Cierra la librería La Sombra

 

Con Cindy Jiménez-Vera, mi editora.

Hace unos días entré en la web de la librería La Sombra para ver su catálogo y me sorprendió leer el siguiente mensaje: "Cierre permanente". Ayer constaté, in situ, que el aviso era real. En donde hubo una de las mejores librerías de género de Madrid se levanta ahora una tienda de plantas. En el escaparate, algún tebeo. Como si los geranios quisieran recordarnos un pasado reciente mucho más fantasioso, lleno de aventuras y posibilidades.

La verdad es que ver esa imagen me impactó. Que cierre una librería es triste, pero que lo haga una a la que me siento tan vinculada es desolador. 

Recuerdo que allí presenté Épica de raíles, de Verónica Aranda, en 2016. Al año, hicimos un triple lanzamiento dedicado, en exclusiva, a la editorial Aguadulce (oriunda de Puerto Rico), con la que saqué en 2017 mi poemario Línea de flotación. En 2019, en compañía del novelista Roberto de Paz, daba a conocer al público mi novela El año cero (Ménades).

No sólo tenían una gran fondo, sino que el propia espacio físico (con su bodega, sus recovecos) era una invitación a sumergirse en el misterio.

Además, los libreros era maravillosos, de los que conocen su oficio y navegan con destreza por el mar de las editoriales independientes.

Mando desde aquí un gran abrazo a Jónatan, quien siempre me abrió las puertas de La Sombra como si se tratasen de las de mi casa.

Os deseo lo mejor en vuestro próximo viaje. 

Gracias por todo.

Sin vosotros, el barrio queda huérfano.