ÉXITO GRAMATICAL
Podemos es la primera persona del plural del presente de
indicativo del verbo poder y también la primera del plural del presente de
subjuntivo del verbo podar. La palabra Podemos genera, pues, una red de
significados que activa la malla neuronal, como si fuera nueva. Al aislarla, se
transforma en una especie de juguete, quizá en la pieza de un mecano a
completar en la cabeza de cada uno. El sujeto elíptico de Podemos es nosotros.
Nosotros Podemos. ¿Podemos qué? Aquí se debe añadir el complemento que más
plazca al usuario. Podemos detener los desahucios. Podemos parar los pies a los
poderes financieros. Podemos aminorar las desigualdades. Podemos dotar a la política
de un sentido más noble. Podemos nacionalizar la electricidad, el gas, el agua.
Podemos sanear el ambiente. Podemos podar. Podemos, en fin, es una oración
gramatical.
El PSOE se fue al carajo cuando dijo No Podemos. No
podemos negar a los bancos su derecho a dejarte sin casa, ni a las eléctricas
el suyo a quitarte la luz, ni a las gasísticas el de cortarte la calefacción.
No podemos, “cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste”, desoír las órdenes
del IES 35. Aquel No Podemos fundacional de Zapatero marcó el rumbo a Rajoy. No
Podemos dejar de pagar la deuda, No Podemos perseguir a los defraudadores
fiscales, No Podemos meter en la cárcel a nuestros amigos corruptos. No Podemos
evitar que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres…
Estamos gobernados, en efecto, por la lógica del No
Podemos (en el doble sentido de poder y podar). Una lógica desde la que una
clase corrompida trabaja para sí y para los especuladores que la recogen más
tarde en sus Consejos de Administración. El éxito de Podemos es por ahora de
carácter sintáctico más que político. Pero la sintaxis no es mal sitio para
empezar a hacer política.
Juan José Millás. El País. 30 de mayo de 2014
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