Este verano se han registrado en Laponia varias docenas de incendios causados por las altas e inusuales temperaturas registradas más allá del Círculo Polar. Ya en 2012 nos contaban los finlandeses de Luosto que la nieve se derretía en mayo, cuando lo normal -a lo largo de los siglos- era que permaneciese intacta en todas las estaciones. Ahora, sin embargo, no sólo se deshiela el Gran Norte Polar, sino que el fuego está deforestando bosques milenarios y asolando las poblaciones más septentrionales del continente. Una lástima para quienes amamos la región, un desastre para los habitantes de la zona -núcleos samis, osos polares, zorros árticos- y una tragedia para el planeta. El recalentamiento global está poniendo en peligro el efecto albedo. La desaparición de nuestros páramos helados, de los espejos que rebotaban al espacio la luz solar, nos deja sin las defensas naturales que impedían que el planeta se convirtiera en el horno en el que acabará por convertirse.
En el verano de 2013, con la intención de alertar a los más jóvenes sobre los efectos del cambio climático escribí mi fábula distópica Las noches de Ugglebo, libro con el que conseguiría en 2015 el premio de poesía infantil El príncipe Preguntón. Esta obra es mi Viaje de Chihiro. La protagoniza un búho preadolescente que trata de defender su personalidad pese a las injerencias del entorno, y que busca conocer de primera mano la realidad del mundo y de sus amenazas. Por ello emprende junto a sus amigos -una bandada de aves rapaces nocturnas- un esclarecedor viaje desde las islas del Báltico al continente, auténtico rito de paso que le abrirá las puertas de la madurez.
IES Altaír, de Getafe. |
Hoy día, por desgracia, este libro juvenil tiene más sentido que nunca. Por ello, quiero agradecer a los profesores madrileños que lo hayan seleccionado para que sus estudiantes lo lean en las aulas. Y desde El rompehielos agradezco también a los alumnos la buena acogida que han dispensado a Ugglebo, así como los interesantes coloquios que hemos compartido a propósito de él en sus respectivas bibliotecas.
Os dejo por aquí un fragmento de la obra, a ver si entre todos cobramos conciencia de los peligros (megatsunamis) que se nos avecinan:
Pesadillas
En
el segundo
sueño,
los cultivos
se
echan a perder por el calor.
Los
pétalos se incendian en las ramas.
Todos
los animales se adentran en los bosques
en
busca de una sombra. Incluso las rapaces
se
ocultan en los troncos
hasta
que al fin se extinguen sobre el mar
los
últimos arpones incendiados del sol.
Esta
noche arde el mundo.
Un
búho centinela llega exhausto
de
su puesto en el Ártico.
Ugglebo
lo recibe en una playa.
Tiene
un ala partida y en sus ojos
se
apagan las hogueras.
No
trae buenas noticias.
-Se deshiela el glaciar…
Se
desploman al mar rocas de hielo
del
tamaño de bosques.
Su
hundimiento levanta olas gigantes
que
vienen hacia aquí…
La
voz desaparece en las tinieblas
y
deja solo a Ugglebo con mil dudas.
¿Cómo
evacuar la isla?
Las
lechuzas y búhos emprenderán el vuelo,
pero
¿cómo sacar a los mamíferos?
¿Cuánto
tiempo les queda?
Un
estruendo suena en la distancia.
Un
rugido que avanza sin descanso.
Ugglebo
se dirige con angustia a la región más alta de la isla
y
se posa en las aspas
de
un antiguo molino. Frente a él,
una
enorme montaña
de
agua negra. La ola.
No
hay salvación posible. Ni volando.
La
cresta va creciendo en sus pupilas.
Es
un oso polar al que han robado
el
invierno. Un oso enfurecido
que
ha sido despertado a media noche.
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