Antología. Juana Inés de la Cruz

sábado, 1 de agosto de 2020

Leyendas de los Otori

 
Leyendas de los Otori, Lian Hearn. Alfaguara.


Como amante de la literatura, carezco de prejuicios a la hora de seleccionar una novela. Me gustan casi todos los géneros (en realidad, sólo descarto el erótico) y eso significa que no miro a ninguno con desdén. Eso sí, me encargo de buscar buenos libros entre la vasta propuesta editorial, porque no me contento con cualquier cosa. Tengo un gusto exigente. Así pues, leo con gusto novelas a las que el mercado denomina de tipo juvenil, etiqueta que a mí no me convence. Serán novelas de aventuras, de misterio o de fantasía, pero el género no tendría que determinar el público que debería leerlas. De ser así, ¿qué hacemos con Julio Verne, Robert Louis Stevenson, Edgard Allan Poe, Jack London o George Wells? Hablamos de autores que encandilan a miles de lectores de cualquier edad, y a los que no podemos adscribir la etiqueta de juveniles porque sería quedarnos bastante cortos. Y si les ponemos dicho calificativo por el protagonista de las obras, ¿qué hacemos con novelas como Sukkwan Island, de David Vann? Roy apenas tiene 13 años, pero antes que recomendar su historia a un púber me quedo más tranquila si lo mando de viaje a las minas de Mordor.
En conclusión, no nos acerquemos a los escritores de LIJ con prejuicios, porque sus obras –las buenas, claro, porque hay de todo– están dirigidas a cualquier lector, con independencia de su año de nacimiento. Pasa con ellas como con las películas de Indiana Jones, que están calificadas para todos los públicos.
Mi profesión (profesora de Lengua y Lteratura) me hace estar pendiente de las novedades editoriales con el fin de renovar las recomendaciones anuales que hacer al alumnado. Debemos compensar la lectura de los clásicos (Lazarillo, Marianela…) con otras más afines a los intereses y sensibilidades de los adolescentes de hoy. De lo contrario, los podemos perder como lectores.
Y aquí entro de lleno en el asunto de este post: la recomendación de una saga que he ido descubriendo en los últimos meses y que gustará no sólo a los niños y adolescentes, sino a quienes posean un espíritu joven o atemporal.


La leyenda de los Otori (2002-2008)

Consta de una trilogía (El suelo del ruiseñor, La hierba en la almohada, El brillo de la luna), así como de una precuela (La red del cielo es amplia) y de una secuela (El lamento de la garza). Su autora es una amante de la cultura japonesa: Lian Hearn, pseudódimo de Gillian Margaret Hanson (1942).
Yo sólo he devorado la trilogía, y debo decir que es excepcional. Se localiza en el Japón del siglo XVI. Combina los géneros épico y fantástico. Relata el despertar a la magia de un adolescente cuya aldea ha sido ejecutada por uno de los clanes del Imperio. Rescatado de una muerte segura por un noble, Tomasu adoptará el nombre de Takeo y aprenderá a convivir con sus contradicciones internas: el cristianismo heredado de su madre (perteneciente a los Ocultos) y los poderes extraordinarios que recibió del padre (un Kikuta, familia integrada en la Tribu), la compasión y la crueldad, la añoranza por la infancia perdida y el deseo de venganza, su doble fidelidad hacia su nuevo padre, Shigeru Otori, y hacia la organización clandestina que lo reclama para adiestrarlo en el espionaje y en el asesinato, la oscuridad de sus orígenes y la luminosidad que le inspira el amor de la bella y desgraciada Kaede.
La prosa de la autora es una maravilla. La violencia encuentra su contrapunto en la espiritual de una naturaleza sublimada. La muerte se compensa con la vida donde quiere esté: un árbol milenario, un pétalo mojado por la lluvia, un canto de cigarra… Cada volumen se centra, de hecho, en una estación distinta del año: verano, invierno, primavera.
Los personajes, un amplísimo elenco de hombres y mujeres de distinta edad y condición, son maravillosos. Ellas son fuertes y han sido educadas en igualdad de condiciones con respecto a los varones para desarrollar sus destrezas y heredar sus dominios. Entre ellos, por otro lado, destaca Makoto, un joven monje guerrero en busca de iluminación mística que tras enamorarse de Takeo será leal a su causa toda la vida, luchando a su lado en cinco batallas.
Los constantes giros de guión, el despliegue de tramas, el áura legendaria de la obra, su lirismo, su propuesta feminista, su tolerancia religiosa o la puesta en valor de la naturaleza hacen de esta saga una delicia para todos los públicos.
Desde aquí lanzo un ruego a Alfaguara-Loqueleo: reediten los libros. Están descatalogados y sus precios en Amazon son inasumibles.
Yo tengo la suerte de que me los ha prestado un amigo, ¿pero qué haréis vosotros? Acudid a vuestras bibliotecas, insensatos.