Antología. Juana Inés de la Cruz

sábado, 30 de septiembre de 2023

30º aniversario del Encuentro Literario de Cereté

 


Este año, el "Encuentro Literario de Mujeres Poetas" que se celebra en Cereté (Colombia) cumple treinta ediciones. Para celebrarlo, la poeta Yirama Castaño nos ha pedido a todas las autoras que hemos participado en él que le rindamos un homenaje desde nuestros respectivos países. Colombia y Argentina ya han mandado sus videos conmemorativos, que se proyectarán en el festival el mes que viene. Las poetas españolas nos hemos dividido en dos grupos: Madrid y Barcelona. Esta tarde nos reunimos para realizar nuestro tributo las que vivimos en la capital: Verónica Aranda, Nuria Ruiz, Ana Martín, Adriana Hoyos, Marga Mayordomo, Ketty Blanco, Inma Contreras y yo. 

He tenido la oportunidad que formar parte de la familia Cereté en dos ocasiones. En 2015 acudí a Colombia invitada por Lena Reza (su directora) y con el sufragio de la Acción Cultural Española. En 2021, con las restricciones a los desplazamientos a las que nos obligó el coronavirus, asistí virtualmente para presentar mi libro de poemas ¡En marcha!, publicado por una editorial del país: Corazón de mango, a cuya editora (Beatriz Vanegas) tuve la oportunidad de conocer en mi viaje del 15.

Nunca olvidaré Cereté. Fue una experiencia maravillosa. Me regaló amistades y la posibilidad de publicar dos libros en América. Uno, en Colombia (ya citado); y otro, en Puerto Rico, gracias a la poeta Cindy Jiménez-Vera: Línea de flotación (Ediciones Aguadulce, 2017). 

¡Larga vida al "Encuentro Nacional e Internacional" de Cereté!


martes, 26 de septiembre de 2023

El río tiene dientes

 

El río tiene dientes, Erica Waters. Traducción de Sara Mendoza. Editorial del Nuevo Extremo. 2022.

 

 

Esta novela juvenil fue galardonada con el premio Kelvin a la mejor traducción en el último Celsius (célebre festival dedicado a la literatura de género, que se celebra cada verano en Avilés). La obra se enmarca tanto en la narrativa de terror como en la fantástica. Tiene dos protagonistas: Della Lloyd, joven bruja que vive con sus padres en un bosque mágico, el Bend; y Natasha, hermana de una hermosa veinteañera en paradero desconocido (Rochelle Greymont). Cada capítulo está narrado desde la perspectiva de una de ellas, a modo de complemento y/o de contrapunto. Ambas pertenecen a mundos distintos: la realidad social de Della es humilde y marginada; la de Natasha, todo lo contrario: pertenece a una familia adinerada que goza de reconocido prestigio. Sin embargo, el destino las acabará uniendo con la fuerza de una riada. Poco podrán hacer para evitarlo. El nexo se produce cuando Natasha, con la intención de demostrar la culpabilidad del novio de su hermana en su desaparición, acude al Bend en busca de los Lloyd. Recurre a Della para que le prepare un hechizo que prestaciones análogas al suero de la verdad. La obsesión de Natasha se mantendrá firme a lo largo de la novela: encontrar a Rochelle. Della, por su parte, mantiene en secreto la cruzada inversa: tiene encerrada a su madre en una antigua prisión con un doble propósito, evitar que la localicen e impedir que mate.

 

Pese a las diferencias mencionadas, ambos personajes comparten elementos: el amor a la familia, el sentido de la lealtad y una infancia marcada por el ostracismo. Della, porque apenas salía del bosque; Natasha (y Rochelle), porque sus padres biológicos consumían drogas e ignoraban a sus hijas o se volvían violentos. Ese sentimiento de soledad será un poderoso imán que las atraiga. Y no será el único.

 

La magia tiñe cada página de la obra. Una magia turbia y descontrolada. El bosque arde de ira. Una presencia ha roto el equilibrio del Bend. Los ungüentos han dejado de producir los efectos deseados, la madre de Natasha se ha convertido en un monstruo sanguinario, los búhos susurran palabras, el río tiene dientes.

 

El desenlace de la novela es magnífico. Está muy bien llevada. Y si su arquitectura goza de cimientos sólidos, el concepto que defiende resulta indispensable y de plena actualidad.

 

Erica Waters retrata en su obra la misma realidad que dibuja en Dientes rojos Jesús Cañadas.

 

Vamos a verlo:

 

Siempre habrá hombres en el mundo que quieran controlarnos, hacernos daño y matarnos […] Caminarán por este mundo hasta hacerlo pedazos. (El río tiene dientes, pág. 397)

 

Creeis que el mundo ha cambiado y que ya no se pueden decir las cosas que digo, ni hacer las cosas que hago. Déjame que te diga una cosa: el mundo no ha cambiado una mierda. Los hijos de puta como yo seguimos al volante. Ahora resuenan más vuestras voces, pero nosotros seguimos sin oírlas […] Mi violencia es la violencia del mundo. Nada ha cambiado ni va a cambiar. (Dientes rojos, pág. 338)

 

 

Pero ambas obras se rebelan contra el papel de víctimas asignado a las mujeres. Una y otra reivindican la sororidad como antídoto contra el dolor por la pérdida y como arma necesaria para hacer justicia. Sus autores ponen coto al miedo de sus personajes femeninos y los empoderan.

 

Pero hoy me niego a tenerles miedo, a ninguno de ellos. Tienen fuerza y crueldad y una complicidad sin fin. Caminan con la cabeza bien alta y casi siempre ganan. Pero aquí no […] Aquí, nosotras somos brujas y los hombres no son nada. (El río tiene dientes, pág. 397)

 

Estamos hartas de morir a manos de ellos. Se acabó. Basta de ser víctimas. Ahora seremos ejecutoras. (Dientes rojos, pág. 354)

 

“Se acabó”, escribe Cañadas. Casualmente, ese es el eslogan que en el mundo real, a día de hoy, esgrimen las futbolistas de la selección nacional de fútbol para sublevarse contra los abusos de poder que han venido sufriendo en estos años, y que, como todos sabemos, se hicieron visibles para la ciudadanía cuando el presidente de la Federación Española, Luis Rubiales, aprisionó con sus manazas la cabeza de Jenni Hermoso y la besó sin su consentimiento. Porque podía. Porque le dio la gana.

 

Lo hago porque me gusta. Porque sois mías, ¿entiendes? Tú y todas. Sois mías. (Dientes rojos, pág. 346)

 

Las novelas de Cañadas y Waters son dignas hijas de su contexto histórico. De acabado impecable y denuncia necesaria.

 

Léanlas.

 


 

jueves, 21 de septiembre de 2023

Sombra de mí


 

 

"Sombra de mí" es el poema que elegí para introducir en la caja fuerte que recogió el pasado 20 de septiembre el legado de Luis Cernuda al Instituto Cervantes. El poema pertenece al libro Poemas para un cuerpo, que Cernuda escribió en su exilio mexicano. Las dieciséis composiciones de esta obra se las inspiró su último gran amor: Salvador Alighieri, un joven culturista casado y padre de familia al que conoció en el verano de 1951, y con el que mantuvo una amistad estrecha e íntima (Antonio Rivero Taravillo relata que viajaban juntos y que Cernuda corría con todos los gastos). Por lo visto, el poeta reprimió su deseo sexual por considerarlo "ridículo", dada la enorme diferencia de edad que había entre los dos; pero se entregó "al destino sin reservas" y lo amó durante años (hasta que Salvador desapareció de su vida en 1956). Estos textos, al principio, figuraban en la sección X del poemario Con las horas contadas; más tarde, en 1957, se publicaron como libro independiente. El propio Cernuda cuenta esta experiencia creativa en "Historial de un libro", prólogo a la edición mexicana de La realidad y el deseo (1958).


miércoles, 20 de septiembre de 2023

Legado de Luis Cernuda

 





Este 2023 se cumplen sesenta de la muerte de Luis Cernuda, célebre poeta de la Generación del 27. Para homenajearlo, el Instituto Cervantes ha recibido esta mañana el legado que, para la ocasión, ha donado la familia del poeta a la Caja de las Letras del Instituto Cervantes. Tengo el honor de contribuir al evento de dos modos. Luis García Montero (director del IC) me pidió hace un par de meses que eligiese un poema de Cernuda y que los transcribiera. Mi manuscrito se uniría a los que caligrafiasen otros poetas (Ada Salas, Luis Antonio de Villena, Antonio Rivero Taravillo y Darío Jaramillo, entre otros) y juntos formarían parte de ese legado a introducir en la caja blindada nº 1684. Pero además, he tenido el inmenso honor de ser testigo privilegiada de la introducción de dicho legado en cámara acorazada, acompañando a Luis García Montero y a los sobrinos nietos de Cernuda (Ángel, Ana y Luis Yanguas).


Os dejo por aquí el video de esta maravillosa mañana de septiembre:


https://www.youtube.com/watch?v=7Yd6wakLyPc




La Vanguardia se hace eco de la noticia aquí:


https://www.lavanguardia.com/sociedad/20230920/9241387/cervantes-acoge-legado-cernuda-incluye-paginas-biblioteca-personal-versos-manuscritos-otros-poetas.html


La COPE, aquí: https://www.cope.es/actualidad/cultura/noticias/poetas-manuscriben-obras-luis-cernuda-como-parte-legado-caja-las-letras-20230920_2908516


El ABC: https://sevilla.abc.es/cultura/donan-ejemplar-dedicado-ocnos-cuatro-ediciones-realidad-20230920163436-nts.html

domingo, 17 de septiembre de 2023

Humano


Humano, Ignacio Elguero. Hiperión. 2023. 62 páginas.

 

 

 

Doce años separan Siempre del último libro de poemas de Ignacio Elguero: Humano. En algo más de una década, el poeta madrileño ha armado una obra elegiaca, íntima y reflexiva; el fruto más maduro de su autor.

 

El poemario oscila entre dos tiempos. En el presente, el sujeto que enuncia se arraiga en el paisaje. La naturaleza cobra un protagonismo inusual en la lírica de Ignacio. El locus amoenus que recorre los páginas es material perenne. Frente la caducidad humana, los árboles frutales y los ríos se presentan eternos, nos trascienden. Quizás por eso, Elguero los contempla, dejándonos versos sensoriales. El poeta se funde con el Todo.

 

“Qué extraño contemplar que esto se acaba”

 

El recuerdo a Mario Míguez (excelente poeta cuya muerte prematura nos impactó a tantos) ilumina como un relámpago dos verdades: nuestra finitud y el milagroso hecho de existir. Entre ambas tensiones, la elegiaca y la hímnica, camina Ignacio Elguero muy despacio, manteniendo el equilibrio.

 

Si los poemas ubicados en el presente son descriptivos, aquellos localizados en un tiempo anterior nos narran episodios domésticos. Los viajes al pasado nos revelan dos tipos de estampas: las autobiográficas y las referidas a la vida de sus familiares (la madre, el padre y la bisabuela). Casi todos nos hablan de la muerte o de la amenazas que nos ponen en peligro. Más que nostalgia, estos versos encierran un apercibimiento: nos rodea la destrucción. Los niños disfrutan en verano de sus torturas a los animales, por las sombras culebrean riesgos que nos vuelven inseguros, incluso las bombas pueden aparecer de pronto en medio de la felicidad, con su carga de odio.

 

Al contrario que en sus trabajos previos, el amor ha sido erradicado de los poemas. El miedo a la soledad, al paso del tiempo y a la muerte ya no se combaten gracias al frenesí vivido en los dormitorios ajenos.

 

“Todo se va despacio”

 

“No se trata ya sólo del Imperio: está caduco todo,

apenas queda nada a qué acogerse”      

 

La elegía romana (Ovidio, Horacio…) resuena tras Humano. Y pese a todo, siguiendo a Tanikawa, se concluye:

 

"Poder estar aquí ya es asombroso"

   

 

 

jueves, 14 de septiembre de 2023

El baile de los pájaros

El baile de los pájaros, Basilio Sánchez. Pre-Textos, 89 páginas.

 

 

 

 

Hay quien coloca el centro de la vida humana en el poder exterior, en la riqueza, en un bien convencional. Yo pongo el centro en el espíritu.

 

 

Estas palabras de Ángel Ganivet resumen perfectamente el ideario vital del poeta cacereño Basilio Sánchez, autor de los espléndidos poemarios Los bosques interiores, La mirada apacible, Al final de la tarde, El cielo de las cosas, Para guardar el sueño, Entre una sombra y otra, Las estaciones lentas, Cristalizaciones, Esperando las noticias del agua y He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes. 

 

Su último libro, El baile de los pájaros, retoma el paisaje campestre de sus trabajos anteriores. Tal y como leemos en los clásicos (Virgilio, Horacio, fray Luis de León), la voz que enuncia huye del ajetreo de las ciudades en busca de otro ritmo, mucho más sosegado: “La soledad del bosque es un refugio”. Si hay una palabra que se repite a lo largo de la obra, es silencio, concepto indispensable para bucear dentro de nosotros y conocernos mejor; y desde luego, requisito primordial para la creación poética. Gracias a ese recogimiento, el sujeto lírico va soltando el lastre de las imposiciones externas, se olvida del cronómetro y de los objetivos. El sentido de su vida no se lo marcan otros, sino que lo improvisa: “Mi destino es un árbol”.

 

A la vez que Sánchez elogia la humildad de los seres vivos, también critica el impacto humano en la naturaleza:

 

 

Todos los animales

se sienten traicionados por nosotros.

No hay ningún animal que pueda amarnos.

 

 

“Somos los constructores de nuestra propia ruina”, añade. Frente a tanta devastación, el poeta apela al cuidado de la casa común que cobija a todas las especies: “He aprendido a sentirme responsable de lo que no conozco”. Nuestro afán aniquilador viene motivado por el deseo de satisfaccer nuestras demandas. La velocidad con que anhelamos nos lleva a arrasar el mundo. De ahí que Basilio reivindique la pausa, la desaceleración, como forma apetecible de vida. La poesía, por tanto, “es una apuesta moral” por un cambio de paradigma.

 

Los mejores resultados se consiguen sin prisa. Carl Honoré, en su ensayo Elogio de la lentitud, señala que la serenidad logra que las relaciones se asienten y crezcan. Basilio Sánchez canta otro tipo de belleza, la del paisaje que se crea despacio:

 

 

No hay en los movimientos de la vida

ni un asomo de precipitación,

en sus prerrogativas sólo cabe la espera,

la paciencia que hace hermosos los árboles,

azules las montañas,

caudalosos los ríos.

 

 

El ritmo pausado, por otra parte, aumenta nuestro nivel de conciencia y de empatía. Nos centra en el presente (“Amo la eternidad de un solo instante”). Nos re-liga a las cosas:

 

 

Te hablo por instinto,

por un hermanamiento visionario

con todo lo que existe.

 

 

Basilio Sánchez se subleva contra la dictadura de la tecnología, contra la tiranía de las distracciones, contra el látigo del reloj que nos aleja de nosotros y de aquello que amamos. De ahí la importancia de algunos símbolos (la nieve, el pájaro), bastiones elegantes contra la hiperactividad del mundo que vivimos.

 

El tiempo es esencial para que los frutos maduren. Disfrútenlo antes de que se acabe.

 

 

Con los años

nos sobran las palabras,

pero nos falta tiempo.

 

 

Cultiven la paciencia.

 

Lo bueno de esta vida es que lo extraordinario siempre está por llegar.