestros y maestras den el paso de leerlo dentro del aula, de
recomendarlo y de abordar sin prejuicios y con naturalidad los temas de la
diversidad familiar y de la afectiva. En muchos institutos abundan los
muchachos y muchachas que temen salir del armario por miedo “a la soledad”, así
como aquellos otros que, ya sea por un sentimento de culpa o de rechazo, muestran
una actitud disruptiva dentro del aula. Qué bien les habría venido leer a
tiempo un libro como Con Tango son tres. La nueva generación de lectores, por fortuna,
podrá tener el día de mañana un futuro más pleno.
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ResponderEliminarUn apunte por si la gente lo busca: Tres con Tango es la edición original, descatalogada desde hace años en España. La reedición que, afortunadamente, ha sacado Kalandraca se llama Con Tango son tres.
ResponderEliminarDurante los años en que era imposible conseguirlo, salió otro cuento (Cebollino y Pimentón, de Laura Reixach, contando la misma historia, pero no hay color entre uno y otro, ni en las ilustraciones ni, sobre todo, en el texto).
Afortunadamente, en los coles (al menos los públicos) el tema de la diversidad familiar se trabaja. Cada vez hay más material. También hay proyectos que intentan facilitar que estos materiales lleguen a las bibliotecas de aula como el de la Biblioteca de colores (http://biblioteca-decolores.blogspot.com.es/p/el-proyecto.html), en el que pueden solicitar participar los centros (pero frecuentemente son las familias las que lo damos a conocer en ellos).