Antología. Juana Inés de la Cruz

lunes, 30 de abril de 2018

En El País



Dejo por aquí la noticia publicada en El País sobre el fallo del premio El Ojo Crítico de Poesía, 2016, de cuyo jurado formé parte:

https://elpais.com/cultura/2016/12/16/actualidad/1481891565_587186.html


miércoles, 25 de abril de 2018

Poemas a Argos


 
  
Ha pasado ya un año desde el día
en que te recogimos de la calle
para darte un hogar. Ahora eres miembro
de esta alegre familia. La ternura
que siento cuando subes a mi mesa
de estudio y te recuestas sobre pilas
de apuntes y de libros por quedarte
a mi lado, no puedo describirla.
Cuánto has crecido en todos estos meses.
Lo noto en que te cuesta desplazarte
de la impresora al flexo, de las obras
del siglo XVI hasta la esquina
opuesta, en donde tienes la toalla
que te suelo poner para que duermas
un poco más mullida; ésa que ignoras
por sentir en la piel el tacto suave
de unos folios escritos con un amor tan grande
como es este que sabes que te tengo.

(Poema de mi libro Apátrida. Hiperión. 2005)


No soy tu dueña.
Ni me perteneces.

                             En cambio,
somos dos seres que nos reconocemos
en el mismo relato.

Una felina y una humana.
Quién iba a imaginarlo.

Compartimos
sin pausa
la sucesión de días,

el milagro que nos convocó
para respirar al unísono.

Ángel negro, sin envés,
de alma transparente
me ayudas a cargar
con todo lo vivido,
la gravedad
de aquello que me pesa.


Tu lealtad es incondional.

Todos somos vasijas agrietadas,
pero hay seres, como tú,
que restauráis a otros,
                                     como yo.

Subes a mí muy débil,
buscando redención.
Ninguna lo sabemos,
pero el tiempo se encoge entre nosotras.

Me hueles.
          Ronroneas.
Son tus actos de insufrible belleza.

Hasta el último día, dando amor.
Hasta el último instante, dando amor.

(Poemas de un cuaderno inédito a mi gata)

 2001-2017

lunes, 23 de abril de 2018

El cazador

 El cazador, Mario Míguez. Pre-Textos. Valencia. 76 páginas. 10 euros. 2008.

  
Una de las novelas más brillantes que diera el Grupo del 98 fue, sin duda, Los trabajos del infatigable creador Pío Cid, firmada por Ángel Ganivet (1897). Se trata de un libro clásico, en el sentido de que sus páginas aún tienen mucho que decirnos a los españoles del siglo XXI. Obra política, y de plena actualidad, encontramos además pasajes interesantísimos sobre otros asuntos, como este del Trabajo tercero, donde define qué es ser poeta: “Poetas son los hombres capaces de ver las cosas con amor”. El novelista distingue a “los versificadores de oficio” de los verdaderos creadores, que son las mujeres y hombres que “se sirven de todos los medios humanos de expresión, entre los que la acción ocupa quizás más alto lugar que las formas artísticas más conocidas: las palabras, los sonidos, los colores”. El poeta nunca permanece ensimismado en su obra, absorto en sus cuartillas, encerrado en su estudio de trabajo, sino que encarna la poesía cuando obra con generosidad. Es la poesía cuando cumple la máxima que años más tarde defendería otro ilustre granadino, Federico García Lorca: “El poeta ha de abrirse las venas por los demás”. Los artistas, en suma, no son esas personas egocéntricas, envidiosas, vanidosas que componen sus textos o sus piezas dando la espalda al mundo, sino que se entregan a él para ayudar al prójimo. Sus grandes creaciones no están escritas sobre pentagramas, ni pintadas en lienzos, ni archivadas en un documento de word, sino que son sus actos. Mejores que sus libros, sinfonías y pinturas son sus nobles acciones para mejorar su entorno o para transformar el mundo. Su amor les hace ver lo espiritual que flota, las conexiones que el resto de los mortales no alcanza. Ese don amoroso mide la calidad de cada una de sus obras. Así lo expresa Ganivet: “como hay quien ama poco y quien ama mucho, hay pequeños y grandes artistas”. A este grupo, precisamente, pertenece el poeta Mario Míguez, una voz que acabamos de perder con apenas 55 años y tres libros de poemas publicados. Una voz solidaria, perteneciente a un hombre comprometido con su pluma y con su cuerpo. Un artista inundado de amor, original, reconocible, libre de las imposiciones del marcado, y por tanto, en palabras del músico Gidon Kremer: “una joya, no bisutería”.


El cazador (2008) es su tercer poemario. Aquí, el autor reelabora conceptos cristianos como el recogimiento, la quietud o el amor, necesarios no ya sólo para gozar de una vida plena, sino para embellecer el mundo. Libro luminoso, exhorta a los lectores a no buscarse fuera de sí mismos, sino dentro de ellos; a no poner su descanso en las cosas caducas, materiales, sino en la dimensión trascendente a la que conduce una vida amorosa (solidaria y fraterna). Ejemplo de esa dedicación al prójimo, sobresale el extraordinario poema Care pater:

Duerme tranquilo, padre, estoy despierto.
Tu mano está en mi mano, como estuvo
la mía entre las tuyas, cuando niño,
y nunca he de soltarla mientras vivas. […]

                                          yerran
aquellos que me dicen que a tu lado
yo destruyo mi vida, que la pierdo […]

y al escucharlo me es inevitable
sentir asco del tiempo en que vivimos:
me parece tan triste y repugnante
que esa noble palabra, sacrificio,
les sea incomprensible a casi todos…
No es extraño; ya apenas nadie sabe
qué cosa es el amor…

Muchos son los ecos áureos del libro. A los erasmistas (fe viva) y franciscanos (recogimiento, muerte en vida), añadamos la impronta del capitán Andrés Fernández de Andrada, cuya Epístola moral a Fabio sobrevuela en estos versos:

Y fue quien me explicó qué es lo importante:
que no basta tener conocimiento,
saber qué es la bondad o la nobleza,
que hay que intentar vivirlas, encarnarlas.
No eran sólo palabras: eran hechos.


En los tiempos que vivimos, de empobrecimiento espiritual, manipulación mediática, corrupción política, aumento de la pobreza y destrucción de los servicios públicos, no es mala idea recuperar una filosofía vital fundamentada en el amor, la reflexión y la ayuda recíproca. Mario Míguez nos ha dejado un legado precioso. Y a los artistas, en concreto, nos ha confiado una misión ineludible: sumar al compromiso estético un deber ético-civil. Seamos custodios de esa luz.


 Esta reseña ha sido publicada por la revista Oculta Lit el pasado 5 de abril.

miércoles, 11 de abril de 2018

Fotos de la presentación de Celebración de la memoria

Junto a la cantante Raquel González y las poetas Siomara España y Verónica Aranda


Ayer tuve el honor de presentar Celebración de la memoria (Huerga y Fierro. 2018), el nuevo poemario de Siomara España (Ecuador, 1976). Ya en 2016 tuve la suerte de moderar una mesa en la que participó, dentro de los actos del célebre festival literario de Córdoba: Cosmopoética. En el diálogo que mantuvimos anoche no sólo le pregunté por su nuevo trabajo, sino que traté de dibujar el mapa de su poética estableciendo puentes y diferencias entre Celebración y su anterior libro de poemas Construcción de los sombreros encarnados (Polibea. 2016).

Os dejo por aquí otra foto de nuestra entretenida -e interesante- charla en la sede de su editorial.



domingo, 8 de abril de 2018

Presento a la poeta Siomara España



Queridos amigos:

El próximo martes 10 de abril presento Celebración de la memoria, el nuevo poemario de la poeta Siomara España Muñoz (Ecuador, 1976). Será en la librería de la editorial Huerga y Fierro, a las 20:00 (calle Sebastián Herrera, 9).

Os esperamos.