Antología. Juana Inés de la Cruz

viernes, 8 de marzo de 2019

8 de marzo, por la emancipación de la mujer



En estos 22 años de carrera literaria he publicado 15 libros, entre ellos, 8 poemarios y una novela. Si hay una columna que vertebre mi obra es la reivindicación de espacios de visibilidad para la mujer, de libertad, de lucha contra los prejuicios de género y de denuncia de la violencia doméstica. 

Celebro este 8 de marzo compartiendo algunos de los poemas que responden a esta concepción de la obra artística como un medio de transformación de la convivencia y del mundo.

* Poema contra la homofobia lésbica, de Napalm (Hiperión, 2001). AQUÍ.

*Poema contra la violencia machista, de Apátrida (Hiperión, 2005). AQUÍ.

*Poema celebratorio da la libertad femenina, de La Guerra de Invierno (Hiperión, 2013). AQUÍ.

*Poema hímnico al amor entre dos mujeres, de La Guerra de Invierno. AQUÍ.

*Poema contra la homofobia eclesiástica, de Helio (La Garúa, 2014). AQUÍ.

*Poema a sor Juana Inés de la Cruz, de Línea de flotación (Ediciones Agualdulce, Puerto Rico, 2017):

 
Juana Inés de la Cruz
  

Mi querida hermana
-no de hábito, de complicidad en el tiempo;
de luchas por causas justas y nobles:
la igualdad, la pureza-,
amaste a María Luisa como amaron
los grandes escritores
a otras damas imposibles y bellas:
como Dante a Laura,
como Garcilaso a Isabel Freyre,
como Bécquer a Julia Espín,
como Keats a Fanny Brawne…
con pasión,
desde la distancia,
en tus horas de sueño,
en tus sueños a deshoras.

pero sólo a ti

los críticos
negaron
el amor.


*Poemas por la visilibidad de la familia homoparental formada por dos mujeres y sus hijos, de Ciudad sumergida (Hiperión, 2018). AQUÍ.

* Poema-homenaje a los hombres feministas, como bisabuelo Esteban Planellas, de Ciudad sumergida:

 
El padre se remanga la camisa y reparte los libretos entre sus hijos. El bullicio de la pensión, la prisa de los huéspedes, queda del otro lado de la puerta. Las hijas también han recibido sus guiones mecanografiados. El padre fue un actor profesional y quiere que todos sus vástagos disfruten de la misma educación. De la mayor a la pequeña, las jóvenes cocinan y cosen, así como interpretan sus papeles. Este hombre de mirada serena, bondadosa, y chaleco impecable sobre un torso de atleta, está haciendo lo imposible para que sus niñas no enturbien sus miradas dentro de un pozo oscuro y vean bien el fondo de las aguas. Le ha costado el matrimonio. Está solo frente a un sueño. No importa. Cuando sus hijos se prueban otras vidas conocen más el mundo. Saben que de las grietas brotan flores, que la belleza existe aunque la oculte la niebla; y también su contrario: que no todos los caminos nos llevan hasta el sol. Este padre anduvo sobre la tierra muerta, la palpó y renunció a la sombra de su cuerpo. Para no perder la dignidad, puso un puesto de pescado en medio de la plaza. La noche que llovieron tumbas, bajo la luz más triste que recuerda, amenazó a sus vecinos desde el portón de su casa de piedra: “Si me forzáis me iré. No quiero estar con nadie y quiero estar con todos. Mi casa estará abierta a todo el mundo.” Este hombre detuvo el avance de una nube. Sus hijos aprendieron que al milagro no se le espera, uno sale a buscarlo. En sus jóvenes pechos, la estrella del asombro no se oxida, arroja luz al patio de butacas, calienta el largo invierno de un país.


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