Carta de Pedro Salinas a Jorge Guillén.
San Juan de Puerto Rico. 28 de agosto de 1945:
“Pues es precisamente lo de la bomba atómica… Te aseguro
que desde que me enteré de la invención y del uso de la tal bomba, me siento
avergonzado y disminuido en mi calidad de humano. Sí, la guerra ha terminado,
pero antes de morir se deja puesto ese huevo monstruoso, del que pueden salir
horrores nunca vistos. Por otra parte, el invento es exactamente lo que había
que esperar, es el coronamiento de la época más estúpida de la historia humana.
¡Y qué comentarios los de alguna gente! Demuestran que la historia estaba a
punto para que la bomba naciera, que es la descomunal forma simbólica de la
brutalidad y la estupidez del hombre del automóvil, de la radio, etc., del
hombre del progreso. Se inaugura la era del terrorismo mundial. Ahora ya
vivimos bajo una amenaza vaga, difusa, superior a todos los temores de antes.
No sabes hasta qué punto me ha perturbado el invento, y lo descorazonado que me
tiene”.
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