Dentro de un mes daré una conferencia sobre la evolución de los tópicos literarios en nuestra poesía clásica y actual. A propósito del carpe diem hablaré de Ausonio (S. IV). Al no encontrar ninguna traducción que me gustase de su célebre De rosis nascentibus, he decidido trabajar el texto yo. No todo, claro, sólo los versos finales. Mantengo el espíritu original, pero no me someto a la reproducción exacta. Buscando que la traducción tenga fuerza, empleo un léxico moderno, y ante todo, primo el sentido del ritmo, su contundencia.
El resultado es este:
El nacimiento de las rosas
Con razón nos quejamos, oh Natura,
de la belleza breve de las flores:
los dones que nos muestras, al momento, arrebatas.
Tan sólo un día dura la vida de las rosas;
sienten la plenitud y ya son viejas.
Por la mañana estrella supernova;
a la noche una enferma enana blanca. […]
Coge, las rosas, niña; mientras la flor y tú
sois lozanas y jóvenes. Recuerda
que tu vida también huye y escapa.
Aquí, el original de Ausonio:
Conquerimur, Natura, brevis quod gratia florum:
ostentata oculis ilico dona rapis.
quam longa una dies, aetas tam longa rosarum,
quas pubescentes iuncta senecta premit.
quam modo nascentem rutilus conspexit Eoos,
hanc rediens sero vespere vidit anum. [...]
Collige, virgo, rosas dum flos novus et nova pubes,
et memor esto aevum sic properare tuum.
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