Antología. Juana Inés de la Cruz

jueves, 6 de octubre de 2016

Anémona

Anémona. Jamila Medina. Polibea. 121 páginas. 2016.

 

Vivir en una isla puede condicionar la manera de ser y de estar en el mundo, más aún siendo mujer, y todavía más cuando hablamos de una mujer rebelde, curiosa y retadora, poco dada a los límites. Cuando el mar es “una cárcel de agua” y el espíritu siente en sí la llamada de lo ignoto y de la aventura, surgen voces potentes, singulares que tratan de expandirse por medio del lenguaje. Es el caso de Jamila, y prueba son sus poemarios Huecos de araña, Primaveras cortadas y sobre todo, Anémona. Este libro supone un esfuerzo titánico por sobrevolar el mundo conocido en busca de otras tierras y por describir las emociones que sugiere el entorno, la isla. Este pulso entre contrarios crea una tensión que se mantiene a lo largo de la obra. Y es que Jamila gusta de explorar las incongruencias y complejidades de la condición humana. Así, viajamos a través de sus páginas a la Mesopotamia de hace 5.000 años, al Egipto de Cleopatra, a la isla Tamir, a los bosques helados de la Taiga o al refinado Londres; viajamos en el espacio y en el tiempo para sorprender a las geishas aplastando pétalos de cártamo con el fin de obtener un maquillaje color rojo aurora boreal, o para acompañar al explorador finlandés Adolf Erik Nordenskiöld en su viaje a Siberia a bordo del Vega. El caso es proyectarse hacia otras vidas, sentir que la propia mantiene semejanzas con las vidas de otros, que la insularidad se encuentra en tierra firme y que el arraigo se puede conseguir en una isla. La memoria y el sexo anclan. El erotismo salva de la monotonía, de los días clonados. No deja de ser paradógico que el acto sexual, pese a su carácter redentor, liberador, se sienta como una invasión hiriente (falos como cuchillas), a menudo insatisfactoria. Pero ya adelantaba que Jamila es inmisercorde con la realidad, que no recurre a máscaras que embellezcan el mundo. Si el mundo es bello es porque resulta contradictorio, imposible de domar.

Otra manera de huir de la repetición, de la circularidad de la isla, es la búsqueda de nuevas formas de expresión. Anémona es un banco de pruebas donde Jamila experimenta con un amplio repertorio de registros, de metros o de figuras literarias. Junto al largo poema en verso libre (de hasta 113 versos) encontramos poemas en prosa; al lado de cultismos (cutícula, espelunca) aparecen frases hechas (dar candela) y préstamos (fitness, windows, twitters); conviven palabras pertenecientes a un registro informal (desembuchar) y tecnicismos propios de la medicina (carcinoma, metástasis).

A esta riqueza léxica se le une el amplio conocimiento que tiene Jamila de los mitos helenos (Ícaro, León de Nemea). Y es que Anémona semeja un batiscafo provisto de periscopio con el que la autora otea, espía, el mundo legendario y el presente. De hecho, abundan en el libro sorprendentes descripciones de ese mundo exterior al sujeto que enuncia. Es en estos pasajes donde la poeta hace gala de un estilo barroco: irrefrenable, abundante, colorido, lleno de imágenes y de metáforas. Desfilan por el libro malecones, gaviotas, grúas postuarias, campos de algas, pejesapos, peces serrucho, tripulaciones de anguilas, mares de vino blanco o islas encalladas.


Jamila se lanza a la escritura para escapar de la reclusión a través de la fantasía. Cuba se le queda pequeña. Su ansia de desbordar la orilla de la playa nos ha dejado un libro potente y angustiado. La autora parece una pantera que ronda los barrotes que la encierran, y estudia el modo de atravesarlos. La isla es un castillo que protege, pero también un mausoleo levantado sobre las espumas.

Anémona es un poemario imprescindible para conocer la nueva poesía que se escribe en América. Los lectores españoles tenemos la gran suerte de leerlo gracias a la editorial Polibea, que ha tenido la valentía de publicar a una poeta desconocida a este lado del mundo, si bien es toda una referencia en el otro. No en vano, Jamila (1981, Holguín) es una de las voces más importantes de la lírica cubana –ha sido seleccionada en el volumen The Cuban Team, preparado por Óscar Cruz, 2015– y de la continental –en 2015 Casa de Poesía editó en Costa Rica una antología de su obra bajo el título Para empinar un papalote; y ha participado en el XXII Encuentro de Mujeres Poetas de Cereté (Colombia), 2015–.



Los cordobeses estáis de enhorabuena. En 40 minutos, Jamila Medina leerá sus poemas en la sala Orive, en el marco del festival de Cosmopoética.

 

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