Han cerrado Au nom
de la rose.
No se trata de una floristería
cualquiera. Allí compré las flores de mi ramo de novia. Mi vida está ligada a
aquel aroma, a aquella variedad de colores y tonos.
Ya no existe Au nom de la
rose.
La calle es más amarga y más
oscura. Ha sido sustituida por un espacio sin magia. Ahora hay una tienda de
telefonía móvil. Un establecimiento gris, despersonalizado y vulgar. Se venden
productos, pero no se crean ambientes. El barrio pierde sangre. Palidece como
un cuerpo vacío de alegría.
Ha muerto Au nom de la
rose.
Y ni pétalos quedan para llorar
su entierro.
Bonito escrito.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias.
ResponderEliminarSalud