Hoy hace exactamente 23 años que
comencé mi carrera literaria. Lo que quiere decir que llevo más de la mitad de mi
vida publicando libros, puesto que acabo de cumplir 43. En total, hasta ahora,
he publicado 17 títulos. La mayoría son poemarios (8), pero también tengo
novelas (2), antologías (6) y traducción (1). A día de hoy estoy inmersa en
varios proyectos, y es probable que pronto anuncie alguna sorpresa. Además,
tengo la suerte de que he convertido a la literatura en mi medio de vida,
puesto que soy profesora de Lengua y Literatura (también he impartido las
asignaturas de Teatro y Literatura Universal) desde hace once años. Que
lleve más de dos décadas publicando significa que llevo más dos décadas
leyendo, estudiando, analizando y amando las obras de los demás. Muchas son
autoras contemporáneas, pero en realidad yo entronco con lo más granado de
nuestra literatura áurea: Garcilaso de la Vega, fray Luis de León, San Juan de
la Cruz y Francisco de Quevedo. Gracias a la tesis, además, profundicé en la
mística del Renacimiento, que me ha dado una sólida formación espiritual, a la
vez que ha dado un sentido civil a mi propia creación: la lucha contra el
dogmatismo (la imposición o el imperialismo) y la búsqueda de la libertad (como
meta humana y meta colectiva). Estas son las claves para entender mi obra. Hay
que buscarlas dentro de la lírica moral española, y siguiendo sus pasos a
contracorriente, en la lírica moral romana. Por otra parte, mi estética también
es deudora de ellos. De hecho, mi modo de aproximarme a la creación poética es
análogo al de un místico: por meditación, por una experiencia extrema de la
interioridad. Y aquí entronco con lo más trufado también de la poesía del siglo
XX: Miguel de Unamuno, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Luis Cernuda y
Vicente Aleixandre. En estos 23 años, por otra parte, he publicado libros
distintos entre sí que comparten, no obstante, un aire de familia. Sin
pretenderlo, he repasado con ellos buena parte de nuestra historia lírica,
nutriéndola con otras tradiciones, otros géneros literarios y otras artes (la
música y la pintura). Ahora mismo tengo muy claro de dónde vengo, y hacia dónde
me dirijo. Como decía Federico García Lorca: “veo mi trayectoria perfectamente
clara”. A una primera etapa centrada en el tema de la identidad (Construyéndome
en ti, Napalm, Apátrida, Helio), ha seguido
una segunda centrada en el amor a la naturaleza y en la responsabilidad que
tenemos los humanos de preservarla (La Guerra de Invierno, Las noches
de Ugglebo, Ciudad sumergida). Por supuesto,
existen puentes comunicantes entre ambas (Línea de flotación), y asuntos en los que siempre insisto (la memoria,
la muerte, el amor, la crítica a nuestro estilo de vida). Pero desde que
descubrí Finlandia (2011) cambió mi perspectiva, enfoque que ajusté al
convertirme en madre (2015). En fin, hoy celebro que llevo 23 años volcada en
una pasión que no elegí por propia voluntad, sino que me eligió, y accedí a
convetirla en mi destino. Ojalá de cuanto he escrito quede una cita, un verso,
el día de mañana en el corazón de alguien.
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