El pasado 19 de abril perdimos a un buen poeta, a un autor "de primera línea", como dice el crítico José Luis Morante. Un hombre sonriente, entusiasta, combativo. Un profesor de Filosofía contrario a la LOMCE y los recortes en Educación. Un virtuoso de la palabra con el que tenía una gran afinidad ideológica y estética. Un escritor sin dobleces, de mirada franca y corazón noble. Era muy fácil no ya sólo conversar, sino reír con él. Me enteré de su muerte ayer, por las redes sociales. Y la siento de veras. Pero Eduardo García no nos ha dejado. Nos lega sus versos. Poemas potentes, imaginativos, de ritmo impecable, llenos de fuerza vital y de energía. En sus libros encontramos auténticas joyas. Poemas que iluminan y acompañan. Palabras que hacen volar los raíles, que desatan las camisas de fuerza, que se sacuden de encima el polvo de las convenciones. Os dejo uno de ellos, con la seguridad de que os va a robustecer por dentro. In memoriam.
PARA NO
RENUNCIAR AL ENTUSIASMO
Soñar
despiertos siempre
para que
los insectos de la herrumbre nos permitan tejer sin telarañas
para ser
el hervor la levadura
y no el
cemento gris que repta por los muros
pan
crujiente en el horno del sol del mediodía fruta madura vértigo
y nunca
más sedientos de imposible
reconocernos
en el barro de un parabrisas sucio
soñar
despiertos siempre
olvidar
el autobús cautivo de su ruta el maquinal semáforo los maniquíes ciegos
abandonar
el dique seco de los formularios la astucia del burócrata destilando en la
tinta su cianuro
dar la
espalda sin miedo a cuanto esperan de nosotros aquellos que veneran dos tristes
palmos de suelo bajo sus pies
porque
es vasta la tierra y a nadie pertenece su clamor
como
nadie puede calcular la trayectoria de una grieta en un témpano de hielo
pero ahí
está
desafiando
la maquinaria de los astros
fiel a
su andadura irregular a la belleza
de lo
que niega toda simetría soñar
como
rasga el torrente la maleza felino por instinto
despreciando
la fría
servidumbre de los surtidores el agua encadenada a geometría
soñar
despiertos siempre
para no
obedecer la ley del amo las consignas
de los
ventrílocuos feroces acudir
al
futuro que llama a nuestra puerta pidiendo realidad
porque
podemos esculpir la vida verdadera
escuchar
la llamada de los sueños para rendir la piedra a nuestro afán
abrir
surco en las calles sembrándolas de estrellas y de pájaros
de
alamedas de cisnes regueros de palomas corrientes submarinas
una
extensión de labios que sonríen de juncos que se mecen de amazonas
soñar
despiertos siempre
para no
renunciar al entusiasmo
y que el
hombre no olvide su vocación de nube el súbito
resplandor
incendiando su mirada
alfarero
del mundo comadrona
que
asiste al parto de sus propios sueños.
(De La Vida Nueva,
Visor, Madrid, 2008)
Qué tristeza. Quedan, siempre, sus poemas.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar[perdón, salía repetido el comentario anterior]
ResponderEliminarPor suerte, sí. Muchos besos.
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