Antología. Juana Inés de la Cruz

viernes, 15 de abril de 2022

Libro de ausencias

 

 

Libro de ausencias, Miquel Martí i Pol. Madrid, Bartleby (traducción de Marta López Vilar). 2022. 

 

La muerte puede llegar a mejorarnos. La conciencia de la propia y la asunción de la ajena. Una y otra pueden abrirnos vías interiores para conocernos mejor, para explorar posibilidades de belleza, para permitir que el amor nos alumbre en cada cosa que hagamos. De eso nos habla el poeta catalán Miquel Martí i Pol (1929-2003) en el Libro de ausencias, que acaba de publicar Bartleby (traducción a cargo de la poeta Marta López Vilar). Porque la muerte siempre lo acechó. Primero, cuando le diagnosticaron esclerosis múltiple y vio postrado su futuro en una silla de ruedas (en 1973); a continuación, cuando murió su primera esposa (en 1984). No obstante estas pérdidas (la salud, la pareja), no se amilanó. Y es que lo alimentaba un relámpago de vitalidad.

 

Según el El País: “Su lucha por la vida, su capacidad de comunicarse con la gente, su compromiso, convirtieron al autor en el poeta del pueblo, el más popular, querido y leído de Cataluña” (12/11/2003). 

 

Libro de ausencias fue escrito, a modo de duelo, entre el 5 de julio y el 6 de agosto de 1984; a la muerte de Dolors Feixas. De tono introspectivo y línea clara, es un suerte de elegía en la que convergen el tono nostálgico y el hímnico.

 

La muerte se recibe con sosiego. Hablamos de un hombre que fue acumulando renuncias, que aprendió a convivir con la desposesión; que vio cómo el mundo cada vez le qudaba más lejos. El dolor por la ausencia de su mujer lo paralizó, al principio,  casi tanto como su enfermedad. Pero por dentro era otro. Por dentro habitaba un mundo de recuerdos, de donde extraía la fuerza y el coraje para encarar cada nuevo día.

 

En los poemas se aprecia que jamás está solo. Reflexiona consigo y dialoga con ella en su memoria. La siente en cada cosa que disfrutaron juntos. Hace suyas sus causas. Se siente trascendido por su compañía.

 

“Todo en el amor se llena de sentido” (p. 53). El amor le riega el espíritu, y a cambio él baña cuanto ve del mismo intenso amor. No puede doblegarse a la tristeza. Hasta en lo más pequeño encuentra una razón que justifica su paso por el mundo: la lluvia, los chopos, la luminosidad.

 

Dejo aquí, a modo de broche, un hermoso poema que gira en torno al carpe diem:

 

 

 

A PLENA LUZ

 

Vayamos mucho más allá.

                                       Quizás esta profunda

docilidad de todo es un espejismo.

¿Y qué, si lo fuese?

                        ¿No se llena la copa

de oro de la tarde de un vino claro que embriaga

solamente con probarlo?

                                    Entonces, si sucesivamente estallan

señales, enigmas, cifras, tal vez

es que la vida solicita vida

para concluir la belleza.

                                    Vayamos a plena luz

sin ningún miedo, hasta donde la línea de lo oscuro

nos engulla.

 

 

 

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