Antología. Juana Inés de la Cruz

jueves, 18 de diciembre de 2014

Contrastes de Vietnam



 
Ho Chi Min.
Vietnam del Sur
  


Al sur del país pasamos una noche en una granja del delta del Mekong. Al día siguiente, nos trasladamos en un bote al mercado flotante de Cai Rang, donde los agricultores venden sus productos en barcazas. Y en la ciudad de Can Tho nos sorprende la vista de una iglesia cristiana con un pequeño muelle al pie de sus escaleras. Aunque lo más fascinante es la incursión en canoa por el delta y sus islas. Durante horas, el guía nos muestra los recursos de la economía local: fábricas de caramelos de coco y de tejidos. Y contrariamente a lo que ocurre en el corazón de Vietnam -que envía a Dinamarca la cerveza para su envasado-, el trabajo corre a cargo de la eficacia y fuerza de tendones y músculos. Todo lo que se fabrica son materias primas, y nada se desprecia. Las cáscaras de arroz se utilizan como combustible en las casas. En contraste con esta industria limpia, artesanal, se alza la capital financiera de la república: Ho Chi Min (Saigón), con su mosaico de rascacielos. Su pasado colonial francés es evidente en la nomenclatura de las calles, en la réplica de Nôtre Dame o en las amplias avenidas. El gen arquitectónico del pueblo invasor modeló la fisonomía de la ciudad: robusteció sus parques y ornamentó las fachadas de las instituciones públicas. Vemos que los seres humanos y las motos son seres con los mismos privilegios en calzadas y aceras; juntos constituyen el magma denso, lento y ruidoso que mueve la ciudad. Un niño viaja con sus padres y hermanas en una Vespino destartalada y sucia. Llevan mascarilla. Qué distinto del joven de ojos puros, sonrisa matinal, cuerpo desnudo, que bañaba en la orilla del Mekong -alegre como aurora, como pulso de pájaro- a un negro buey de agua.



Recuerdos de nuestro viaje a Vietnam en 2010 



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